Al estilo playa francesa

Una cruza de informalidad con sofisticación a orillas del mar, en esta casa en las afueras de Ciudad del Cabo, Sudáfrica.

Texto Kim Chaloner

Estilismo y Fotos:

Henrique Wilding/H&L May 11/ surpressagencia.com

Al atravesar las suaves ondulaciones de la costa de la Bahía Falsa de Ciudad del Cabo evocamos esa sensación de dichosas vacaciones, saboreando el aire con gusto a sal, el crujir de la arena bajo nuestros pies y una deliciosa sensación de holgazanería. Así es que no cuesta imaginarse por qué esta joven pareja de Ciudad del Cabo decidió tener su nidito de fin de semana en esta zona, cerca de Boulders Beach. Una zona maravillosa, habitada por una colonia de pingüinos y rodeada de piscinas naturales.

Cuando sus mellizos de 14 años, varón y mujer, eran pequeños, la pareja –él un empresario inmobiliario y ella una ama de casa- adoraban ir de visita por esta zona, y se alojaban siempre en la misma posada, al borde del agua.

Los memorables recuerdos de aquellos despreocupados días los impulsaron a comenzar una larga búsqueda de un sitio con similares características. Inicialmente querían tener una casa con un espíritu similar a la de la costa mediterránea y que tuviera buena vista. Pero además, tenían otras condiciones: la nueva casa no debería estar a más de una hora de distancia de Ciudad del Cabo donde tienen su residencia. Tampoco debía estar aislada y el agua del mar no debía estar helada!

Un domingo, durante un paseo familiar, pasaron frente a una casa que parecía abandonada y que tenía el cartel de venta. Estaba ubicada sobre una calle muy agradable. Descendieron del auto para inspeccionarla de cerca. Tratando de obviar todos los detalles ruinosos que saltaban a la vista, atravesaron la puerta principal y se encontraron dentro de un magnifico y salvaje matorral de vegetación nativa. La impresionante vista al océano era sin duda el elemento que más pesaba en el precio de la propiedad. Inmediatamente valoraron la potencialidad que ofrecía el sitio lo que los llevó de inmediato a hacer una oferta por la casa. Esta fue aceptada y sellaron un trato que incluyó el contenido de la casa, muebles y cuadros.

A pesar que cada uno de los arquitectos que consultaron recomendaban demoler la construcción existente, sus nuevos dueños defendieron mantenerla tal cual estaba. Hasta que conocieron a Salome Gunter, una decoradora top de Ciudad del Cabo, que adhirió fervorosamente a la idea de conservar el esquema original de la casa. ¨Siempre me gustó el estilo de Salomé, muy al de las casas de playa francesas”, dice la dueña de casa. En su primera visita, la decoradora recorrió la casa, la evaluó exhaustivamente y de inmediato pudo reconocer que la casa tenía “buenos huesos. Está emplazada en un sitio único y tiene un jardín exquisito. Además, tiene a su ventaja que está reparada del viento. Les propuse recrear una ambientación de una casa familiar tradicional–vintage, del pasado”.

De esa forma en julio del 2009, Salomé comenzó el proceso de remodelación en el que a través de una intervención más bien cosmética, logró grandes cambios. Enfundó sofás, mejoró el aspecto de reposeras castigadas por la intemperie mediante manos de pintura de un tono azul primario y proveyó telas de su propio diseño -guardas de golosinas y patrones florales- a lo largo y a lo ancho de la casa.

Para dosificar el efecto descontracturado, la decoradora introdujo la sofisticación a través sofás y cabeceras con profundos capitones, sillas de jardín pintadas en los bordes en negro brillante, sillas transparentes acompañando una muy usada mesa de comedor de madera.

La familia visita la casa “al menos una vez al mes, los lánguidos domingos transcurren con intentos de lectura en los cómodos sofás que invitan a dormir largas siestas”. En este sitio la vida surge espontáneamente, sin importar la temporada. En verano hacemos snorkeling y usamos el kayak. En otoño e invierno se pone “especialmente bello”, dice la dueña. Colocan estufas en el patio, mantas sobre las piernas y observan el “siempre cambiante mar”. Para sus dueños, este sitio es “donde la vida se detiene y tienen siempre una sensación de libertad”.

arq.


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