Román y el Mito de la Nación Chiquita

Carta de Lector

Por Carta de lector

En nuestra ciudad, desde hace más de una década, se han constituido identidades políticas privilegiando la construcción de espacios de lealtad. Ciertas relaciones de poder se edificaron sobre falsas oposiciones: lealtad o experiencia, convocatoria o formación, carisma o proyecto. Y, en algunos casos, sobre una distancia inaceptable en el diálogo real con la comunidad. Habrá que cuestionar la estabilidad y validez de estas presuntas máximas dicotómicas y reclamar una idea de gobierno menos autorreferencial.

Ascensos sin mayores aciertos, traslados de un área a otra, y esa épica exagerada con la que han investido cursos de jeringoso y la siembra de un Gladiolo, fueron parte de las supersticiones que habitaron el Consejo Deliberante y varias de las más de noventa y cinco direcciones, secretarías, jefaturas, etc. Es necesaria una visión que atienda a la conformación de cuadros cuyas condiciones impliquen idoneidad y se alejen de la soberbia.

Quizás en el ámbito nacional, un ministro podría priorizar el sostenimiento de los valores del discurso para orientar el ejercicio de la gestión. Tendrá asesores de área, secretarios técnicos. Se habrá problematizado ya la resultante de intereses entre la sociedad civil y la sociedad de gobierno.

Allen no es como una nación chiquita. Es una ciudad, de buenos y valientes. Acaba de hablar en las urnas. Escúchela estimado Marcelo. Ni alianzas ni resurrecciones. Renovación total. Vox populi, vox Dei.

Gerardo del Brio
DNI 30476767
Allen


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