Análisis: tras el susto, el alivio y la flexibilización en Neuquén

El gobernador pudo animarse a liberar actividades con dos datos: la curva se aplanó tras el pico de contagios que ocurrió en Loncopué a principios de abril, y llevó la tasa de duplicación de casos a 26 días. La fortaleza del sistema de salud fue clave.

El sistema público de salud de Neuquén parece haber llenado, una vez más, lo que por momentos se detectaba como un vacío de contundencia política en la provincia. Tras el pico de contagios que ocurrió en Loncopué a principios de abril, Neuquén logró aplanar su curva de casos positivos con una tasa de duplicación que ayer alcanzó a los 26 días.

Fue a fuerza de testear, aislar e investigar los contactos estrechos de los diagnósticos confirmados y permitió, hasta ahora, contener el aumento de casos a priori de manera más efectiva que en su vecina Río Negro.

Con esos datos en la mano, el gobernador Omar Gutiérrez pudo animarse ayer (no sin casi dos semanas de devaneo) a la apertura de más actividades económicas para la nueva etapa de cuarentena aunque con pocos permisos para las salidas recreativas.

Desde el inicio del aislamiento, el mandatario se expuso poco y de manera controlada ante la mirada pública, en momentos donde los liderazgos son piezas fundamentales para contener el malhumor social.

Los resultados sanitarios lo acompañaron, pero resta ver si, con estos anuncios, contentará a los empresarios y comerciantes que presionan por más flexibilización y hasta alentaron una “rebelión fiscal” auspiciados por dirigentes políticos con pocas responsabilidades de gestión.

Curva o no, Neuquén no escapó de la lógica que se replica a nivel nacional y que describió estos días el presidente Alberto Fernández: los que gobiernan, entienden y, los que no, tuitean.


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