Avanzan para saber qué fármacos benefician más a cada paciente con cáncer

Es una iniciativa de la científica Lucía Policastro y su equipo del Conicet y la Comisión Nacional de Energía Atómica. Fue destacada en concurso del Ministerio de Ciencia a nivel nacional

“Lo más motivador de estos desarrollos que estamos haciendo es el impacto social que pueden llegar a tener, y eso es el motor de nuestro trabajo”, resalta la científica Lucía Policastro. Con su equipo de investigadores, está llevando adelante una gran iniciativa para aumentar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes.

La iniciativa incluye una plataforma que posibilitará el desarrollo de nanomedicinas que tendrían más eficacia que los tratamientos actuales, y otro proyecto que permitirá evaluar si un tratamiento es adecuado para cada paciente con cáncer.

La iniciativa de Policastro tiene como objetivo generar un impacto social: que la medicina sea más personalizada y que los pacientes padezcan menos efectos adversos. Ella es bióloga especializada en cáncer.

Policastro lleva adelante con creatividad sus ideas junto con su equipo del Instituto de Nanociencia y Nanotecnología, que depende de la Comisión Nacional de Energía Atómica y el Conicet, en Bariloche y Buenos Aires. Allí, desarrolla una plataforma especializada en el desarrollo de dispositivos microfluídicos para diversas aplicaciones en salud.

Su proyecto llamado Plamic fue seleccionado en el concurso “Innova Salud”, organizado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Nación con el Laboratorio Merck, Sharp & Dohme (MSD).

Cómo surgió la idea

El desarrollo de las plataformas nació hace casi diez años y está conformada por dos subplataformas. Por un lado, NanoSIN permite desarrollar nanomedicinas “a medida” para la industria farmacéutica.

Una nanomedicina, detalló Policastro, es “una droga encapsulada en un nanomaterial, que funciona como un envase pequeñísimo, más o menos 10.000 veces más pequeño que un milímetro. Las drogas contenidas en estos envases tan chiquitos son más efectivas que si se administran de manera libre”.

Si bien existe un gran interés en las nanomedicinas a nivel mundial, después de 40 años de investigación en el área, solo alrededor de 50 nanomedicinas han logrado llegar a los pacientes. Dentro de ese total, sólo 11 están destinadas a aplicaciones oncológicas. “Esto ocurre porque hacer nanomedicinas es un proceso complejo e ineficiente.

Por eso, Plamic propone hacer nanomedicinas con una tecnología de mayor precisión, distinta a la que se usa de manera tradicional, que es más rápida, efectiva y tiene un costo mucho más bajo”, detalló la investigadora. Aclaró que “esta tecnología permite probar pequeños envases para drogas y seleccionar cuál es el mejor de todos para protegerla y hacerla más efectiva”.

Transferencia

El servicio NanoSIN también incluye la transferencia de la tecnología en marcos regulatorios. Esto significa que la empresa que contrate el servicio podría incorporar esta tecnología en su ciclo productivo y a la vez respetar las normativas de calidad que exigen los organismos regulatorios como la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).

Policastro explicó que ese servicio beneficiaría a múltiples empresas que necesitan encapsular sus productos para mejorar su efectividad. “El 40% de las drogas que se denominan candidatas y que se encuentran en estudio porque muestran potencialidad para tratar alguna patología tiene problemas de formulación”, especificó, y agregó: “para utilizarlas hay que mejorarles su solubilidad”. Para superar el problema, se pueden poner en esos envases muy pequeños, formando nanomedicinas o nanoproductos”.

Esta tecnología beneficiaría no sólo a la industria farmacéutica sino también a la cosmética, la nutracéutica y la agroquímica.

Más terapia personalizada

La doctora Policastro y su equipo trabajan en el desarrollo de NanoSEN, otra subplataforma que apunta a mejorar la medicina personalizada en cáncer. Se trata de un microdispositivo para seleccionar el tratamiento más efectivo para un determinado paciente oncológico, entre distintos tipos de tratamientos ya disponibles.

Gran parte de la respuesta de un paciente con cáncer a un tratamiento depende de los genes que se expresan en el tumor, aunque no es la única variable que incide en la respuesta.

Tradicionalmente, para asignar una terapia oncológica, los médicos les piden a los pacientes realizar estudios para ver cómo es la expresión de algunos genes en el tumor. A partir de los resultados que arrojan los estudios, se definen los tratamientos.

“Sin embargo, la subpoblación de pacientes a los que se les asigna el mismo tratamiento no responde de la misma manera. Al tener en cuenta esas diferencias, NanoSEN permitirá en base a una pequeña muestra de biopsia, testear la respuesta de un paciente a diferentes tratamientos posibles, y ayudar a la medicina personalizada a elegir el potencialmente más efectivo para cada paciente de manera individualizada”, indicó Policastro.

Comparó esa nueva metodología con un antibiograma que ayuda a seleccionar el antibiótico más efectivo para una bacteria. “En los últimos dos años (pre-pandemia) encaminamos muy bien el desarrollo”, especificó Policastro y consideró que los plazos para culminar los desarrollos de ambas plataformas dependen de los recursos financieros y humanos.

NanoSIN está en una etapa avanzada de desarrollo, mientras que NanoSEN se encuentra en una etapa intermedia. “En ambos casos -añadió Policastro-, nos faltaría un poco más de inversión para llegar a los prototipos comerciales ya sea para la generación de servicios NanoSIN ‘a medida´como la generación del microdispositivo NanoSEN para medicina personalizada”.

Con respecto a la mención especial del concurso InnovaSalud, la doctora Policastro, consideró que es como una fuerte motivación para seguir adelante. “Esperamos también que nos ayude a lograr mayor visibilidad y que las empresas que necesiten servicios de desarrollo a medida para sintetizar sus nanoproductos por tecnología de precisión, como la que utiliza Plamic, consulten de qué se trata”, expresó.

En la iniciativa trabaja el Laboratorio de Nanomedicina de la Gerencia de Área de Investigaciones y Aplicaciones No Nucleares de la CNEA. También se sumó Juan Martín Cabaleiro, del Laboratorio de Fluidodinámica de la Facultad de Ingeniería de la UBA, y colaboradores del Departamento de Tecnología Farmacéutica, de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA e institutos de salud como el CEMIC.


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