Almanaque: lo que leímos y lo que publicamos

«La Conrado»

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Todos los pobladores que se fueron radicando en nuestra zona, tuvieron dentro de su quehacer cotidiano la necesidad de organizarse en distintos grupos que -uniendo sus necesidades- fueron dejando su huella en la historia. Tal es el caso de las cooperadoras, las organizaciones sin fines de lucro que con su aporte fueron recogiendo grandes logros.

Una de esas cooperadoras fue la “Conrado Villegas”, fundado el 19 de mayo de 1927 con un fin netamente social, volcada a lo benéfico: ropa, alimentos, medicamentos, atención médica gratuita para los niños de hogares más necesitados y también -en su acción protectora- alcanzaba también beneficiar a algunas instituciones de menores recursos que los propios. Con lo que se recauda con los diversos actos culturales que se organizaba y con la ayuda buena parte de la población, entre los que se destacaban comercios e instituciones oficiales, la Asociación Cooperadora “Conrado Villegas” suplió a escolares de ese entonces para que pudieran acceder a la educación.

La primera comisión directiva estaba integrada por Rita de Linares, María de Larrechea, Raquel de Benchimol, entre otras y en sus comienzos funcionaba desde la escuela número 2.

Alrededor de 1937, luego de varias gestiones de sus integrantes se logró que la municipalidad donara el terreno donde, dos años más tarde, se construyó. Para lograr su edificación se recurrió a la colaboración económica, que partió desde la Gobernación hasta la del vecino más humilde: se juntaron los materiales, la mano de obra y todo lo necesario para que el edificio se pudiera llevar a cabo, logrando su inauguración en 1939. En 1943, la cooperadora prestaba sus instalaciones para que funcionara la recientemente creada escuela Industrial de la Nación, bajo el nombre de Escuela Técnica de Oficios, más allá de seguir desempeñándose como centro cultural y vecinal. Pasado los años, al no contar con un salón adecuado para realizar diversas funciones, la compañía teatral “Amancay”, integrada por gente de la zona, propone la construcción de un escenario que, luego de conseguir los fondos, se lleva a cabo. De aquí en adelante, tanto la compañía como otros grupos teatrales como “El Grillo”, “Las Manos”, “Teyvo”, realizan sus funciones, al resguardo de sus paredes. Lo que se obtenía de estas actuaciones servía para ayudar a otras instituciones regionales y a veces, a la propia cooperadora. Otra de sus obras fue la creación del primer jardín de infantes de la ciudad, el Jardín N° 1, de gestión provincial. Llegando a la década del ‘60, se concreta un convenio con Educación de la provincia, y se transforma en asiento provisoria de la Escuela de Bellas Artes; si bien fue un acto importante, al cabo de 10 años de funcionar la Escuela en sus instalaciones comenzaron a superponerse actividades, pero que se fueron solucionando con el correr del tiempo.

Hoy en día, “La Conrado”, ubicada en pleno centro neuquino, tiene 890 metros cuadrados y dos salidas, una a la Irigoyen y otra a diagonal Alvear, sigue en pie y cumpliendo su rol, estar al servicio de la comunidad que la vió nacer.

Curiosidades

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24 de mayo de 1972: En la reunión de la Asociación Volantes de General Roca, es estudió la forma de llevar a cabo la ampliación del autódromo local, basado en la promesa formal del gobierno rionegrino de otorgar los títulos de propiedad de las tierras.

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20 de abril de 1964: Se deja inaugurado el balizamiento eléctrico del aeropuerto internacional de Neuquén, colocando a la aeroestación como la mejor dotada electrónicamente del país. La instalación del servicio estuvo a cargo de la empresa Luján y Cía., especializada en balizamiento electrónico.

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22 de mayo de 1973: Se realizó la ceremonia de inauguración de las nuevas instalaciones del hospital Rural de Cipolletti, con la presencia del ministro de asuntos Sociales de la provincia, Martín Seoane y autoridades municipales encabezadas por el intendente Rubén Sosa.

Poesía escrita en la región

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Cerca del río
comprendí tantas cosas
la paz de los cisnes silvestres
que hablan al otoño.
El sol en la penumbra
que acaricia mis mejillas heladas
dándome consuelo
en el corazón de mis lamentos.
La corriente que arremata ligera
la pesadez de mis tormentos.
Esfumándose el día,
cerca del río
te recordé
te extrañé
y amándote te añoro.

Graciela Ríos Lobos, poeta neuquina
Del libro «Senderos de amor».