Boca recupera la memoria

<b>Repitió táctica y nombres y el Xeneize volvió a ganar. Fue más que Estudiantes y lo superó 2-1.</b>

Cuando a Julio Falcioni lo dejaron ser, Boca ganó dos partidos seguidos. Siete partidos le tomó al entrenador animarse, pero cuando lo hizo, todo el mundo fue feliz. Para visitar a Colón, puso cinco defensores y un solo delantero. Y ganó. No jugó bien, pero ganó.

¿Y para jugar en La Bombonera? ¿Se iba a animar a semejante planteo? Que no ni no, dio el Emperador. Y ahí estuvieron, de derecha a izquierda, José María Calvo, Cristian Cellay, Matías Caruzzo, Juan Insaurralde y Clemente Rodríguez. Porque aunque digan que Calvo y Clemente se proyectan y que en realidad Boca defiende con tres, Calvo y Clemente son defensores y con Falcioni, los defensores primero defienden. Pero, vaya paradoja (o no), lo peor de Boca fue su funcionamiento defensivo.

Ayer, en La Bombonera, Boca repitió equipo y estrategia. Jugó algo mejor que en Santa Fe y le ganó sobre la hora a Estudiantes. En el minuto 45 del segundo tiempo, Pablo Mouche escapó por la derecha, lanzó un centro al corazón del área que Viatri, arrojándose, conectó de cabeza para darle al partido el resultado que le correspondía.

El juego resulto muy interesante en los primeros 20 minutos. Boca impresionó mejor porque condujo bien la pelota en ataque, pero pagó muy caro su debilidad defensiva. A Estudiantes le costaba aproximarse al área rival, pero a los seis minutos, ante un saque largo de Agustín Orión se equivocó Somoza al dejar pasar el balón, Insaurralde no alcanzó a despejar y el centro largo de Leandro Benítez desde la izquierda encontró a López solo ante Lucchetti para el 1-0.

El empate llegó sobre el cuarto de hora con otra pelota parada a cargo de Riquelme, que ejecutó a la perfección el envío, haciendo pasar por encima de la barrera el balón para colocarlo muy lejos del alcance de Agustín Orion.

Estudiantes en ningún momento pudo hacer circular la pelota con prolijidad por lo que ya no volvió a haber escenas claras hasta llegarse al descanso con el partido visiblemente decaído en su nivel.

En el segundo período el juego se hizo monocorde: Estudiantes cedió definitivamente terreno y a Boca le costó darle coherencia a su ofensiva, dada la menor movilidad de Riquelme y la falta de claridad de Chávez y Erviti.

Cuando parecía que el empate era un hecho, llegó el gol de Viatri, el reemplazante de un triste y solitario Palermo. En definitiva, Boca volvió a ganar y es lo que le importa.

DyN


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