“Rengo por el tren”
“A los ocho años me pisó el tren, pero perdí la pierna por la mala atención, no porque el tren me pasó por arriba. El petrolero me apretó”, cuenta sobre ese episodio de 1955 que ocurrió en la ciudad. En aquel momento, recuerda, “como niñito que era de ocho años”, se levantó para seguir caminando y ahí su pierna se quebró. “Me atendieron mal en el hospital de Neuquén, porque en esa época no había buen servicio. Me llevaron a Allen en una ambulancia sin detenerme la hemorragia. El médico dijo que si hubiera tenido sangre podría haberme salvado la pierna”, explica. De allí lo llevaron a Buenos Aires y luego a Bahía Blanca con una gangrena que obligó a cortarla aún más arriba, “con proyección de barrerme incluso la cadera si continuaba la infección”, dice y aclara “felizmente se detuvo”. Su discapacidad “no ha sido impedimento para una vida sindical muy intensa”, asegura.
“A los ocho años me pisó el tren, pero perdí la pierna por la mala atención, no porque el tren me pasó por arriba. El petrolero me apretó”, cuenta sobre ese episodio de 1955 que ocurrió en la ciudad. En aquel momento, recuerda, “como niñito que era de ocho años”, se levantó para seguir caminando y ahí su pierna se quebró. “Me atendieron mal en el hospital de Neuquén, porque en esa época no había buen servicio. Me llevaron a Allen en una ambulancia sin detenerme la hemorragia. El médico dijo que si hubiera tenido sangre podría haberme salvado la pierna”, explica. De allí lo llevaron a Buenos Aires y luego a Bahía Blanca con una gangrena que obligó a cortarla aún más arriba, “con proyección de barrerme incluso la cadera si continuaba la infección”, dice y aclara “felizmente se detuvo”. Su discapacidad “no ha sido impedimento para una vida sindical muy intensa”, asegura.
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