Presión a Massa para dar pelea en Buenos Aires
Es el político mejor visualizado en ese distrito. Tras un fuerte choque verbal, Macri busca limar diferencias con Lavagna.
BUENOS AIRES (ABA).- En cualquier recorrida que se haga por la provincia de Buenos Aires (distrito clave en toda elección) se evidencia una caída abrupta de la imagen presidencial, pero esa sensación va a la par de la carencia de referentes opositores. El intendente de Tigre, Sergio Massa, un poco por gestión y otro por marketing es visualizado allí como una de las principales alternativas. Es cierto que –como concluyó una encuesta de la semana pasada de la consultora de Jorge Giacobbe– el mandatario bonaerense Daniel Scioli mantiene un importante nivel de adhesiones, pero la falta de claridad sobre su permanencia o no en el oficialismo, y la reciente tragedia con las inundaciones en La Plata le han impuesto un parate. El peronismo disidente bonaerense presiona a Massa en busca de una definición, pero el ex funcionario de Cristina Kirchner duda, por un lado porque lidera un espacio de jefes comunales que conjuga opositores (como el intendente de San Fernando) y oficialistas (el caso del intendente de San Martín). Además, Massa ambiciona ser el sucesor de Scioli. Por ello, lo más probable es que prohije una lista a diputados no kirchnerista, sin poner el cuerpo en la batalla. Anteayer, el ex gobernador Felipe Solá (sumado al “massismo”) salió a desafiar a Francisco De Narváez. Le exigió debate e internas. Esa movida complicaría al “Colorado” quien comparte con Massa un electorado similar. El oficialismo también le apunta a De Narváez. El ultra-K, Carlos Kunkel, salió a acusar que Scioli le financia la campaña. Al exmotonauta le costará cada vez más mantener el equilibrio. ¿Cuánto tiempo Scioli seguirá sosteniendo su pertenencia al proyecto kirchnerista cuando a la vez impulsa una lista que va de la mano de su hermano José “Pepe” Scioli, quien se define “denarvaísta”? La reprimenda encubierta de la jefa de Estado hacia Scioli (cuando desde el estrado hizo referencia al nombre de una joya que “seguro debe conocer” su esposa Karina Rabolini) busca poner de relieve el mensaje: nada se hará en el Frente para la Victoria sin el consentimiento de la Rosada. La alternativa de Scioli es negociar la lista a diputados nacionales, armando la de legisladores provinciales a la espera de los resultados y después salir a dar a la lucha del 2015. Macri-Lavagna: no a la ruptura El acto del 1 de mayo en Córdoba, organizado por el peronismo federal, disparó los interrogantes sobre el futuro del arco opositor de centroderecha. Los personajes que coparon el palco –José Manuel De la Sota, Roberto Lavagna, Hugo Moyano, Gerónimo Venegas y De Narváez, entre otros– provocaron un revuelo en el macrismo. Por un lado porque se venía descontando que Lavagna compartirá la boleta con Gabriela Michetti para senadores nacionales. El jefe de Gobierno porteño fustigó al exministro de Economía de Duhalde y Kirchner por “cortarse solo”, pero (más allá de las palabras en público) el acuerdo Macri–Lavagna no correría peligro, confió una fuente del PRO a “Río Negro”. “Las coaliciones para las parlamentarias son por distrito; en Santa Fe el PRO lleva a Miguel Del Sel, en Córdoba arma con el exárbitro Héctor Baldassi y el radical Oscar Aguad”, afirmó el operador macrista, Emilio Monzó. Un ministro de Macri definió al acto en Córdoba como una foto del pasado y tanto Moyano como Lavagna salieron al cruce ( “peor fue la foto de la represión del Borda”, dijeron); pero pragmáticos en el PRO no descartan acuerdos con el objetivo mayor de ser alternativa al kirchnerismo. Macri no puede dejar “primerearse” en una jurisdicción que domina como Capital Federal, aunque Lavagna había advertido que compartirá el entramado como justicialista; en definitiva, se trata de una relación de conveniencia. El ex presidente de Boca Juniors no le pedirá al economista la adhesión incondicional a su postulación presidencial. Estima que ello se dará por decantación. “Esta semana habrá un encuentro de Macri con Lavagna para limar diferencias”, deslizó ayer un vocero del primero. ¿Y en la provincia de Buenos Aires? Allí el macrismo va hacia una coalición amplia conformada por el radical Gustavo Posse, el peronista Jesús Cariglino y –por qué no– con el denarvaísmo y hasta algún referente de Sergio Massa. La reforma judicial que impulsa una lista de consejeros por partido, fuerza a la mayor unión posible del arco opositor. Después de octubre, cada uno jugará sus fichas.
