Tarifas: quién gana y quién pierde tras la sesión de ayer

Tras la aprobación de la ley de emergencia tarifaria, Macri ya vetó la ley. El análisis de Walter Curia.

Con el veto del presidente Macri a la ley de emergencia tarifaria, el costo de los servicios seguirá tal como está. A menos que no medie alguna otra decisión, no habrá retroceso en las tarifas a valores de noviembre pasado, como pretendía la oposición. Mejor mirado: los servicios seguirán aumentando por el traspaso de la reciente suba del dólar a los precios de la energía, por la inflación y, además, por los tramos de aumentos previstos para el segundo semestre del año.

La falta de un entendimiento entre el gobierno y la oposición privó a los usuarios de recibir un alivio, como podría haber sido la reducción de la carga impositiva en las boletas para consumidores residenciales y pymes, según el proyecto que impulsaba un sector de la oposición referenciado en algunos gobernadores, y proponía una iniciativa tardía de la diputada Elisa Carrió, hasta hace poco enamorada del pago en cuotas. Aun cuando pueda ponerse en duda la verdadera vocación de los gobernadores de promover un proyecto alternativo para las tarifas, fuera de poder financiar con intereses el precio final de la boleta, no hay otra opción.

Algo muy importante debe estar en juego para que la clase política no haya podido encontrar una vía de consenso para una cuestión incuestionablemente popular como suavizar el impacto en los bolsillos de la corrección de los precios relativos de la energía. Eso muy importante en juego es el poder. Falta apenas poco más de un año para las primarias que en buena medida dirán cuál es el destino del proyecto de Macri.

La ley de emergencia tarifaria sancionada ayer por el Senado significa un punto de inflexión en la relación entre el gobierno y la oposición peronista. Es un registro del vuelco que ha dado el escenario político, producto de la sostenida caída en los indicadores de confianza en el presidente y su gestión. “Un mensaje político al gobierno”, como dijo el senador Miguel Pichetto. Un nuevo mensaje, si se considera el que ha recibido de los mercados recientemente.

El fracaso en la cuestión tarifas implica un pobre antecedente para la búsqueda de un “gran acuerdo nacional” -como se lo ha llamado de manera poco feliz en el oficialismo- para ordenar los números del presupuesto de 2019 en función de los compromisos en materia fiscal que se asumirán con el FMI. Ese tipo de acuerdo, como ha sido concebido, responde a una época pasada. Fue la última victoria de Macri lo que persuadió a los gobernadores de firmar el pacto fiscal, no sus más profundas convicciones.

Nadie puede cuestionarle al peronismo que haga oposición porque el gobierno ahora es más débil. Sería contrariar la noción más elemental de lo que implica la lucha política en una democracia. Pero la política no es un juego de suma cero y la duda es qué ha obtenido la oposición más allá del veto del presidente. Perón hubiera dicho que se trata de un objetivo muy pequeño.


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