Aprender circo entre trapos y payasadas

Desde hace diez años, en el Centro Cultural II de Viedma enseñan destrezas con tela, trapecio, y acrobacias. Además, se plantea una mejora en aspectos personales.

Lejos de perder reconocimiento, el circo sigue vigente y abre para los chicos un abanico de posibilidades, y de exploración creativa sin límites, con nuevos espacios a conquistar.

Las actividades circenses se hacen presentes en el Centro Cultural II de la capital rionegrina. Desde hace más de 10 años, su mentora la profesora Romina Degliantoni, lleva y desarrolla una propuesta innovadora para los más pequeños.

Cuenta con una creciente demanda de niños y niñas interesados en desarrollarlas. Tela, trapecio, acrobacias, pelotas y clown son algunas de las expresiones que los participantes experimentan y vivencian en cada encuentro.

El taller reúne a un centenar de chicos. Foto: Marcelo Ochoa

Más allá de las diferentes técnicas de circo, el trabajo plantea una mejora en diferentes aspectos personales como la sensibilidad por la expresión corporal, el trabajo de la cooperación, el desarrollo de la creatividad, la mejora de la auto-superación y la constancia en las diferentes tareas, el conocimiento del cuerpo, la mejora de la autoestima y la tolerancia.

La profesora concreta su propuesta en el marco de los talleres municipales de arte, y pretende en forma cotidiana que el mundo del circo favorezca el crecimiento del niño o joven como persona. Tal vez, esa es una de las riquezas y certezas más importantes de ese ámbito.

Un gran espectáculo

La idea, además, es conformar un grupo de participantes comprometidos a desarrollar esta expresión cultural desde el comienzo hasta fin de año y al proponer un espectáculo mantener un ritmo de creación continua.

Hace algunos días el Taller de Actividades Circenses presentó su obra “Trape, Trapos y otras Payasadas”, con un gran despliegue escénico y una sorprendente puesta en escena deleito a más de 300 personas que acudieron a la Sala Mayor del Centro Municipal de Cultura.

Este espectáculo fue invitado a participar en el “5º. Encuentro Nacional de Circo para Niñes y Adolescentes” a concretarse en Córdoba para octubre próximo.

Durante diez años el espacio se consolidó.

Un recuerdo permanente. El taller lleva como lema una de las huellas que dejó el legendario payaso español Miliki. Éste, llegó en 1970 a Argentina y a través de Canal 13 El show de Gaby, Fofó y Miliki inmortalizó canciones como “Hola, don Pepito” o “La gallina turuleca”.

Romina lo puso en práctica aunque cuesta: “el circo es un espectáculo muy caro de producir. En los países donde se lo protege como Francia, Canadá, Suiza y otros, sigue siendo el mayor espectáculo del mundo”.

El apoyo de los padres

En el atardecer viedmense, y entre las columnas de la sala de ensayo, algunos padres del medio centenar que acude al viejo edificio donde funcionó la Escuela Nª 2, suelen espiar y acompañar el trabajo de sus hijos, y las profesoras. El compromiso se traduce en que muchos suelen aportar para los elementos de trabajo.

“Como mamá veo que los chicos están enchufados desde el primer día, y andan a 10.000 (kilómetros) por hora”, cuenta Mercedes Rolka.
Reflexiona con que esta actividad es del “presente y el tiempo dirá si es una diversión o sale una profesión”, a la vez que observa que “los chicos se potencian y también la profesora”.

La “figura” entre las telas se asemeja a una foto para lo cual hay que alzar la cabeza ya que está en altura. Los chicos se trepan sin problemas ya que el Centro Cultural II posee grandes dimensiones, y luego descienden en “escape”.

El Centro Cultural II reúne a múltiples actividades Foto: Marcelo Ochoa

El Centro Cultural II reúne a múltiples actividades culturales de la comuna capitalina. Pero resulta notorio el trabajo en tela y en altura. Una niña que lo hace apunta que “tuve que esperar a los ocho años para anotarme, yo veía a las alumnas, me gustó y me encanta”.

“Los chicos están muy predispuestos, y como que la tela pasó a segundo plano porque hay otras formas de trabajo más teatral, incorporando paraguas, clown, expresiones corporales y cinta de equilibrio”, cuenta la profesora.

En las presentaciones desarrollan una historia, y Juan Cruz, el único varón suele hacer acrobacias en medio de una importante cantidad de compañeras, ya que el taller reúne a casi medio centenar de chicos.

Romina agrega que en las distintas actuaciones “hacemos todo un cuadro de teatro con una representación de una playa patagónicas pero siempre desde el punto de vista del circo”.

Existe una motivación extra: el encuentro de octubre viajando a Córdoba , compromiso que le sumirá un importante esfuerzo económico.


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