Una mujer bajo sospecha por el crimen de Micaela Bravo

Declaraciones de testigos apuntaron la pesquisa hacia el rol que tuvo esta persona en el desenlace fatal.

El rompecabezas para tratar de esclarecer el crimen de Micaela Bravo sumó una pieza clave. Los investigadores tienen, por primera vez, una sospechosa de haber participado posiblemente en el homicidio de la joven.

Fuentes judiciales sólo revelaron que se trata de una mujer que conocía a Micaela y que estuvo con la joven antes de que desapareciera el 23 de marzo de 2016. Las fuentes mantuvieron en reserva la identidad de la sospechosa.

Explicaron que las sospechas apuntaron hacia la mujer a partir de las declaraciones de testigos, que se recibieron en los meses últimos en la fiscalía, y de los indicios recolectados por los investigadores.

Aún faltan los informes de los estudios genéticos que la fiscal Betiana Cendón, a cargo de la investigación, solicitó al laboratorio de genética forense que depende del Tribunal Superior de Justicia de Córdoba. La fiscal espera contar con esa prueba objetiva antes de avanzar con una formulación de cargos contra la mujer sospechada.

Las fuentes explicaron que con el nuevo Código Procesal Penal no es fácil pedir la detención de una persona sin pruebas objetivas. Además, los plazos son acotados. Aclararon que hay medidas preventivas para impedir que la sospechosa intente eludir a la justicia.

En los próximos días se conocerán los resultados del estudio mitocondrial de los cinco pelos que los investigadores hallaron en una mano de la joven asesinada. La expectativa es que esos estudios aporten un perfil genético que indique al posible autor del crimen.

La investigación para tratar de esclarecer el homicidio de Micaela se reactivó a partir del trabajo que se hizo en silencio desde finales del año pasado. Surgieron testimonios que ayudaron a la fiscalía a orientar la búsqueda y avanzar con una hipótesis firme.

Además, falta el informe del estudio con luces infrarrojas que se hará los primeros días de abril, para detectar alguna huella en el pantalón, partes de una remera y las zapatillas que tenía el cadáver cuando lo encontraron el 6 de abril de 2016, en un lote baldío, ubicado en las cercanías del barrio 2 de Abril, donde Micaela tenía su domicilio.

El 23 de marzo de 2016 fue la última vez que vieron a Micaela con vida en el jardín Mundo Nuevo. La joven había salido después del mediodía de su domicilio para ir hasta el establecimiento a dejar a una sobrina. Sólo dos cuadras y media separaban la vivienda del jardín. Pero nunca regresó a la casa de su madre, adonde Micaela se había mudado tras separarse de su esposo Patricio Vargas.

Durante dos semanas se buscó a Micaela, de 28 años. La desaparición de la joven, madre de tres hijos pequeños, repercutió a nivel nacional. Y el hallazgo de su cadáver generó fuerte conmoción en la población de Bariloche. Su cuerpo estaba en avanzado estado de descomposición, lo que complicó la búsqueda de rastros. Pudieron identificarla porque hidrataron una huella dactilar de un dedo de una mano. El crimen de Micaela aún está impune.

La investigación para tratar de esclarecer el homicidio de Micaela Bravo se reactivó a partir del trabajo que los investigadores hicieron en silencio desde finales del 2017.

se cumplirán el próximo 6 de abril desde que fue hallado el cuerpo de Micaela Bravo en Bariloche. Había desaparecido el 23 de marzo de 2016.

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La investigación para tratar de esclarecer el homicidio de Micaela Bravo se reactivó a partir del trabajo que los investigadores hicieron en silencio desde finales del 2017.

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