Basurero en Bariloche: ¿qué estamos esperando?


Alondra Crego*


El sábado nos despertamos con una triste y alarmante noticia: la Asociación Internacional de Residuos Sólidos (ISWA por sus siglas en inglés) incluyó al basural de Bariloche entre los 50 basureros más contaminantes del mundo, siendo la única ciudad de Argentina que figura en el ranking.

Sabemos que nuestra ciudad está rodeada de bosques milenarios, montañas y lagos cristalinos que se alimentan de glaciares y nieves eternas. Además, es reconocida como una de las postales más lindas de la Patagonia.

Pero Bariloche no solamente tiene esta cara, sino que esconde detrás del cerro Otto una realidad diferente, una realidad con impactos tanto sociales como ambientales, una realidad que no se quiere mostrar.

Hace ya varios años que leemos noticias como “Bariloche: incendio en el vertedero complicó a barrios aledaños” (diario “Río Negro”, 2013), “Otro incendio en el vertedero municipal de Bariloche” (diario “Río Negro”, 2014), “Importante incendio en el vertedero cubrió de humo varios barrios” (Bariloche Opina, 2019), pero ¿qué medidas se han tomado frente a semejante daño ambiental?

Sumado al mal funcionamiento, estamos nosotros, los ciudadanos de Bariloche, con un profundo desconocimiento de la realidad de qué pasa con la basura una vez que “se va de nuestras casas”, a pesar de que somos uno de los actores más importantes en esta problemática

Por otro lado, muchos desconocen que una de las celdas de nuestro Centro de Residuos Urbanos Municipal (CRUM) tenía una vida útil de 5 años (Iatasa, 2011) y que, luego de dos años de su puesta en marcha, quedó sin capacidad para seguir almacenando residuos. La falta de planificación y gestión de los residuos sólidos urbanos (RSU), por parte de las autoridades competentes y los encargados de la formulación del proyecto, ha generado que el CRUM opere a mitad de camino entre un basural a cielo abierto y un relleno sanitario.

La ruptura de la geomembrana en la celda, el incorrecto funcionamiento de la planta de lixiviados, la falta de un cerco perimetral y los insuficientes monitoreos ambientales hacen que hoy las condiciones del lugar sean críticas, por lo que obliga a tomar medidas de manera urgente.

Sumado al mal funcionamiento, estamos nosotros, los ciudadanos de Bariloche, con un profundo desconocimiento de la realidad de qué pasa con la basura una vez que “se va de nuestras casas”, a pesar de que somos uno de los actores más importantes en esta problemática. Somos los generadores de los residuos y nos hace falta preguntarnos: ¿cómo cambiaría nuestra realidad si pudiéramos saber todo esto, desde nuestro lugar como ciudadanos barilochenses? Nos daríamos cuenta de que es momento de replantearnos nuestra manera de vivir.

En primer lugar, tenemos que poder ver la problemática del vertedero como algo que nos afecta a todos en Bariloche, ya sea desde el punto de vista ambiental, social, turístico y/o económico. Esto no solo afecta a los ciudadanos de Bariloche del 2019, sino que también va a afectar a todas las generaciones venideras si no se logra tomar las medidas necesarias en un corto plazo.

En segundo lugar, tenemos que hacer una mirada hacia el interior de nuestros hogares. ¿Generamos más de lo necesario? ¿Tenemos el hábito de separar nuestros residuos en secos y húmedos? ¿Hacemos compost en nuestras casas? ¿Reutilizamos envases de vidrio o plástico?

Asumiendo nuestro consumo y responsabilizándonos por los hábitos que nos competen desde nuestros hogares se podrá disminuir la generación y disposición final de los residuos en el vertedero.

Por último, nos preguntamos:

¿Vamos a seguir permitiendo que los vecinos aledaños sufran posibles efectos en la salud o producto de los incendios recurrentes del vertedero?

¿Vamos a permitir que nuestros paisajes y nuestro entorno natural se transforme en grandes montañas de nuestra propia basura?

¿Vamos a permitir que el agua de nuestros ríos y arroyos sea contaminada por los lixiviados generados en el vertedero?

¿Qué estamos esperando para cambiar nuestra forma de vivir?

¿Qué estamos esperando para unirnos colectivamente y reclamar por una solución sustentable a las autoridades competentes?

Es tiempo de que, desde nuestro lugar como vecinos barilochenses, podamos reconocer que el cambio tiene que ser ahora, que tenemos que hacer algo hoy por mañana. Ya nos queda poco tiempo para actuar y no queremos esperar más.

Y vos, ¿qué estás esperando?

*Estudiante de Ingeniería Ambiental de la UNRN, junto a Florencia García Neira, Agustina Iglesias y Louis Santiago Fernández.


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