Un “Caballo de fuego” romántico
Florencia Bonelli presentó su nueva novela en la Feria del Libro.
Florencia Bonelli presentó en la Feria del Libro la primera novela de una saga de tres, “Caballo de fuego”, en la que el espionaje se fusiona con la pasión y donde revive a un personaje de otro libro porque “tenía algo especial”, asegura la escritora cordobesa. La novela –que lleva por título uno de los signos del horóscopo chino y encabeza el ranking de los más leídos– se presentó hace días en su provincia natal y fue algo apoteótico”, define Bonelli. “Volví a contactarme con mi público y me enteré que algunas de las chicas hicieron un muro de Facebook con el nombre del personaje, subieron la canción que escucha la pareja y la foto del perfume que se describe en la novela. Para algunos será una locura, pero es muy emocionante”, considera la exitosa autora cordobesa. Hijo de Kamal Al-Saul y de Francesca de Gecco (protagonistas de su libro “Lo que dicen tus ojos”), el personaje principal de esta novela es Aliah Al Saud. “Desde su creación en 1997 supe que era distinto y que si algún día tenía que continuar la historia lo haría con él”, reconoció Bonelli en una entrevista con Télam. “Él es un hombre de negocios, poderoso y como tal es arrogante, excéntrico y un tanto huraño. En su camino se cruza a Matilde Martínez, una joven pediatra que sueña con la ayuda humanitaria en otros continentes y en París conoce a Aliah”, alude la escritora a la trama de este libro publicado por Alfaguara bajo el sello Suma. En ese viaje conoce a Aliah y comienza esta historia de amor que se enmarca en el conflicto palestino-israelí, por lo que los personajes correrán peligro de muerte debido a secretos que ambos guardan. Una situación que promete mantener en vilo a los lectores de este género. “Escribir esta saga fue un trabajo maratónico y agotador. Son tres libros de 600 páginas cada uno en total. El primero transcurre en París (lo presentó en la Feria del Libro), y en cuatro meses presentaré uno ambientado en el Congo para pasar a Gaza en la última entrega, texto en el que todavía estoy trabajando”, apunta. ¿Cuánto tiempo le demandó la novela? “Entre investigaciones y escritura fueron un poco más de dos años los que me pasé, literalmente, sumergida en el libro. Mi pobre marido sobrevivió comiendo panchos”, confiesa. Según Bonelli, “Caballo de fuego” sigue el género de la novela histórica “porque aunque transcurre en esta época ficciono sobre los conflictos actuales que tienen raíces en el siglo XIX”. El tema de los servicios secretos, comenta la escritora, siempre atrae por el misterio que encierran esas organizaciones, sobre todo cuando se escribe acerca de la CIA, el Mossad o el FBI. Hay bastante información. Yo me nutrí de libros de personas que conocen por dentro estos organismos. Y después me tuve que especializar en todo lo referido a armas”. “Pero lo que más me costó –admite– fue la cuestión tecnológica, me asombré cuando me di cuenta de toda la aparatología que utilizan las agencias de inteligencias, los mercenarios, en lo armamentístico, en las comunicaciones. Es impresionante. Los servicios de inteligencia te observan hasta cuando te depilás las cejas y de ahí lo que se te ocurra”. Los miedos A la hora de hablar de miedos en el momento de la creación, Bonelli dice no tenerlos y, al respecto, reflexiona: “Miedo no, evolucioné muchísimo y eso queda claro si se me sigue desde mi primer trabajo (“Bodas de odio”). Me pulí mucho en los últimos años”. “No lo llamaría miedo –insiste–. Mi gran ambición es superar el trabajo anterior, eso ya es todo un desafío porque soy muy exigente conmigo misma, diría que soy casi cruel. Siempre quiero más. Me concentro en hacer cosas nuevas siempre dentro de mi género y mi estilo”. En el último año, hubo una explosión de la ficción, a su juicio porque para la gente “elegir este tipo de libros es una forma de relajarse, de tener un cable a tierra, de cortar un poco la rutina”, argumenta. “Ahora estoy terminando un libro del austríaco Daniel Glattauer, ‘Cada siete olas’, que está muy bueno y otro que estoy leyendo en inglés, porque no lo tradujeron aún, sobre Saddam Hussein como parte de la investigación de la última entrega de esta trilogía”. Acerca de la literatura argentina, “acabo de comprarme el de Cristina Bajo (‘Territorio de penumbras’), y también leo los policiales de Pablo De Santis y a una nueva escritora, Gloria Castañas”, añade. “No hay mejor barco que un libro para viajar a tierras lejanas”, parafrasea a la poeta estadounidense Emily Dickinson. “La ficción te ayuda a viajar, no sólo en el espacio y el tiempo. La gente está haciendo un vuelco hacia la ficción y eso me encanta porque soy una amante del género”. (Télam)
