Entre saxofones y asfalto usurario: el Concejo Deliberante a contramano de la ciudad
Javier Genoud, DNI 17506130
GENERAL ROCA
El Concejo Deliberante de General Roca volvió a sesionar. Pero más que un espacio de debate político, parece haberse convertido en una oficina de trámites menores: adjudicaciones de parcelas, mensuras, donaciones, auspicios culturales y homenajes.
Todo esto, bajo la solemnidad de un “XXXVI período de sesiones ordinarias” que suena pomposo, pero que al leer la agenda revela una liviandad que roza la indiferencia. Mientras la ciudad enfrenta problemas reales (inseguridad creciente, transporte público deficiente, falta de viviendas, deterioro ambiental, basureros clandestinos, centros barriales sin médicos, burocracia interminable en las habilitaciones comerciales); nuestros representantes discuten frivolidades que podrían resolverse en cualquier mostrador administrativo.
Lo que debería ser el recinto del pensamiento político y de la planificación estratégica de la ciudad, se ha convertido en una escribanía de lotes y un salón de protocolo para repartir homenajes. Ocho concejales que perciben una dieta equivalente al 80% del salario del intendente, y que, no es casual, el detalle de todos los salarios no se encuentra fácilmente disponible en las fuentes públicas.
Pero lo más grave es lo que ocurre fuera de esa agenda superficial: los vecinos nos encontramos con la imposición de un plan de pavimentación que, lejos de significar progreso, representa un costo abusivo y confiscatorio (ordenanzas 4021/05 y 4650/12 modificadas en el 2024). Barrio Unter, 140 viviendas, Quintu Panal, son ejemplos actuales.
En este último, por ejemplo, el Municipio exige a los frentistas más de 12 millones de pesos por vivienda, a pagar en una sola cuota o en un plan de 48 meses que supera los $350.000 por mes. Un disparate. Un esquema usurario, impagable, diseñado a espaldas de la realidad económica de las familias trabajadoras. Ni se informó fehacientemente a los vecinos, ni se les dió participación real, ni se abrió la posibilidad de un plan justo y sostenible. Se impone la deuda, se traslada la carga y se desoye el derecho.
El contraste es tan brutal como obsceno: un concejo ocupado en resolver donaciones y auspicios de saxofonistas, mientras en paralelo el municipio descarga sobre los vecinos un plan económico que sólo puede calificarse como injusto y abusivo. Si esta es la “agenda política” de quienes nos representan, no sorprende que la comunidad viva a la deriva. Se sesiona, sí. Pero no se delibera. Se legisla, sí.
Pero no se gobierna para la gente. La ciudadanía merece un Concejo que esté a la altura de los desafíos de la ciudad y un municipio que entienda que las obras públicas no pueden transformarse en un negocio ruinoso para los vecinos. Hoy, en General Roca, lo que sobra son protocolos vacíos y lo que falta es justicia social. Sesión tras sesión, el concejo y el municipio confirman que ya no gobiernan para los vecinos, sino para sus propios intereses. Convirtieron la gestión en un negocio opaco y la política en un simulacro, dejando a la ciudadanía a merced de un poder que ya perdió toda legitimidad y respeto.
Javier Genoud, DNI 17506130
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