Análisis: Pequeños y costosos atajos

No hay razones de ninguna índole que justifiquen el pago de nuevos adicionales, que suelen salir a superficie cuando se acercan las elecciones.

Unos se ponen generosos, otros demandan, pero ambos entienden que es el momento para las dos acciones.

Se termina premiando a sectores de estatales simplemente por el hecho de pertenecer y asistir a tal o cual organismo público, donde además, perciben el sueldo por la función que cumplen.

Los adicionales se convierten en pequeños y costosos atajos por donde se satisfacen algunos reclamos salariales. Tienen impacto más bien sectorial y resultan más simples de acordar, pero en definitiva no es un premio al mejor desempeño o mayor recaudación. Es el premio a pertenecer a ese lugar, porque en definitiva lo perciben todos, los empleados destacados y eficientes y los que no lo son. Eso sí, no tienen que faltar.

No es casual, por ejemplo, que cuando ingresan al Estado, muchos pretendan un lugar en la Agencia de Recaudación, organismo que paga adicionales a sus agentes.

No hay premio al mérito, es sólo ser parte y asistir.


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