Cipolletti: una tierra hecha a fuerza de pulmón

Horacio Pierdominici, además de ser el actual presidente de la Cámara de Productores de Cipolletti, continúa en su línea de productor primario. Exporta pera y manzana y apuesta al mercado interno. Firmemente advierte que no se arrepiente de serlo: “Yo estoy muy orgulloso de ser chacarero, pero parece que al chacarero la sociedad misma no nos tiene en cuenta. Estamos produciendo alimentos y estamos dando mucho trabajo”.

Redacción

Por Redacción

Con orgullo, Horacio relata que el primero de su árbol genealógico en pisar el Alto Valle fue su abuelo materno. Luego, su abuelo paterno migró hacia nuestro país al finalizar la Primera Guerra Mundial. Se afincó primero en Fernández Oro y esperó desde allí la llegada de su mujer y su hijo, al que conoció recién a sus 9 años, en el año 32. Este hijo sería el único italiano de los hermanos que le precedieron y, posteriormente, el padre de Horacio.

La chacra familiar, donde se traspasó el conocimiento durante varias generaciones, estaba ubicada en lo que hoy es Barrio El Manzanar. De cuatro hermanos, Horacio es el menor, y a su vez, el único que siguió con esta actividad. “Esto es más espinas que rosas, pero lo llevo en el alma porque realmente lo hice toda la vida y me gusta hacerlo”, expresa, y recordó a su tío, quien falleció por la edad y el peso que tuvo en su cuerpo tantos años de trabajo en el campo.


Horacio pone como motivo principal de la fuerte voluntad de trabajo y apuesta por el Alto Valle, nada más ni nada menos que al desarraigo. Cree fervientemente que los inmigrantes “realmente la pasaron muy mal para venir acá”.

Horacio expresó que “si ellos no venían al Valle, yo creo que seguiría siendo un desierto porque hacer este Valle cómo lo hicieron los inmigrantes la verdad que se le caen las lágrimas a uno” de solo pensarlo. Y concordó que no solo trajeron conocimientos sino que trabajaron la tierra la tierra día y noche, todos los días.

Sobre los primeros pobladores del Alto Valle, relata que lo primero que elaboraron fueron verduras, alfalfa para los animales y, primeramente, en muchos lugares se plantó viñas.

Destacó que como en ese momento tampoco se contaba con la financiación del Estado, no solo trajeron conocimientos sino que trabajaron la tierra, araron con madera e inventaron el sistema de riego de la zona.

Dijo: “esto era todo tierra. Imaginate, no había alamedas, no había nada” y sumó emocionado que “el sistema de riego que hizo el Ingeniero Cipolletti es único en el mundo” debido a que los canales y los saltos que hay en los canales están “muy bien hechos” a pesar de haberse fabricado hace tanto tiempo.

Explica que en la actividad cipoleña se comenzó a funcionar el empleo de medianeros, como por ejemplo en las chacras de la gente de ese momento, Gaspardi o Colombre (lo que es Isla Jordán)

“Todos estos extranjeros que venían trabajan para ellos. Eran medianeros y así se hicieron sus chacritas. Les empezaron a dar 4 hectáreas, 5 hectáreas…” Con el paso del tiempo, todo lo que hoy es barrio Don Bosco, se hizo con la gente que trabajaba en los galpones o en las chacras. Trabajadores mayormente eran chilenos que pudieron comprar así su solar y entre 7 u 8 se juntaban para construir sus casas. “Hay de todo. Por eso hay una diversidad de razas que esté Valle nos acogió”, manifestó.


Horacio cree que habría que enseñar y difundir más la historia de la creación de este valle que para él es un lugar bendito, “lástima que no lo sabemos cuidar, que lo estamos perdiendo”, agrega.

“Hoy de 60.000 hectáreas que había bajo riego, quedan 18 o 19 mil hectáreas plantadas. Es una cosa que de 2.000 toneladas de fruta que había quedan 800, 900…”

“El valle está volviendo a ser lo que era cuando llegaron mis abuelos porque la fruticultura demanda mano de obra y la mano de obra no está”.

Horacio Pierdominici, productor frutícola.

Añadió que lo que sucede es que las hectáreas que se han perdido están abandonadas, y que lo que se está volviendo a producir es la alfalfa, como en los principios de la historia agrícola regional. Aseguró que esto disminuye el empleo en la zona.

El valle está volviendo a ser lo que era cuando llegaron mis abuelos porque la fruticultura demanda mano de obra y la mano de obra no está”

Mencionó a Cervi y Galuci como pioneros de lo que fue la producción frutícola en el valle, pero concretamente en Cipolletti, y que actualmente queda Eduardo Artero trabajando familiarmente en la zona.

“Unos poquitos que están quedando muchos alquilan las chacras, otros las arrancan ,otros las abandonan y las empresas frutícolas agarran las mejores”

Por ahí charlo un poquito con mi hijo y nos damos fuerzas entre los dos. Y seguimos para adelante”

Lamentó que actualmente no se cubren los costos de producción. “Cualquier país del mundo estaría muy preocupado por lo que está pasando acá. Menos este país”, opinó y aseguró que su sector no paró de trabajar durante la pandemia. “Tienen que tener más en cuenta al productor y a la gente que trabaja en el campo porque de acá comes vos y comen todos, hay que darle valor”. Estimó que entre un 20 y 30% de lo que se produce en la región se distribuye y consume exclusivamente en la región.


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