Con cuerpo, alma y tenis David derrotó al orgulloso Hewitt

Tras cinco duras horas de juego, el argentino lo venció por 3-6, 6-4, 3-6, 7-6 (1) y 9-7. Reconoció que fue un partido “muy cerrado” y que los dos terminaron “acalambrados y cansados”. “Ahora quiero descansar”, mensajeó el unquillense en Twitter.

ABIERTO DE AUSTRALIA

David Nalbandian hizo trizas por tercera vez consecutivas en tierras australianas las ilusiones del ídolo local y ex número uno del mundo, Lleyton Hewitt, en un maratónico partido de casi cinco horas y sobreponiéndose a adversidades en momentos culminantes.

Habían pasado minutos de la una de la madrugada en Melbourne cuando un fino globo sentenció el pasaje del cordobés a la segunda ronda y la eliminación de Hewitt.

Fue un 3-6, 6-4, 3-6, 7-6 (1) y 9-7 que desde el tie break del cuarto tuvo todo tipo de emociones.

“Fue un partido increíble, lo tuve casi perdido. Ahora quiero descansar”, mensajeó el unquillense en su cuenta de la red social Twitter tras vencer a Hewitt.

En tanto, confió por ESPN que fue un partido “muy cerrado” y que terminaron los dos “acalambrados y cansados”.

Celebró haberle ganado a “un gran jugador y un gran campeón que en su casa es muy duro”.

Hace seis años que Hewitt no puede dominar al unquillense, quien lo venció en las últimas tres lides, todas en Australia, por Copa Davis, en el ATP de Sydney y ahora en el Abierto.

Desde que Nalbandian lo vapuleó en el pasto por los cuartos de la Davis de 2005 con un corrido 6-2, 6-4 y 6-4, dandole el pase a semis a la Argentina, el cordobés se hizo dueño del resto de los pleitos.

Atrás quedó aquella derrota en la primera final de un argentino en Wimbledon cuando Hewitt, entonces uno del mundo, transitó una de sus más plácidas finales de un Grand Slam. Entonces Nalbandian despuntaba hacia los primeros planos y hasta celebró haber llegado a la instancia más que sufrir el dolor de una derrota.

Hewitt estuvo dos veces set arriba pero Nalbandian puso el alma y su juego para empardar 2-2 ganando con contundencia el tie break del cuarto por 7-1.

El quinto fue para el infarto. Nalbandian quebró en el tercero y cuando estaba 6-5 perdió el saque ante el australiano, que volvió al frente y hasta tuvo dos match points que el cordobés logró remontar para igualar 7-7 cuando las piernas parecían endurecerse, a decir por los ejercicios casi imperceptibles hacía en los segmentos entre puntos, y el público bajaba su aliento al crédito del país.

Dos veces Nalbandian soportó sin chistar dos errores de jueces de línea, comprobados por el ojo de halcón, que en lugar de darle el punto lo obligaron a jugarlo otra vez con final dispar.

Hasta que se puso 8-7 luego de un 40-0 con un passing con slice que parecía imposible llegar y sin llegar a tiempo para mirar dónde ponía la pelota, que se le coló al australiano cuando daba el paso a la red.

Nalbandian había puesto otra vez el temple especial del que es dueño en las instancias decisivas y hasta la picardía con una pelota al cuerpo cuando todo parecía cuesta arriba. Encaró el que sería su último punto con un dominio mucho más amplio que muchos de los puntos anteriores con la carga que llevaba la definición que llegó con ese globo que sentenció uno de los partidos más emotivos de la carrera de Nalbandian y un resultado final que se le está siendo amargamente costumbre a Hewitt cada vez que recibe al cordobés en casa.

Agencia DyN


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