La planta milenaria que fortalece el cerebro y la memoria

Es una de las más reconocidas en la medicina tradicional asiática, valorada por su capacidad para aumentar la vitalidad mental y favorecer el flujo sanguíneo

La memoria es una de las capacidades más valiosas del ser humano, esencial para recordar experiencias, aprender y desarrollar habilidades a lo largo de la vida. Frente a la creciente búsqueda de alternativas naturales para cuidar la salud cerebral, una planta originaria de Asia captó la atención de la ciencia moderna: el ginkgo biloba, conocido por sus efectos positivos en la memoria y el rendimiento cognitivo.

Con más de 2000 años de historia en la medicina tradicional oriental, el ginkgo biloba es considerado un «fósil viviente», ya que pertenece a una de las especies vegetales más antiguas del planeta. Su uso no solo se limitó al ámbito medicinal; también fue apreciado como árbol ornamental por su resistencia y belleza. En las últimas décadas, su popularidad se extendió a nivel mundial gracias a los estudios que demostraron su potencial para favorecer la circulación sanguínea y prevenir el deterioro cognitivo.


Principales propiedades del ginkgo biloba


Entre los múltiples beneficios que se le atribuyen, se destaca su acción sobre la circulación cerebral. Diversas investigaciones indican que el ginkgo biloba ayuda a mejorar el flujo de sangre en el cerebro, asegurando así un suministro adecuado de oxígeno y nutrientes esenciales para el correcto funcionamiento de las neuronas. Esta propiedad resulta especialmente importante para las personas mayores, ya que contribuye a preservar la memoria, la concentración y el razonamiento con el paso del tiempo.

Según especialistas, las hojas del ginkgo biloba concentran tres tipos de compuestos fundamentales: flavonoides, conocidos por su potente efecto antioxidante; ginkgólidos y bilobálidos, ambos pertenecientes al grupo de los terpenos, reconocidos por su influencia positiva sobre el sistema nervioso y cardiovascular.

Fotos gentileza.-

Históricamente, la medicina tradicional china empleó las hojas de esta planta para tratar diversas afecciones. Actualmente, su eficacia en la prevención del deterioro cognitivo leve relacionado con la edad cuenta con el respaldo de organismos como la Agencia Europea del Medicamento (EMA). Sin embargo, se debe tener en cuenta que, aunque tradicionalmente se le adjudican otros usos, no todos cuentan aún con aval científico suficiente.

El ginkgo biloba no solo se utiliza para estimular la memoria y la agilidad mental. De manera tradicional, también se lo ha asociado a mejoras en problemas de ansiedad, visión (especialmente en personas con diabetes), síndrome premenstrual, esquizofrenia, disfunción sexual, astenia primaveral, asma, hipertensión arterial y algunas enfermedades cardíacas y neurológicas. Incluso se investigan sus posibles efectos en patologías como la dislexia, la fibromialgia y ciertos tipos de cáncer, entre otras condiciones.

Esta planta milenaria puede incorporarse a la rutina de diferentes maneras: comprimidos, extractos líquidos, geles o infusiones elaboradas a partir de sus hojas secas. Muchas personas optan por consumirlo en combinación con otras hierbas o tés para potenciar sus beneficios y adaptarlo a sus preferencias personales.

Sin embargo, es fundamental tener precauciones. Aunque en la gastronomía oriental se utilizan ocasionalmente las semillas del ginkgo, su ingesta no es recomendable debido a su potencial toxicidad, que puede derivar en problemas respiratorios o alteraciones cardíacas. Por este motivo, se aconseja siempre consultar previamente con un profesional de la salud antes de comenzar a consumirlo, especialmente si se tienen enfermedades preexistentes o se toman otros medicamentos.

La naturaleza ofrece recursos valiosos para cuidar el cerebro y la memoria, y el ginkgo biloba es un ejemplo claro de cómo una tradición milenaria puede encontrar hoy un respaldo científico que invita a conocer y aprovechar sus virtudes con responsabilidad.