Florencia Bonelli presentó en la Feria del Libro la primera novela de una saga de tres, “Caballo de fuego”, en la que el espionaje se fusiona con la pasión y donde revive a un personaje de otro libro porque “tenía algo especial”, asegura la escritora cordobesa. La novela –que lleva por título uno de los signos del horóscopo chino y encabeza el ranking de los más leídos– se presentó hace días en su provincia natal y fue algo apoteótico”, define Bonelli. “Volví a contactarme con mi público y me enteré que algunas de las chicas hicieron un muro de Facebook con el nombre del personaje, subieron la canción que escucha la pareja y la foto del perfume que se describe en la novela. Para algunos será una locura, pero es muy emocionante”, considera la exitosa autora cordobesa. Hijo de Kamal Al-Saul y de Francesca de Gecco (protagonistas de su libro “Lo que dicen tus ojos”), el personaje principal de esta novela es Aliah Al Saud. “Desde su creación en 1997 supe que era distinto y que si algún día tenía que continuar la historia lo haría con él”, reconoció Bonelli en una entrevista con Télam. “Él es un hombre de negocios, poderoso y como tal es arrogante, excéntrico y un tanto huraño. En su camino se cruza a Matilde Martínez, una joven pediatra que sueña con la ayuda humanitaria en otros continentes y en París conoce a Aliah”, alude la escritora a la trama de este libro publicado por Alfaguara bajo el sello Suma. En ese viaje conoce a Aliah y comienza esta historia de amor que se enmarca en el conflicto palestino-israelí, por lo que los personajes correrán peligro de muerte debido a secretos que ambos guardan. Una situación que promete mantener en vilo a los lectores de este género. “Escribir esta saga fue un trabajo maratónico y agotador. Son tres libros de 600 páginas cada uno en total. El primero transcurre en París (lo presentó en la Feria del Libro), y en cuatro meses presentaré uno ambientado en el Congo para pasar a Gaza en la última entrega, texto en el que todavía estoy trabajando”, apunta. ¿Cuánto tiempo le demandó la novela? “Entre investigaciones y escritura fueron un poco más de dos años los que me pasé, literalmente, sumergida en el libro. Mi pobre marido sobrevivió comiendo panchos”, confiesa. Según Bonelli, “Caballo de fuego” sigue el género de la novela histórica “porque aunque transcurre en esta época ficciono sobre los conflictos actuales que tienen raíces en el siglo XIX”. El tema de los servicios secretos, comenta la escritora, siempre atrae por el misterio que encierran esas organizaciones, sobre todo cuando se escribe acerca de la CIA, el Mossad o el FBI. Hay bastante información. Yo me nutrí de libros de personas que conocen por dentro estos organismos. Y después me tuve que especializar en todo lo referido a armas”. “Pero lo que más me costó –admite– fue la cuestión tecnológica, me asombré cuando me di cuenta de toda la aparatología que utilizan las agencias de inteligencias, los mercenarios, en lo armamentístico, en las comunicaciones. Es impresionante. Los servicios de inteligencia te observan hasta cuando te depilás las cejas y de ahí lo que se te ocurra”. Los miedos A la hora de hablar de miedos en el momento de la creación, Bonelli dice no tenerlos y, al respecto, reflexiona: “Miedo no, evolucioné muchísimo y eso queda claro si se me sigue desde mi primer trabajo (“Bodas de odio”). Me pulí mucho en los últimos años”. “No lo llamaría miedo –insiste–. Mi gran ambición es superar el trabajo anterior, eso ya es todo un desafío porque soy muy exigente conmigo misma, diría que soy casi cruel. Siempre quiero más. Me concentro en hacer cosas nuevas siempre dentro de mi género y mi estilo”. En el último año, hubo una explosión de la ficción, a su juicio porque para la gente “elegir este tipo de libros es una forma de relajarse, de tener un cable a tierra, de cortar un poco la rutina”, argumenta. “Ahora estoy terminando un libro del austríaco Daniel Glattauer, ‘Cada siete olas’, que está muy bueno y otro que estoy leyendo en inglés, porque no lo tradujeron aún, sobre Saddam Hussein como parte de la investigación de la última entrega de esta trilogía”. Acerca de la literatura argentina, “acabo de comprarme el de Cristina Bajo (‘Territorio de penumbras’), y también leo los policiales de Pablo De Santis y a una nueva escritora, Gloria Castañas”, añade. “No hay mejor barco que un libro para viajar a tierras lejanas”, parafrasea a la poeta estadounidense Emily Dickinson. “La ficción te ayuda a viajar, no sólo en el espacio y el tiempo. La gente está haciendo un vuelco hacia la ficción y eso me encanta porque soy una amante del género”. (Télam)
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