Boca acertó lo que el árbitro erró

El Xeneize derrotó a Central con dos goles surgidos de fallas del referí y dio su segunda vuelta olímpica en tres días.

Boca jugó un partido práctico para quedarse con el segundo trofeo del fútbol argentino.

Anoche, Boca consiguió dos veces en tres días lo que no había podido conseguir ni siquiera una vez en tres años: ser campeón. Es que, tras consagrarse en el torneo de Primera División el domingo pasado, anoche conquistó la Copa Argentina, el último trofeo que había conseguido, en 2012, antes del flamante doblete. Pero en el 2-0 ante Rosario Central influyeron enormes errores del árbitro Diego y su asistente Marcelo Aumente, en los dos goles. En un Estadio Mario Alberto Kempes repleto desde varias horas antes de iniciarse el juego, los goles los aportaron Nicolás Lodeiro, de penal, y Andrés Chávez, uno al comienzo del segundo tiempo y el otro sobre el epílogo. Lodeiro, con un remate al palo derecho del arquero Manuel García, marcó a los 9 minutos, tras una falta de Paulo Ferrari a Gino Peruzzi que Ceballos vio dentro del área, aunque fue un al menos metro afuera. El segundo tanto lo anotó Chávez, a los 44, tras partir adelantado, tras una réplica fulminante. Central terminó el encuentro con 10 jugadores por la expulsión de Javier Pinola, en tiempo adicionado. Se trató de un bicampeonato obtenido por el equipo de Rodolfo Arruabarrena, dado que esta Copa Argentina se suma al certamen de Primera División que obtuvo el fin de semana último. Las fallas, los goles A los 38 un golazo de cabezazo de Ruben fue anulado por el árbitro Ceballos a instancias del asistente Marcelo Aumente. La jugada es limpia, pero hay un posible offside de Larrondo, quien participa activamente de la jugada del gol, de hecho, a primera vista el gol parece suyo y no de Ruben. La polémica jugada llegó en un momento en que Central crecía en el partido y Boca comenzaba a mostrar fisuras. Los minutos que siguieron al gol anulado fueron de pleno dominio Canaya, aunque con demasiado vértigo. A los 7, una polémica aún mayor que la anterior: Ferrari, ingresado en el entretiempo por Villagra, camiseteó levemente a Peruzzi, que se le escapaba rumbo al área. La polémica no fue la levedad de la infracción, sino que ocurrió claramente fuera del área. A Lodeiro no le importó y lo cambió por gol. La reacción de Central fue casi inmediata con un gran cabezazo de Marco Ruben a la carrera tras centro desde la derecha de Franco Cervi, que Agustín Orión sacó con un manotazo a puro reflejo. El Canaya dio señales de que estaba entero, a pesar de la injusta desventaja. Boca no aprovechó el impacto negativo de los hechos en Central, se retrajo y esperó que la contra le diera posibilidades imaginando un Canaya adelantado y desesperado. El diagnóstico Xenize se cumplió a medias: Central se adelantó, pero no se desesperó. El equipo de Coudet se mantuvo en partido, buscó el empate con buen trato de la pelota a partir de Cervi y con las apariciones de Ruben, pero no estuvo fino en el tramo final del campo y las llegadas al arco de Orión casi no ocurrieron. Para tratar de nivelar el tanteador, Central fue perseverante y batallador, pero cada vez menos lúcido, más fácil de controlar para los boquenses e inclusive quedó expuesto a los contraataques. Así fue que sentenció el partido Chávez, quien ingresó por Calleri a los 37 minutos para acentuar la estrategia del contragolpe, un acierto decisivo de Arruabarrena.

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Copa argentina

Una multitud llenó el Kempes varias horas antes del partido.


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