Cargar gasoil barato puede costar carísimo

El uso de “ultra diésel” es lo recomendable, según los mecánicos especializados, para conservar en buen estado del motor de los vehículos de última generación.

Cargar gasoil de baja calidad en un vehículo con motor de última generación puede significar el ahorro de algunos pesos a la hora de llenar el tanque, pero también el comienzo de un proceso que, a la larga, lleve a un desembolso muy superior a lo ahorrado. Inyectores rotos, bomba de inyección dañada e incluso roturas de mayor envergadura pueden derivar en gastos superiores a los 15 ó 20 mil pesos. Con la perfección del diésel y la inyección, los motores requirieron combustibles más refinados y limpios. El filtro que utilizaban los vehículos de anterior generación era de 50 micrones, mientras que hoy llega a los 150 micrones, lo que revela el grado de refinación del actual combustible. Los motores “antiguos” inyectaban el combustible a una presión de 300 kilogramos, mientras que los “modernos” lo hacen a entre 1.500 y 1.800 kilos. Ello les permite aprovechar más la combustión, los motores son más limpios y menor la contaminación ambiental y por ello también debe ser más refinado. “El combustible de mala calidad daña los componentes del inyector. La tobera, que pulveriza el combustible en el motor se puede trabar con el gasoil malo, con lo que el combustible entra sin pulverizar y fuera de tiempo al cilindro. Ello daña partes del motor, los pistones y los cilindros”, dice Federico Buker, especialista en motores diésel. “Es muy difícil que se rompa “todo” el motor, porque primero se rompe la inyección y aunque el motor igual puede arrancar, nadie o casi nadie lo haría andar en esas condiciones”, dice Jorge Méndez, mecánico de Renault en Roca. Los inyectores tienen costos variables, según el tipo de vehículo. Los hay desde 1.500 pesos hasta valores superiores a los 4.000 cada uno. Un vehículo tiene tantos inyectores como cilindros, por lo que reparar un motor de cuatro cilindros se lleva entre 6.000 y 16.000 pesos sólo de ese repuesto. Además, debe sumarse a ello el costo de la bomba de inyectores y la mano de obra. “El costo de los inyectores en los países de origen hacen innecesaria la reparación, directamente se cambian”, explica Buker para justificar la ausencia de repuestos. También debe cuidarse la frecuencia del cambio del filtro y tener la precaución de cargar combustibles en lugares “seguros” en cuanto a la calidad. En su sitio en Internet, el ingeniero Alberto Garibaldi, uno de los técnicos más reconocidos del país, sostiene que los efectos del gasoil de baja calidad “generalmente comienzan a manifestarse (a veces de forma muy violenta) después de algunos centenares de horas de uso, lo cual desafortunadamente induce muchas veces a pensar que “no pasa nada” y cuando pasa ya es tarde. Los estragos producidos por un mal gasoil van desde costosas reparaciones hasta la destrucción total del propio motor”, sostiene. Y recomienda que “si adquiere un vehículo diésel equipado con un motor de última generación use exclusivamente combustibles de alta calidad, y sólo, repito, sólo ante una emergencia, como excepción, utilice combustibles diésel convencionales”. En la Argentina la venta de gasoil de Grado III, es relativamente nueva y no está disponible en todo el país. Ello ha llevado también a que muchas terminales no traigan vehículos de última generación, debido a que no les satisface la calidad de los combustibles y además se ahorran enojosos conflictos con sus clientes. “En Europa los vehículos utilizan el diésel Euro 5. Los autos vienen de fábrica con un filtro en el escape, al estilo de los catalizadores en los nafteros, para reducir la contaminación. Con esa norma -Euro 5- estiman una duración de 150.000 kilómetros. Con el combustible “viejo” nuestro recorrerían apenas 5.000 kilómetros. Con un agregado significativo: cuesta 1.500 euros” detalla Buker.

JULIO HERNÁNDEZ jhernandez@rionegro.com.ar