Polémica: la delegación argentina que viaja a la OIT es la más numerosa de todas

En el encuentro darán forma a una norma contra todo tipo de acoso y violencia en el lugar del trabajo.

Parece que el ajuste no llegó para todos. La delegación argentina que asistirá a la 107° Conferencia Internacional del Trabajo que se realiza en Ginebra, Suiza, es la más numerosa de todos los países, con 132 participantes. Aún así, el Ministerio del Trabajo salió a aclarar que se redujo casi en un 30 % la delegación con respecto al año pasado.

Del encuentro, que comenzó en Ginebra el 28 de mayo y se realiza hasta el 8 de junio, participan 187 países. ¿La comparación con otros estados?: Alemania, por ejemplo, designó a 14 funcionarios, y Afganistán, a 8.

“El Estado se hace cargo únicamente de los viáticos de 10 personas: seis por el sector trabajador (cuatro de la CGT y dos de la CTA) y cuatro empresarios, de la UIA. De nadie más. El resto de los gastos corre por cuenta de cada uno”, explicó el Ministerio de Trabajo cuando se originó la polémica por la cantidad de representantes que asisten al encuentro.

¿De qué se hablará en el encuentro?

Los países que pertenecen a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) abordarán por primera vez los detalles de lo que se espera sea la primera norma internacional contra todos los tipos de acoso y violencia en el lugar del trabajo.

“Este es un proceso que ha llevado mucho tiempo y no se trata de que estemos respondiendo a un tema de moda. Se propone una norma internacional que no sólo se refiere al acoso sexual, sino que va más allá y abarca a hombres y mujeres”, explicó a la prensa la experta de la OIT Manuela Tomei, según un cable de EFE.

Sin embargo, reconoció que el movimiento #MeToo ha influido positivamente en algunos gobiernos -a los que prefirió no nombrar- que se habían mostrado poco entusiasmados con una propuesta de este tipo y que ahora manifestaron que estarían dispuestos a apoyarla.

La nueva norma, que será discutida por los Estados miembros de la OIT incluirá todas las formas de violencia y acoso, desde el administrativo, el moral y el psicológico hasta el físico y el de carácter sexual.

Se busca asimismo incluir a todos los trabajadores, independientemente de su estatus laboral, tanto en la economía formal como informal.

“Por primera vez se intentará establecer medidas mínimas de prevención y protección en casos de violencia y acoso en el trabajo. Ninguna otra organización se ha ocupado de esto en el pasado”, sostuvo Tomei.

Las víctimas de este tipo de abusos muchas veces optan por el silencio ante una situación laboral insegura.

Para Tomei, el reto en los debates será que el texto final “no ponga el listón demasiado bajo, hasta el punto de hacerlo irrelevante, ni demasiado alto y por tanto impracticable”.

Además de ser un tema de derechos humanos, la experta recordó que el acoso y la violencia sexual tiene un alto costo económico, que se puede medir en pérdida de productividad, así como en la degradación del ambiente de trabajo, de las relaciones entre colegas y en el daño a la imagen de la entidad empleadora.

El impacto también es grave en términos de gastos sanitarios, ya que el acoso puede generar el síndrome de desgaste profesional (conocido como “burn out” en inglés), depresión, desórdenes del sueño y agotamiento extremo.

Si bien se trata de un fenómeno que “afecta a todos los sectores, en todos los países”, en algunas actividades llega a ser un verdadero “riesgo ocupacional”, como en el caso del trabajo nocturno, el que se realiza de forma aislada, el doméstico, en el transporte, en la educación y el ocio.

En esas áreas se requieren medidas específicas para prevenir el acoso y la violencia, ya que su efecto perverso es que ante el alto riesgo hay trabajadores que evitan trabajar en ellas o que pierden la oportunidad de empleos mejor pagos.

Tomei explicó que la promoción de la igualdad en el trabajo es esencial para luchar contra esos abusos, que en ciertos ámbitos “no son más que una manifestación de la discriminación contra ciertos grupos”, como los trabajadores jóvenes, embarazadas, discapacitados, inmigrantes, indígenas y portadores del VIH, entre otros.

Una vez acordado el texto de la convención, la OIT lo dejará a consideración de los Estados miembros para que sea adoptado en su conferencia anual del próximo año.


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