Se inició la época de jugar a dos puntas

El gobernador Omar Gutiérrez y el intendente Horacio Quiroga se sentaron uno al lado del otro en la Casa Rosada para auspiciar el plan de relanzamiento de la formación geológica Vaca Muerta.

Ambos tienen experiencia de imitar al tero que grita en un lado y pone los huevos en otro y fue el inicio de la temporada “de jugar a dos puntas” tanto del MPN, del partido de Quiroga, disputa en la cual la Nación acomoda sus conveniencias.

Las nueve hectáreas de la Prisión Regional del Sur, Unidad 9, es el campo de jineteadas donde se desenvuelven por estas horas esas actuaciones. A excepción de reparaciones menores que se hicieron, los edificios adolecen de los problemas de la antigüedad y, si bien conserva la característica de máxima seguridad al igual que la de Chaco, las únicas dos del servicio penitenciario federal con ese mote, las condiciones de confinamiento no son las mejores.

El pragmatismo hizo su juego y cuando en el Ministerio de Germán Garavano olieron que el primer paso que dio Quiroga era abrir las calles del predio en la zona este, donde no hay construcciones, marcaron el teléfono de Gutiérrez y desempolvaron la idea que pergeñó Jorge Sobisch hace 20 años.

A cambio recibirán un complejo nuevo que requiere modificaciones para aumentar su nivel de seguridad en Senillosa y cumplen, en forma estricta, con los dos. A Quiroga le permiten abrir las calles pero le ponen una barrera a un hipotético segundo plan y a Gutiérrez le abren la puerta para tener “más presencia” en la ciudad donde se desarrollará la batalla por los votos este año.

“El gobierno nacional jugó a dos puntas”, se quejó Quiroga cuando vio al gobernador y al ministro de Justicia firmando el acuerdo.

Si se motoriza el canje de las cárceles, Gutiérrez tendrá hándicap para desarrollar sus pareceres en la elección de concejales y diputados. Quiroga lo empardó porque sacó a relucir sus diplomas con Macri y esto es lo que le valió sentarse a su lado en el inmueble donde se resuelve el futuro del petróleo neuquino, aunque su temporario ocupante no conoce Añelo.

Esta semana volvió de un descanso el exgobernador Jorge Sapag y todo indica que comenzará a tallar en la lista Azul, en la interna del MPN. Por su estilo, es probable que desplegó el mapa para observar ventajas y las desventajas del otro. Su mecanismo político es apostar a la división para que el núcleo más fiel de los votantes le permitiera encerar el camino hacia el poder y por eso es el padre de las colectoras.

Gutiérrez comenzó con el pie izquierdo porque en su proyecto de reforma electoral bajo el insostenible argumento de una encuesta las eliminó de su proyecto y, luego, tuvo que aceptarlas.

El ex y el actual saben que la batalla en Neuquén no es fácil y que cada acción puede significar la sobrevivencia de las figuras que deberán ir a la trinchera, por lo que buscarán no dejar ningún cabo suelto.

La ventaja de Quiroga es justamente la experiencia y buscará atar su performance al gobierno de Mauricio Macri maximizando las debilidades del MPN que se cuentan en los miles de dólares que deberá pagar este año con un barril criollo más barato que generará una sangría en la tesorería.

En el gobierno descansan en que las nuevas reglas de juego laborales para la actividad petrolera generarán inversiones que redundarán en más impuestos provinciales. Saben que en año electoral se sensibilizan demasiado los reclamos sectoriales que ponen en riesgo el capital que se pudo haber ganado.

Si como algunos dicen, el año pasado sirvió para que Gutiérrez se recibiera de gobernador, para Quiroga comenzó una cuenta regresiva que, si no hay cambios estructurales, es su último período de jefe comunal. Como protagonista de la historia contemporánea en la provincia es improbable que piense en retirarse, como nadie cree que el exgobernador mire la política desde afuera.

Nación, Provincia y Municipio desplegaron mecanismos para capitalizar el canje de las cárceles de Neuquén por la de Senillosa y los tiñeron de intenciones.

La elección de concejales y diputados recreará una rutina de disputa partidaria que repetirá estrategias de un doble juego para buscar adhesiones.