OPINIÓN PUBLICADA
• Mariano Obarrio en La Nación informa que preocupa al gobierno el efecto político del temporal. Considera que “la catástrofe hídrica le impuso al gobierno de Cristina Kirchner una nueva agenda y le sumó una gran preocupación. Según la evaluación que se hizo en la Casa Rosada, la tragedia exhibió un nivel no previsto de bronca en sectores sociales históricamente afines al kirchnerismo. También temen que hubiera producido más desgaste político a la Presidenta y a su ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, que al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri. “Scioli y Macri parecen estar más blindados, especialmente Scioli. Parece no ser el responsable de nada. Esto preocupa en el gobierno. Insultaron más a Cristina y Alicia en La Plata”, se sinceró un alto funcionario”. • Para Joaquín Morales Solá, en La Nación, “el furor de la lluvia hizo trastabillar las columnas de una política volátil como nunca. La tragedia y sus casi 60 muertos socavaron la estabilidad de los tres principales líderes argentinos: Cristina Kirchner, Daniel Scioli y Mauricio Macri. Muerte y devastación. Un Estado distraído. Reflejos dramáticamente lentos. El fenómeno brutal de la naturaleza no encontró contención ni reparo. Es demasiado temprano, sin embargo, para pronosticar el destino de esos líderes políticos. Casi todas las agencias de encuestas frenaron sus mediciones durante los días pasados. ¿Para qué pedirle una opinión a la sociedad cuando las heridas están todavía abiertas? ¿Esa opinión será definitiva o pasajera?”. Afirma que “nadie puede contestar (todavía) esta pregunta”. • Las expresiones de presidente uruguayo José Mujica –que ignorando que había un micrófono abierto se refirió a Néstor y Cristina Kirchner como “el tuerto” y “terca”- han dado lugar a un queja del ministro de Relaciones Exteriores de Argentina. Sin embargo, La Nación recuerda la ocasión en que la presidenta Cristina Fernández llamó “tuerto” a su marido. Fue en un acto en Mar del Plata en noviembre de 2012, cuando la presidenta dijo textualmente: “Sería tuerto, pero miraba mucho mejor que otros que tienen los dos ojos, lentes de contacto y demás cosas. Miraba mucho mejor, miraba, veía y lo que no miraba lo veía o lo intuía, con esa inteligencia emocional que Dios le dio”. • Eduardo Fidanza, en La Nación, reflexiona sobre las tragedias que se han abatido sobre la Argentina en los últimos tiempos. Considera que “a pesar de los logros de la democracia, que no debemos olvidar, algo se descompone en la Argentina. No puede ser que un gobierno que hizo del pueblo su causa central lo deje librado, una década después, a la delincuencia, las inundaciones, los accidentes, la corrupción, el narcotráfico, las mafias. No puede ser que la oposición permanezca ausente de este drama, sin ideas, sin pasión. Y no puede ser que los dueños de la economía sólo piensen en sus negocios y adulen al poder de turno que se los asegure. Ante la tragedia, que volvió a golpear, el populismo se muerde la cola y el republicanismo permanece impotente. En medio de este vacío político, la solidaridad espontánea mitiga la falta de liderazgo. La sociedad se ayuda a sí misma cuando la elite la abandona. Y pronto, con nuevos motivos de malestar y cólera, se hará oír”.
• Mariano Obarrio en La Nación informa que preocupa al gobierno el efecto político del temporal. Considera que “la catástrofe hídrica le impuso al gobierno de Cristina Kirchner una nueva agenda y le sumó una gran preocupación. Según la evaluación que se hizo en la Casa Rosada, la tragedia exhibió un nivel no previsto de bronca en sectores sociales históricamente afines al kirchnerismo. También temen que hubiera producido más desgaste político a la Presidenta y a su ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner, que al gobernador bonaerense, Daniel Scioli, y al jefe de gobierno porteño, Mauricio Macri. “Scioli y Macri parecen estar más blindados, especialmente Scioli. Parece no ser el responsable de nada. Esto preocupa en el gobierno. Insultaron más a Cristina y Alicia en La Plata”, se sinceró un alto funcionario”. • Para Joaquín Morales Solá, en La Nación, “el furor de la lluvia hizo trastabillar las columnas de una política volátil como nunca. La tragedia y sus casi 60 muertos socavaron la estabilidad de los tres principales líderes argentinos: Cristina Kirchner, Daniel Scioli y Mauricio Macri. Muerte y devastación. Un Estado distraído. Reflejos dramáticamente lentos. El fenómeno brutal de la naturaleza no encontró contención ni reparo. Es demasiado temprano, sin embargo, para pronosticar el destino de esos líderes políticos. Casi todas las agencias de encuestas frenaron sus mediciones durante los días pasados. ¿Para qué pedirle una opinión a la sociedad cuando las heridas están todavía abiertas? ¿Esa opinión será definitiva o pasajera?”. Afirma que “nadie puede contestar (todavía) esta pregunta”. • Las expresiones de presidente uruguayo José Mujica –que ignorando que había un micrófono abierto se refirió a Néstor y Cristina Kirchner como “el tuerto” y “terca”- han dado lugar a un queja del ministro de Relaciones Exteriores de Argentina. Sin embargo, La Nación recuerda la ocasión en que la presidenta Cristina Fernández llamó “tuerto” a su marido. Fue en un acto en Mar del Plata en noviembre de 2012, cuando la presidenta dijo textualmente: “Sería tuerto, pero miraba mucho mejor que otros que tienen los dos ojos, lentes de contacto y demás cosas. Miraba mucho mejor, miraba, veía y lo que no miraba lo veía o lo intuía, con esa inteligencia emocional que Dios le dio”. • Eduardo Fidanza, en La Nación, reflexiona sobre las tragedias que se han abatido sobre la Argentina en los últimos tiempos. Considera que “a pesar de los logros de la democracia, que no debemos olvidar, algo se descompone en la Argentina. No puede ser que un gobierno que hizo del pueblo su causa central lo deje librado, una década después, a la delincuencia, las inundaciones, los accidentes, la corrupción, el narcotráfico, las mafias. No puede ser que la oposición permanezca ausente de este drama, sin ideas, sin pasión. Y no puede ser que los dueños de la economía sólo piensen en sus negocios y adulen al poder de turno que se los asegure. Ante la tragedia, que volvió a golpear, el populismo se muerde la cola y el republicanismo permanece impotente. En medio de este vacío político, la solidaridad espontánea mitiga la falta de liderazgo. La sociedad se ayuda a sí misma cuando la elite la abandona. Y pronto, con nuevos motivos de malestar y cólera, se hará oír”.
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