Simulaciones computacionales reescriben la historia de los glaciares

Un estudio llevado a cabo por científicos de Chile y Alemania muestra cómo la región experimentó expansiones y contracciones glaciales. Desafía teorías previas y aporta datos clave para entender la evolución climática global a lo largo de milenios.

La región de Patagonia se distingue hoy por su extraordinaria variedad de paisajes, desde bosques extensos hasta desiertos áridos y cordilleras imponentes. Sin embargo, bajo esta diversidad actual persisten vestigios de un pasado radicalmente distinto: los campos de hielo patagónicos.

Científicos de Alemania y Chile estudiaron la historia espacio-temporal de la capa de hielo patagónica durante todo el último ciclo glacial, desde hace aproximadamente 120.000 años hasta la actualidad.

Lo hicieron para “comprender mejor las causas de las secuencias temporales y la dinámica de los avances y retrocesos de los glaciares”, explicó el doctor Andrés Castillo-Llarena, modelador de sistemas terrestres en el Centro de Ciencias Ambientales Marinas y el Departamento de Geociencias de la Universidad de Bremen.

En la actualidad, los campos de hielo del norte y del sur de Patagonia constituyen los restos de una capa de hielo mucho más extensa, que alcanzó su máxima expansión hace unos 35.000 años. En ese periodo, la cadena central de los Andes se hallaba cubierta de hielo entre los 38 y 55 grados de latitud sur.

El estudio fue liderado por el científico Andrés Castillo-Llarena (Crédito: Marum)

Según los resultados del trabajo que fue publicado en la revista Nature Communications, “un foco principal fue el papel de la variabilidad climática a escala milenaria como mecanismo impulsor de los cambios en la capa de hielo patagónica”.

El impacto de la última glaciación se extendió a nivel global y cambió los paisajes y las condiciones ambientales. “Norteamérica, el norte de Europa y especialmente Patagonia estuvieron cubiertos por gigantescas capas de hielo que posteriormente desaparecieron tras la era glacial”, detalló Castillo-Llarena.

El crecimiento y retroceso de esas masas de hielo dependieron en gran medida de las fluctuaciones de temperatura y precipitación, por lo que su estudio ofrece información clave sobre los cambios climáticos del pasado.

Los datos paleoclimáticos actuales de Patagonia y Nueva Zelanda muestran que la máxima expansión glaciar en las latitudes medias del hemisferio sur ocurrió casi simultáneamente, aunque no de forma sincrónica con la historia glacial del hemisferio norte.

Para profundizar en esos procesos, el equipo de Castillo-Llarena recurrió a simulaciones computacionales. Los resultados contradicen las hipótesis previas basadas en reconstrucciones geológicas, ya que “la capa de hielo patagónica experimentó periodos de expansión y contracción, en lugar de una historia uniforme durante la era glacial”, aclaró.

Además, identificaron dos grandes fases de avance glaciar en el último ciclo glacial: una de ellas ocurrió hace unos 71.000 años, y otra hace aproximadamente 35.000 años. Entre ambos episodios, se produjo una reducción temporal de la capa de hielo hacia los 60.000 años atrás.

El análisis permitió determinar que la fuerza motriz de esas fluctuaciones a largo plazo fue la combinación de la duración de los veranos y la intensidad de la radiación solar estival, fenómeno conocido como “energía estival integrada”. Este parámetro varía con los cambios en la inclinación del eje terrestre en ciclos de unos 40.000 años.

“Sospechamos que la energía estival integrada moduló no solo el comportamiento de la capa de hielo patagónica, sino también el de otras masas de hielo en las latitudes medias del hemisferio sur”, afirmó Castillo-Llarena.

Junto a estas oscilaciones de largo plazo, el equipo detectó variaciones de menor escala temporal en la capa de hielo patagónica, asociadas a cambios climáticos abruptos en el hemisferio norte.

Estos hallazgos son especialmente significativos porque existen relativamente pocos datos sobre las fluctuaciones climáticas pasadas en el hemisferio sur. Para comprender mejor el cambio climático futuro, resulta fundamental entender cómo interactúan los hemisferios norte y sur”, explicó el doctor Matthias Prange, científico de MARUM y coautor del estudio.


La región de Patagonia se distingue hoy por su extraordinaria variedad de paisajes, desde bosques extensos hasta desiertos áridos y cordilleras imponentes. Sin embargo, bajo esta diversidad actual persisten vestigios de un pasado radicalmente distinto: los campos de hielo patagónicos.

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