Merlot 006, un mundo maravilloso

Merlot 006, un mundo maravilloso

Tipicidad absoluta en una cepa que se da muy bien por estos lados. Los mejores merlot del país están en la Patagonia.

Merlot es mi cepa favorita. Quizá por su enorme caudal de fruta y su versatilidad, sola o acompañada. Quizá porque siempre estuvo oculta y cuando pude entender de que se trataba todo estaba ahí, en los créditos: merlot.

Un día, hace no mucho, Sebastián Zuccardi me dijo algo así como que no hay que plantar variedades de un terruño determinado en otro terruño diferente, en el cual no se de fácilmente o no tenga relación varietal-terroir. Cuando no es, no es y muchas veces hay que hacer caso.

El sur es merlot. Si ya sé, es un montón de otras variedades más que inclusive van mejorando y adaptándose cosecha a cosecha, pero para mi es merlot. No he probado un level de vinos de esta uva en otra parte del país, salvo contadísimas ocasiones, casi mágicas, casi irreales, casi inexistentes.

El malbec de Patagonia de hace 10 años es diferente al de ahora. El de antes era genial y rústico, el de ahora es una bomba, pero estamos hablando de merlot y a eso nos remitimos. Creo y por lo que he probado y me han contado grandes bebedores y viajeros, merlot en Patagonia tiene reminiscencia muchas veces a algunos merlot de Pomerol.

Una de las últimas bodegas en incorporarse a la ruta del vino en Patagonia es “Aniello” hace un par de años. Aun recuerdo ese almuerzo con Andrés Rosberg y otros muchachos donde Santiago Bernasconi, uno de los responsables de “Aniello”, nos contaba los detalles del nacimiento de la bodega en un mediodía hermoso de Mainqué cercano a los viñedos y orillas de un brazo del Río Negro mientras la parrilla cocinaba bocados deliciosos.

Su color es de un rojo rubí intenso. Fruta liviana y jugosa, negra y roja. Golosina de uva. No chilla de azúcar, ni de alcohol ni de madera. Es ligero y muy agradable.

El merlot 006 cosecha 2015 de bodega “Aniello” es un vino interesante también por su relación precio calidad.

La evolución que han logrado del vino desde la bodega cosecha tras cosecha es realmente alentador. Su astringencia año tras año se ha acomodado como así lo han hecho sus taninos.

Inclusive es un vino que de un día para el otro con corcho y bomba de vacío explota.

Hágame caso, explote usted de merlot, cocínese una pizza o consiga una crujiente. Sírvase un vasito y mandúquese un bocado. Acto seguido usted terminará dibujando onomatopeyas de placer en el aire.

Quizá de esta manera pueda adentrarse, si es que viene caminando por otra vereda, al maravilloso mundo del merlot.

Salú.