Jueces y fiscales valientes

Francisco García Santillán D.N.I. 10.661.522

CIUDAD DE BUENOS AIRES

¿Será realmente para celebrar que dos jueces de la Cámara Federal de Casación Penal hayan cumplido con su deber?

Y, quizás en estos tiempos que corren sí debamos alegrarnos, dado que, al menos, echaron una bocanada de aire fresco sobre la sociedad, al confirmar el auto de procesamiento de la Sra. Cristina Fernández de Kirchner, mediante el rechazo de la queja interpuesta por su defensa técnica.

Pero, a no equivocarse en lo que implica un mero auto de procesamiento. Esto así, por dos motivos. En primer lugar, dicho decisorio aún no está firme y puede ser recurrido ante la Corte Nacional. En segundo lugar, se debe tener presente que sólo estamos en presencia de un auto (de procesamiento) y no de una sentencia de condena. En suma, de quedar firme aquél, lo único que implica es la próxima culminación de una etapa procesal (el sumario) y la futura elevación de la causa a juicio oral. ¡Recién acá “se verán los pingos”!

Por otra parte, otra bocanada de aire fresco nos la brindó el fiscal Diego Luciani al momento de interrogar al testigo Sr. Alberto Fernández (Presidente de la Nación) en la causa por irregularidades en la obra pública durante los tres gobiernos kirchneristas. No sólo no se amilanó frente al Presidente, sino que lo enfrentó con valentía.

El único sabor amargo que me queda aún de tal declaración testimonial, es que, frente a la gravedad de las mendacidades que expresó el testigo, hasta ahora no he visto a ningún Representante del Ministerio Público Fiscal solicitar que se investigue el eventual delito de falso testimonio previsto y reprimido por el art. 275 del Código Penal, en que habría incurrido el Sr. Presidente.

Resultan vergonzosas las manifestaciones del ex Ministro de Defensa Agustín Rossi, quien para intentar justificar las conductas de “sus jefes”, manifestó que la causa es “insostenible” y “ traída de los pelos”, pues “entre el que otorga la concesión, el que inspecciona una obra pública y la Presidenta de la Nación hay veinte escalones”. Hay que recordarle que, ¡ese es precisamente el escudo con el cual intentaron blindarse y ponerse a salvo de las consecuencias de sus actos ilícitos! ¡Esos “escalones” son los que utilizaron a los fines de cometer los delitos y no al revés como dice Rossi!

¡A ver si se enteran!


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