Apache, la hija menor de YPF

<span style="text-transform:uppercase">Tras la compra, funcionará como una subsidiaria de la petrolera nacionalizada. Los entretelones de la millonaria operación. </span>

Cambios en el mercado petrolero

roberto aguirre

robertoaguirre@rionegro.com.ar

El jueves de la semana pasada, cerca del mediodía, Miguel Galuccio cruzó a pie los pocos metros que separan la torre de YPF en Puerto Madero con el hotel Hilton. Los salones Pacara estaban repletos desde temprano. Allí, un centenar de empleados de Apache esperó con ansias el discurso del CEO de la compañía nacionalizada. Tras meses de incertidumbre, iban prestos a escuchar alguna certeza sobre el futuro de su empresa, cuya venta había sido formalizada el día anterior. También en Neuquén y Río Negro otro centenar de personas asistió al encuentro a través de una teleconferencia. Lo propio ocurrió en la base de Tierra del Fuego.

Galuccio evitó los tecnicismos y se metió de lleno en la política para la nueva “hija” de la petrolera nacionalizada, que terminará costando a las arcas de la compañía unos 583 millones de dólares. Según reconstruyó “Río Negro Energía” de dos fuentes presentes en el lugar, les dio certezas sobre la continuidad de sus puestos de trabajo. Pero también dejó algunas novedades centrales que terminarán repercutiendo en el mapa petrolero local.

En principio, aseguró que no se perderá el tiempo en un largo e innecesario proceso de fusión y que Apache Argentina funcionará por dos años como subsidiaria de YPF. Aún no se sabe si preservará ese nombre –es probable que no porque se trata de una firma internacional–, pero sí está claro que mantendrá la estructura independiente, aunque bajo la tutela de Juan Martín Gandolfo, amigo y mano derecha de Galuccio en la firma de bandera.

La explicación de esa decisión no parece tener tanto que ver con cuestiones técnicas o legales. Lo que busca el CEO de YPF es que “se mantenga la sinergia de trabajo” que tenía Apache antes de la compra, reveló una fuente de la compañía. La heterodoxia ejecutiva de Galuccio se pondrá a prueba en los próximos meses. Y lo hará a fuerza de trabajo: según contó a los presentes, en breve se trasladarán cuatro equipos que están operando en la Cuenca Neuquina a posiciones de la excompañía estadounidense. Lo que busca es poder rápidamente incrementar la curva de gas para obtener 7,5 dólares por millón de BTU, el precio compensado que autoriza Nación a través del último Plan Gas y del cual YPF forma parte.

Sin embargo, Apache ya tiene en marcha dos interesantes prospectos de tight gas en Anticlinal Campamento (Neuquén) y Estación Fernández (Río Negro), donde inclusive cuenta con el aval de Nación para un precio de 5 dólares el millón de BTU.

Hay versiones que indican que YPF buscaría que toda la producción de gas de Apache, alrededor de 3,7 millones de metros cúbicos por día en la región más otros 1,8 en Tierra del Fuego, puedan ser tomados como “producción nueva” y obtener el precio máximo.

Pero no sólo de precios se compone la compra. Galuccio buscó con la operación “mover” el enorme cash flow que genera su compañía y poner en valor los dólares obtenidos en el extranjero a través de la toma de deuda. Por eso se afanó de informar a sus accionistas en Wall Street que casi todas las futuras ganancias están dolarizadas y que las reservas totales de YPF se incrementan en un 14%. No hay indicador más directo de la sanidad de una firma petrolera que el hidrocarburo que le queda bajo tierra presto a ser extraído.

La última explicación de la compra es netamente política. Cada punto que YPF sume en la producción de gas equivale a un paso más en el anhelado objetivo del autoabastecimiento energético, aun cuando se trate, como ocurre por ahora, de una maniobra “contable”.

Vaca Muerta

La otra palabra clave para endulzar a los inversores es Vaca Muerta. Junto con los activos de Apache, YPF embolsó 480.000 acres sobre la formación neuquina, lo que aumentó en un 7,5% su presencia superficiaria en la provincia.

Y en este punto de la venta hace su aparición estelar Pluspetrol, empresa de capitales nacionales que estaba interesada en la compra de la firma estadounidense y que finalmente, a través de una atípica triangulación, logró quedarse con las porciones de yacimientos que más le interesaban. Pasando en limpio: YPF compró todo el paquete de Apache y vendió a la firma local 307.000 acres.

Lo que aún no queda claro (y en la compañía mantienen el silencio) es si las áreas efectivamente fueron vendidas o cedidas bajo algún tipo de contrato. De hecho, en la presentación de YPF al extranjero, se habla de un proceso de farm out, expresión técnica de amplia definición que suele usarse para determinar una cesión de derechos y que puede incluir alguna contraparte.

Lo cierto es que dentro de esos 308 acres hay zonas de enorme potencial. Cuando se les pregunta a los especialistas del sector, todos ponen la mira rápidamente sobre La Calera. Es una zona que está literalmente en el medio de Loma Campana y Aguada Pichana, los dos polos productivos de shale en manos de YPF y Total. Allí, Apache perforó el segundo pozo más profundo de la cuenca, a unos 5.300 metros por debajo de la superficie. Técnicos de la firma aseguran que se hizo una profunda toma de muestras y que hay potencial para un piloto.

No es éste el único “logro” que la firma estadounidense se anota en su haber. Apache fue la primera empresa en hacer una fractura múltiple en un pozo horizontal en toda América Latina. La perforación terminó costando más de 30 millones de dólares y sus resultados fueron malos. Pero cuando se escriba la historia del shale en la Argentina, al menos se le reservará un lugar en el capítulo de los pioneros.

ADemás de extraer hidrocarburos, Apache produce GLP y tiene plantas separadoras.


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