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claudio rabinovitch
BUENOS AIRES (ABA).- En cualquier recorrida que se haga por la provincia de Buenos Aires (distrito clave en toda elección) se evidencia una caída abrupta de la imagen presidencial, pero esa sensación va a la par de la carencia de referentes opositores. El intendente de Tigre, Sergio Massa, un poco por gestión y otro por marketing es visualizado allí como una de las principales alternativas. Es cierto que –como concluyó una encuesta de la semana pasada de la consultora de Jorge Giacobbe– el mandatario bonaerense Daniel Scioli mantiene un importante nivel de adhesiones, pero la falta de claridad sobre su permanencia o no en el oficialismo, y la reciente tragedia con las inundaciones en La Plata le han impuesto un parate. El peronismo disidente bonaerense presiona a Massa en busca de una definición, pero el ex funcionario de Cristina Kirchner duda, por un lado porque lidera un espacio de jefes comunales que conjuga opositores (como el intendente de San Fernando) y oficialistas (el caso del intendente de San Martín). Además, Massa ambiciona ser el sucesor de Scioli. Por ello, lo más probable es que prohije una lista a diputados no kirchnerista, sin poner el cuerpo en la batalla. Anteayer, el ex gobernador Felipe Solá (sumado al “massismo”) salió a desafiar a Francisco De Narváez. Le exigió debate e internas. Esa movida complicaría al “Colorado” quien comparte con Massa un electorado similar. El oficialismo también le apunta a De Narváez. El ultra-K, Carlos Kunkel, salió a acusar que Scioli le financia la campaña. Al exmotonauta le costará cada vez más mantener el equilibrio. ¿Cuánto tiempo Scioli seguirá sosteniendo su pertenencia al proyecto kirchnerista cuando a la vez impulsa una lista que va de la mano de su hermano José “Pepe” Scioli, quien se define “denarvaísta”? La reprimenda encubierta de la jefa de Estado hacia Scioli (cuando desde el estrado hizo referencia al nombre de una joya que “seguro debe conocer” su esposa Karina Rabolini) busca poner de relieve el mensaje: nada se hará en el Frente para la Victoria sin el consentimiento de la Rosada. La alternativa de Scioli es negociar la lista a diputados nacionales, armando la de legisladores provinciales a la espera de los resultados y después salir a dar a la lucha del 2015. Macri-Lavagna: no a la ruptura El acto del 1 de mayo en Córdoba, organizado por el peronismo federal, disparó los interrogantes sobre el futuro del arco opositor de centroderecha. Los personajes que coparon el palco –José Manuel De la Sota, Roberto Lavagna, Hugo Moyano, Gerónimo Venegas y De Narváez, entre otros– provocaron un revuelo en el macrismo. Por un lado porque se venía descontando que Lavagna compartirá la boleta con Gabriela Michetti para senadores nacionales. El jefe de Gobierno porteño fustigó al exministro de Economía de Duhalde y Kirchner por “cortarse solo”, pero (más allá de las palabras en público) el acuerdo Macri–Lavagna no correría peligro, confió una fuente del PRO a “Río Negro”. “Las coaliciones para las parlamentarias son por distrito; en Santa Fe el PRO lleva a Miguel Del Sel, en Córdoba arma con el exárbitro Héctor Baldassi y el radical Oscar Aguad”, afirmó el operador macrista, Emilio Monzó. Un ministro de Macri definió al acto en Córdoba como una foto del pasado y tanto Moyano como Lavagna salieron al cruce ( “peor fue la foto de la represión del Borda”, dijeron); pero pragmáticos en el PRO no descartan acuerdos con el objetivo mayor de ser alternativa al kirchnerismo. Macri no puede dejar “primerearse” en una jurisdicción que domina como Capital Federal, aunque Lavagna había advertido que compartirá el entramado como justicialista; en definitiva, se trata de una relación de conveniencia. El ex presidente de Boca Juniors no le pedirá al economista la adhesión incondicional a su postulación presidencial. Estima que ello se dará por decantación. “Esta semana habrá un encuentro de Macri con Lavagna para limar diferencias”, deslizó ayer un vocero del primero. ¿Y en la provincia de Buenos Aires? Allí el macrismo va hacia una coalición amplia conformada por el radical Gustavo Posse, el peronista Jesús Cariglino y –por qué no– con el denarvaísmo y hasta algún referente de Sergio Massa. La reforma judicial que impulsa una lista de consejeros por partido, fuerza a la mayor unión posible del arco opositor. Después de octubre, cada uno jugará sus fichas.
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