Una gran oportunidad
Ing. Agr. Carlos Abadie
NEUQUÉN
La designación de un calificado profesional agrónomo como Secretario de Producción e Industria, es una buena señal para el campo neuquino. Empalma con la decisión de promover escuelas técnicas y agro-técnicas en distintos lugares de la Provincia, anunciadas por el gobierno del Neuquén.
También encaja con la visión de ampliar la diversificación económico-productiva e industrial, más allá de la explotación hidrocarburífera, pues ésta se agotará tarde o temprano. Asimismo, tiende a fortalecer la indispensable complementación del sistema educativo con el productivo y de servicios.
La situación agraria del Neuquén es paupérrima, pues las actividades tradicionales apenas aportan alrededor del 1 % del Producto Bruto Geográfico. La explotación forestal ha avanzado a pasos muy lentos, siendo que los relevamientos técnico-científicos indican una aptitud potencial de cientos de miles de hectáreas; aparte está el bosque nativo, que a su vez, luce impactado y lesionado por la descontrolada intrusión de ganado bagual y leñatera de hecho. Deberían ponderarse las plantaciones forestales de ensayo que realizó el recordado Rogelio Figueroa en la zona de Andacollo-Huinganco, que hoy día testifican ese potencial maderero,
Por otra parte, ante el conflicto de intereses con la Provincia de La Pampa acerca de la barrera anti-aftosa, resalta la necesidad de acrecentar en la Patagonia la ganadería de carne, no sólo para autoabastecer el consumo regional, sino también para poner en valor la exportación hacia países con estricto control respecto a esta contagiosa enfermedad animal. Cabrían actualizarse – por ejemplo – los promisorios estudios realizados por el CFI-COPADE, que demostraban que sobre una superficie de unas 250 mil hectáreas, en la cuenca occidental-media del Río Agrio, con adecuada y simple tecnología de riego podrían producirse más de 1 millón de reses vacunas por año.
Entonces, los sueños y recomendaciones históricas de numerosos hombres de ciencia del país y técnicos nacionales y provinciales, podrían llegar a concretarse no sólo alentado producciones forestales y ganaderas en sí, sino habilitando industrias madereras y cárnicas de envergadura, además de nuevos cultivos industriales que generen rentabilidad y demandas de trabajo calificado.
Quedaría así fundado el círculo mencionado al principio, sobre la educación técnica para los jóvenes, quienes podrán así plasmar el crecimiento sustentable y perdurable para toda la región, antes que se degraden los recursos renovables y se agoten las fuentes petrolíferas, gasíferas y mineras. Esto es, evitar que en el corto y mediano plazo “nos quedemos sin el pan y sin la torta”
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