La crisis expuso la fractura de los gremios peronistas

La renuncia de Schmid debilitó la conducción colegiada de la CGT, que hace equilibrio entre el diálogo y la confrontación con el gobierno. Moyano mete presión desde afuera.

La renuncia del triunviro Juan Carlos Schmid a la conducción de la CGT transformó la fractura interna de la central sindical en una fractura expuesta, vendada por ahora por los “gordos” y los “independientes” a pesar de que el moyanismo -radicalizado a ritmo del avance de las causas judiciales contra Hugo- trabaja para profundizar la hemorragia de gremios. En medio de la crisis económica, con caída de salario real de los empleados formales e informales, y aumento del desempleo, la debilitada conducción de la CGT hace equilibrio entre el diálogo y el conflicto.

La peor crisis del gobierno de Mauricio Macri ya cumplió 5 meses. Lo que comenzó el 25 de abril como una corrida cambiaria terminó afectando toda la economía. En los primeros 8 meses del 2018, el aumento de precios acumuló un 24,3%: no hay datos del Indec aún para la inflación de septiembre, pero se estima que rondaría el 6%. Los trabajadores formales -y por lo tanto, sindicalizados- perdieron, en promedio, 9,5% en poder adquisitivo. Por aumento de personas que salieron a buscar trabajo, la tasa de desempleo subió de 8,7 a 9,6% en el segundo trimestre.

Todo esto se suma al clima recesivo. El Ejecutivo prometió allanar el camino a la reapertura de paritarias, y el gremialismo se enfrenta a la necesidad de negociar aumentos mientras el fantasma de los despidos y suspensiones amenaza sobre todo en la fragilidad de las Pymes.

Ahora, ¿cómo enfrenta este panorama el sindicalismo? La interna entre la conducción de la CGT y los sindicatos filo kirchneristas más duros con el Ejecutivo es evidente desde que la central se unificó en 2016: tuvo su punto cúlmine en marzo del año pasado, cuando tras un acto del triunvirato de la CGT, un grupo de militantes tomaron el escenario y se llevaron el atril.

A medida que avanzaban las causas judiciales en su contra, Hugo Moyano radicalizó su posición contra el Gobierno y su acercamiento al ala más “K” del sindicalismo: en agosto, Camioneros dejó su lugar en el Consejo Directivo de la CGT, y Moyano conformó, junto a Ricardo Pignanelli (Smata) y Sergio Palazzo (La Bancaria), entre otros, el Frente Sindical para el Modelo Nacional. El el objetivo es disputarle el liderazgo al triunvirato. El lanzamiento, en Ferro, llegó además después de la foto de reconciliación entre Moyano y Cristina Kirchner.

La semana pasada, el triunviro Schmid -candidato del moyanismo cuando se unificaron las tres vertientes de la CGT, pero con cierto juego propio- renunció a su cargo. Adujo “problemas de salud”; sin embargo sí seguirá al frente del sindicato de Dragado y de la Confederación de Gremios del Transporte. La noticia desató los rumores (y deseos de algunos) de una posible fuga masiva de gremios.

La salida de Schmid fue seguida por la de Sergio Sánchez (Peajes, alfil de Facundo Moyano) y la de Juan Pablo Brey (Aeronavegantes). La moyanista Sandra Maiorano (Asociación de Médicos) ya había dejado el órgano máximo de conducción de la central a fines de abril, por diferencias con el Consejo respecto a cómo encarar la reforma laboral que promovía el gobierno. Con el plan de vaciar el Consejo Directivo, el moyanismo busca presionar para acelerar la renovación de autoridades y cargar sin miramientos contra el gobierno.

Julio Piumato (Judiciales), Carlos Frigerio (Cerveceros), Jorge Sola (empleados de seguro) y jefes de otros gremios como Panaderos, Textiles, Calzado y Municipales, que estaban en duda, ratificaron en la semana que seguirán dentro del Consejo. Se trata de gremios muy cercanos al moyanismo, pero que desconfían de la radicalización del camionero y su acercamiento al kirchnerismo duro. Aunque parece haber vuelto la calma, nadie descarta nuevas salidas, y algunos, como el canillita Omar Plaini, vaticinaron más rupturas. Plaini fue uno de los principales operadores del acercamiento del camionero y la expresidente.

Los jefes sindicales prefieren, en medio de la tensión interna, el silencio: este diario intentó comunicarse con una decena de ellos sin éxito.

Los dos triunviros restantes, Héctor Dáer (Sanidad) y Carlos Acuña (Estaciones de servicio, alineado con Luis Barrionuevo) -con mandato hasta agosto de 2020-, advirtieron que no se adelantará la renovación de autoridades. Lastimados, pero con algo de aire, los “Gordos” -grandes gremios de servicios- respiran luego de que se frustrara la fuga masiva de dirigentes.

