A 40 años del hallazgo del «lagarto de Abel del Comahue»

Por qué aún sigue cautivando a expertos y visitantes en el Museo Provincial Carlos Ameghino en Cipolletti.

“¡Feliz cumpleaños Abelisaurus comahuensis!” Con este saludo, el Museo Provincial “Carlos Ameghino”, que se encuentra en Cipolletti, Río Negro, celebró el 40° aniversario de la presentación de uno de los dinosaurios más emblemáticos de la paleontología argentina. Su nombre científico quiere decir “lagarto de Abel del Comahue”.

Corría el año 1985 cuando los reconocidos paleontólogos José Bonaparte y Fernando Novas, ex-investigador del Conicet y ganador de un Premio Konex en 2023 en la categoría paleontología, publicaron ante el mundo la descripción de esta especie de carnívoro bípedo.

El hallazgo había estado a cargo de Roberto Abel, paleontólogo aficionado patagónico, que encontró los restos fósiles del ejemplar en la región del Comahue. Con buena parte de la colección de materiales de ese profesor de Historia, se impulsó más tarde la creación del museo dedicado a la paleontología y a las ciencias naturales. Hoy funciona en la calle Belgrano 2150, en la antigua vivienda de la estancia “La Esmeralda”.

Se sabe que el Abelisaurus comahuensis habitó en la Patagonia a finales del período Cretácico, hace por lo menos 83 millones de años. Inicialmente, Abel asignó el hallazgo del fósil a la Formación Allen, aunque investigaciones posteriores lo ubicaron en la Formación Anacleto. Dos años después, Bonaparte y Novas publicaron la descripción científica y lo bautizaron con su nombre, a modo de homenaje, junto al epíteto específico, en referencia a la región donde fue encontrado.

Los restos del dinosaurio fueron descubiertos por Roberto Abel. Foto: Gentileza.

En diálogo con Diario RÍO NEGRO, Rocío Agüero, actual paleontóloga de la institución y José Aravena, técnico a cargo, coincidieron en destacar que el descubrimiento del dinosaurio sirvió para poner en valor la labor paleontológica regional, el patrimonio y los espacios de resguardo y preparación de materiales, como el laboratorio que se consolida en Museo.

“Antes lo que ocurría era que los investigadores de afuera venían y estudiaban restos de acá, pero que iban con destino a Buenos Aires para ser preparados”, relató Aravena. Sin embargo, el descubrimiento hizo que ese mismo proceso pasara a llevarse a cabo en Cipolletti para responder a las necesidades de investigadores locales que están desarrollando aquí su actividad.

El avance se dio junto a lo vivido en otros puntos del sur argentino y gracias a eso en la actualidad funcionan distintos museos en la provincia de Río Negro, en Neuquén, en Chubut, que tienen a su cargo la preservación del patrimonio y también desarrollan investigación. Entre ellos, se suma el rol de integrantes del Conicet que aportan al trabajo conjunto, valoró Agüero.

El Abelisaurus representó así no sólo un testimonio de la fauna carnívora prehistórica de la región, sino que también dejó a la vista el aporte de nuestros científicos al conocimiento paleontológico mundial.