Ariel Rotter entra en el juego de ser otro
El director competirá con su filme en la Berlinale
BUENOS AIRES, (Télam).- El cineasta Ariel Rotter competirá en la sección oficial del Festival de Cine de Berlín con «El otro», una película protagonizada por Julio Chávez, que se basa en el tiempo, el cuerpo y la percepción para narrar el viaje de transformación interior de un hombre que juega a ser otro.
«Ante todo es una película de percepción, donde lo que sucede, ocurre sólo y gracias a la percepción del protagonista. Fuera de su mirada no hay nada», explicó el cineasta en una entrevista que mantuvo con Télam antes de partir hacia Alemania, donde hoy comienza el festival.
Rotter, que había debutado en el 2000 con «Sólo por hoy», una historia en la que exploró dramas y sueños insatisfechos de un grupo de jóvenes, se centra ahora en la intimidad de un hombre que atraviesa un estado anímico particular y tiene una forma especial de percibir el mundo.
Seleccionada para la competencia oficial de la 57 edición del certamen alemán, entre hoy y el 18 de este mes, la película de Rotter describe cómo un habitual viaje de negocios a la ciudad de Entre Ríos se transforma en otro tipo de viaje para el protagonista. Al llegar a destino, el personaje encarnado por Chávez («Un Oso rojo», «Extraño», «El custodio») decide tomar otra identidad, inventarse una profesión y considerar seriamente la posibilidad de no volver a ser el mismo.
Rotter explicó que la película «no se propone en términos de acción. En cambio, sí hay una intención de transmitir lo que este hombre está sintiendo, ya que muestra cómo redescubre su contacto con la naturaleza y con la vida», añadió el cineasta, que también escribió el guión, con la supervisión de Jorge Goldenberg.
«Quería bucear en los instintos del personaje y mostrar sus momentos de placidez, los de zozobra y aquellos en los que se ve conquistado por alguien», dijo Rotter, que prevé estrenar el filme en mayo próximo en la Argentina.
El realizador indicó que el protagonista «está con unas coordenadas vitales bastante específicas, donde su padre está muriendo y él lo está atendiendo desde hace un tiempo largo. Además, se entera que su mujer está embarazada el día anterior a partir. Su viaje empieza a convertirse en otro viaje, donde se toma una suerte de descanso de su propio ser y se anima a jugar con la posibilidad de que él no es sólo él. Toma una identidad prestada y juega durante unos días a que es otra persona».
Y precisó: «Es sólo un modo de olvidarse un poquito de él y estar más en contacto con lo que le pasa. Más que transformarse en otra persona, busca preservarse en un anonimato y se queda en una suerte de tiempo detenido donde paradójicamente va a estar más cerca de sí mismo que nunca. Es un estado transitorio, porque lo que este hombre intenta hacer es correrse de su propia sombra, y eso es algo que no puede suceder. Lo que le ocurre es un estado de desapego interno. Todo está ligado a su percepción. Es una persona que está intentando comprender su ciclo vital».
En relación a su trabajo con Chávez, Rotter dijo que el actor «es un lujo para cualquier director. A sus cualidades actorales le agrega un nivel de verdad y un presente a las cosas que es muy impresionante. Algo que lo destaca del resto es que sus ojos en sí mismo son una película. Creo que Chávez elige trabajar en películas donde cree poder comprender el universo que le propone el realizador. Es muy selectivo con los proyectos y creo que elige los personajes que vibran en su propia afinación».
El elenco del filme se completa con Osvaldo Bonet, María Oneto, Inés Molina, María Ucedo y Arturo Goetz. Con respecto a la puesta en escena, Rotter indicó que se trata de una película «muy simple desde el punto de vista narrativo, donde el desafío era encontrar una mirada que no interviniera sobre las escenas y a la vez fuera absolutamente subjetiva».
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