Quinta madrugada de choques, incendios y detenidos en Estocolmo

El desempleo juvenil, el aumento de la pobreza y las demandas de los inmigrantes desestabilizan “el modelo” sueco del Estado de bienestar.

EL MUNDO

Estocolmo, la capital de Suecia, vivió su quinta noche consecutiva de violencia, con disturbios protagonizados por jóvenes que incendiaron automóviles y también intentaron prender fuego a algunos edificios, incidentes por los cuales fueron detenidas 13 personas.

Frente a la continuidad de las protestas e incidentes, la policía de Estocolmo informó hoy que recibirá a lo largo del día una dotación de agentes de otras provincias suecas para hacer frente a los disturbios.

La dirección de la Policía Nacional autorizó el envío de unidades de refuerzo de Gotia Occidental y de Scania, en el sur de Suecia, aunque las autoridades no han concretado ni el número de agentes ni el tiempo que permanecerán en la capital, informó la agencia de noticias EFE.

Estocolmo afrontará además en las próximas semanas varios acontecimientos con grandes concentraciones de gente, como las celebraciones del Día Nacional, el 6 de junio, y la boda de la princesa Magdalena, dos días después, por lo que la preocupación de las autoridades es mayúscula.

Suecia, uno de los países más ricos de Europa, pudo salir de una grave crisis económica pero no logró superar el elevado índice de desempleo y los problemas derivados de los inmigrantes que demandan asilo.

Los peores episodios de esta madrugada ocurrieron en los suburbios de Tensta, Kista, Rinkeby y Jordbro, en tanto que en Alvsjo ocho personas fueron detenidas por vandalismo y por intentar prender fuego a una comisaría.

En Husby, donde comenzaron los primeros incidentes hace cinco días, no se registraron en cambio alteraciones del orden graves.

Los incidentes se desencadenaron la semana pasada cuando un inmigrante con problemas psíquicos murió por los disparos de la policía en su casa de Husby, donde se había encerrado con su compañera.

Según la policía, le dispararon al hombre en defensa propia porque supuestamente los amenazó con un hacha.

Sin embargo, fue el accionar irregular de las fuerzas lo que ocasionó las protestas de los vecinos y la investigación interna de la policía contra el autor de los disparos.

Las denuncias de vecinos recogidas por los medios suecos, criticando la represión policial contra niños y ancianos y supuestos insultos racistas de los agentes como “negros”, “ratas” o “monos”, recrudecieron los enfrentamientos que se extendieron a la vez a otros lugares.

Los suburbios afectados tienen en común una alta concentración de población de origen inmigrante y problemas sociales, que se vieron agravados por la política de recortes implantada desde hace siete años por el Gobierno de derecha que encabeza el primer ministro conservador Fredrik Reinfeldt.

En Husbey, por ejemplo, el 80 por ciento de los habitantes son inmigrantes, uno de cada cinco jóvenes no trabaja ni estudia mientras que un 8,8% cobra el subsidio por desempleo y el 12% vive de la ayuda social, según estadísticas oficiales.

Tras décadas de “modelo sueco” con un generoso Estado de bienestar, Suecia redujo el papel del estado desde la década de 1990, con el mayor crecimiento de la desigualdad en el área de la OCDE de economías desarrolladas.

Y aunque el nivel de vida aún está entre los más altos de Europa, los gobiernos no lograron reducir el desempleo juvenil a largo plazo y la pobreza, que afectó con más fuerza a los inmigrantes, informó la agencia de noticias Europa Press.

Estocolmo era una de las ciudades con menor índice de violencia callejera del mundo y estaba calificada como “ciudad global de clase alfa” (GaWC), que es un concepto de geografía urbana promovido por la Universidad de Loughborough, para referirse a los mejores lugares para vivir.

En los barrios donde se produjeron los incidentes, uno de cada cinco jóvenes no estudia ni trabaja. Los problemas económicos, que se agudizaron en los últimos años, sumados a la política de recortes del seguro de desempleo, las ayudas sociales y la educación, crearon situaciones de marginalidad desconocidas en Suecia desde hacía décadas, reportó la cadena británica BBC.

Frente a los hechos, el partido de extrema derecha, Demócratas de Suecia, que en 2010 obtuvo 20 escaños en el Riksdag (Parlamento), busca sacar provecho situando en la agenda política el problema como una disyuntiva entre recortar las pensiones de jubilación o recortar la inmigración que entra en el país.

Agencias


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