Río Negro: el Estado ausente
Javier Genoud, DNI 17.506.130
GENERAL ROCA
El gobierno de Río Negro atraviesa su etapa más oscura en décadas, no por falta de recursos (como pretende excusarse) sino por falta de visión, coraje político y criterio común. Hospitales sin insumos, recetas emitidas con boletas de “loto”, escuelas sin gas, rutas destruidas. ¿Y qué hace el gobierno? Avanza en el armado de sus listas para mover los mismos personajes de siempre. Un Poder Legislativo ausente en medio de esta emergencia social y financiera. Las sesiones son escasas, opacas y completamente desconectadas de las necesidades reales del pueblo. El ejemplo más indignante: en una de las pocas sesiones activas, los legisladores sancionaron una ley para establecer el 5 de diciembre como “Día del Intendente y la Intendenta”, conmemorando una elección de 1886. ¿Ese es el aporte institucional frente a hospitales sin medicamentos, estudiantes sin clases y miles de familias bajo la línea de pobreza? Este tipo de iniciativas muestran la descomposición de las prioridades políticas: mientras el pueblo sufre, el poder discute efemérides. Un Plan Castello como emblema del desastre. Se endeudaron en dólares sin plan estratégico ni control real, hipotecando generaciones futuras. Hoy, esa deuda absorbe recursos que deberían ir a educación, salud o producción. ¿Y la obra pública prometida? No existe. Solo quedan los intereses. Lo que vive Río Negro no es una crisis coyuntural: es una decadencia estructural, institucional y ética. Un Estado que no planifica, una Legislatura que no legisla, un gobierno que no gobierna, y un pueblo que resiste en soledad. Es hora de decirlo con claridad: este gobierno ha fracasado. Y si no se produce un cambio profundo en el modelo político y económico provincial, lo que se pierde no es una elección: es el futuro de toda una provincia.
¿Hasta cuándo vamos a seguir tolerando a los mismos responsables del desastre, como si no tuviéramos derecho a exigirles algo mejor?
¿Qué más tiene que romperse para que dejemos de aplaudir a quienes llevan décadas destruyéndolo todo?
¿No es también nuestra responsabilidad el abandono, si seguimos eligiendo a quienes lo perpetúan?
¿Cuántas veces más dejaremos que nos vendan ruinas como si fueran futuro?
¿Por qué aceptamos vivir en el abandono mientras ellos se perpetúan en el poder como si fueran dueños de nuestras ciudades, provincias y Nación?
Comentarios