Se barajan dos opciones respecto al futuro inmediato de la conducción: mientras suena el estatal Andrés Rodríguez (del grupo de los “independientes”) como posible reemplazo de Schmid, también se discute la posibilidad de mantener a Daer y Acuña como únicos jefes.

Mientras tanto, tras el último paro, las negociaciones con el Ejecutivo se mantuvieron de forma reservada y recién el jueves el ministro de Producción y Trabajo, Dante Sica, se reunió con un grupo de dirigentes de distintos sectores. No fue una reunión formal con la CGT -el Ejecutivo sigue apostando al diálogo “sector por sector”-, pero alcanzó para mostrar el clima de crisis. El tema del mantenimiento de fuentes de trabajo volvió a encabezar los reclamos.

Hay gremios muy cercanos al moyanismo que desconfían de la radicalización del camionero y su acercamiento al kirchnerismo duro.

La relación con los movimientos sociales

Las relación de las dos CTA y de los movimientos sociales con el sindicalismo tradicional está marcada por recelos y competencia. Hugo Moyano, por necesidad más que por convicción, encontró en esos dos sectores aliados para enfrentarse al gobierno y a la conducción de la CGT. Sin embargo, Juan Carlos Schmid tuvo poco éxito en su intento de sumar a los movimientos sociales, fundamentalmente el de extracción peronista como la CTEP. Fue una posición aislada dentro del moyanismo y menos convenció a la actual conducción de la CGT. Con la CTA -que se dividió en la era kirchnerista-, el conflicto es más largo porque nació como una central alternativa. Sin embargo, ahora logró converger tácticamente con Moyano.

“La CGT no tiene respuestas”

P- ¿Cómo ve desde afuera las fisuras de la CGT?

R- Hay una crisis hace tiempo. Es lógico, en un momento en que los trabajadores la estamos pasando muy mal, con paritarias que cierran muy por debajo del costo de vida, y hay una política antisindical brutal de parte del gobierno y la conducción de la CGT no atina a tener una respuesta a la altura de la circunstancias. Hay una crisis de representatividad de un modelo sindical caduco.

P-¿La alianza de la CTA con el moyanismo, es táctica, circunstancial, o puede ser el pie a una unidad de largo plazo?

R- En principio es una unidad en la acción, no orgánica, nosotros no vamos a hacer desaparecer la CTA. Por ahí Yaski planteó la posibilidad de ir a una CGT única, pero nosotros no tenemos esa opinión, la CTA vino para quedarse. Ante la posibilidad de armar una nueva organización sindical, no renunciaríamos a principios fundacionales de la CTA como el voto secreto para elegir autoridades. En todo caso se podría llegar a una nueva formación sindical, un plenario intersindical “CTA-CGT”. Por ahora lo veo lejos eso, pero vamos a seguir apoyando a todos los sectores de la CGT que se organicen en pos de pelear contra el ajuste.

P-¿Cómo se rediscute paritarias en un contexto de fragilidad para las Pymes?

R: El problema es que todas discusiones paritarias que se puedan dar son paliativos: sin reformulación del plan económico no hay posibilidad de recuperación de poder adquisitivo, ni calidad de vida. Esto va camino a una degradación mayor. Nosotros luchamos por aumento salarial y las pymes no pueden afrontar esa situación, por eso se habla de despidos y suspensiones. Esto se resuelve en una mesa de diálogo donde el gobierno ponga los problemas arriba de la mesa y podamos discutirlo, con los empresarios, y buscar soluciones. Ese diálogo no está, para la CGT tampoco.

Pablo Micheli, secretario general de la CTA Autónoma.

Dato

Los alineamientos con el peronismo

Las divisiones de la CGT replican la falta de unidad propia del peronismo a nivel político partidario nacional. Hugo Moyano y sus aliados trabajan fuerte con el kirchnerismo a tal punto que el camionero y la ex presidente Cristina Kirchner -después de años de demostrar que no se soportan- sellaron su alianza con una foto y el anuncio de un frente común contra el gobierno de Mauricio Macri. El resto de la CGT, aunque hay quienes oscilan entre llamados de unidad que engloben o más o menos sectores, se acercan más al peronismo “dialoguista” encabezado en los gobernadores. En esa línea, la mejor relación de la conducción de la CGT se da con Miguel Pichetto en el Senado que logró, por ejemplo, frenar la reforma laboral.

Los jefes sindicales hace rato vienen perdiendo peso en las listas electorales del PJ. Pero su apoyo es considerado importante sobre todo por las estructuras organizativas que muchos de ellos manejan a nivel nacional. Por ahora, las conversaciones con vistas al 2019 no pasan de tanteos.

Datos

Hay gremios muy cercanos al moyanismo que desconfían de la radicalización del camionero y su acercamiento al kirchnerismo duro.
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paros generales realizó la CGT contra el gobierno de Mauricio Macri. El último fue el 25 de septiembre pasado.

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