Corrientes electorales

Weretilneck tendría que convocar ya, de votarse en el primer semestre.

río negro

adrián pecollo adrianpecollo@rionegro.com.ar

Poco comparte Weretilneck de sus argucias electorales. Sí muestra sus atenciones gubernamentales: un entendimiento con la Unter para sellar la paz gremial y la aprobación de los contratos petroleros, con su inyección de recursos inmediatos. El Congreso de docentes –planteos más, planteos menos– ya convalida la oferta oficial. Un logro importante. Weretilneck capitalizó la salida de Marcelo Mango de Educación y mejoró la relación con la Unter, a partir de un vínculo con el segundo del gremio, Marcelo Nervi, un histórico contrincante del exministro. Tampoco el gobernador mezquinó en sus cesiones a la Unter y las últimas correcciones salariales proyectan erogaciones muy superiores a las simulaciones iniciales. Y la negociación sigue. Los recursos llegarán de las prórrogas petroleras, más allá de que no pueden canalizarse directamente en haberes. Por distintos conceptos, Weretilneck dispondrá próximamente de unos 932 millones de pesos si todo sale como prevé. Ya recibió 132 millones por pagos impositivos, otros 570 millones serán los pagos inmediatos del bono fijo (otro monto similar quedará para el 2016 y el 2017) y unos 230 millones en equipamiento y vehículos por el aporte social. Sólo falta deducir la parte de los municipios. El aval parlamentario abrirá ese flujo de fondos, bien estimulante para la candidatura de Weretilneck. El trabajo y la paciencia expuestos en la exitosa negociación con la Unter colisionan con el inexplicable arrebato impuesto para el debate legislativo del paquete petrolero. Demasiada complejidad para nueve jornadas hábiles, previendo su tratamiento el 30 de diciembre. Una iniciativa amontona la adhesión de Río Negro a la ley nacional, reformas a la norma provincial y los cuatro acuerdos. Todo junto para blindar el convenio con Petrobras. Ese texto es el mismo firmado con YPF, insiste el gobierno. Sí, pero la firma brasileña mantiene conflictos judiciales con el Estado rionegrino, como la demanda en la Corte. Esa acción no es sólo contra Río Negro, defiende Weretilneck. Comparan y contraponen a Petrobras con el acuerdo firmado con YPF y Miguel Galuccio. Reservan un contraataque: la inversión proporcional de Petrobras es superior a la petrolera nacional. Reaccionan y apuntan contra la resistencia K. Valdría otro enfoque para no justificar así todo y reducirlo a un contrapunto entre ambos sectores. Expuesto, apurado y ajustado, pero Weretilneck lograría la ratificación del paquete petrolero. Requerirá sí –seguramente– el apoyo de algunos radicales y aliados en Petrobras. Ya cada pose se relaciona con expectativas electorales. El gobernador aún no tiene ninguna resolución. Los tiempos se imponen. Por caso, debería esta semana formalizar el cronograma de elecciones si, por lo menos, quiere que Río Negro vote en el primer semestre, considerando la previa de las PASO. Otros plazos se abren si aparta el proceso de las primarias, afrontando el riesgo de su judicialización o el costo político con la presentación de un proyecto para la postergación de su aplicación. Ya evalúan convocar las PASO para junio y las generales para septiembre. En ese caso, habrá un embrollado escenario porque estaría nacionalizado por la proximidad de las primarias (agosto) y las presidenciales (octubre). Allí se prioriza la dicha petrolera, aprovechando más tiempo esa bonanza de recursos para las persistentes giras de Weretilneck, hoy, cada vez más desprovistas. La vacilación se expandió hasta el alineamiento nacional. Sergio Massa ya no es lo que era. Y el gobernador ha demorado su arribo a Río Negro y postergó así sellar su adhesión a ese proyecto. ¿Tiene margen para retroceder? No mucho. Sólo emanar más difusas pertenencias, que aprovechó tras un contacto en Casa Rosada. A principios de mes, el hoy exsecretario general Oscar Parrilli recibió a Weretilneck, que hizo su catarsis de la partida del kirchnerismo. Aquél le pidió revisar su alineamiento a Massa y lo alentó a que dirima su candidatura dentro del FpV. El gobernador no piensa en retornar al FpV, pero aprovecha cualquier atadura que sirva para minimizar el abandono de Nación hacia su gobierno. Volvió a su antiguo propósito de un Frente provincial, con limitadas influencias nacionales. No reniega de Massa, pero el precandidato ya no lograría comunicarse tan fácilmente con él. Weretilneck marcha, sin rumbo o enmascarándolo. El resultado es igualmente confuso e inquietante para los otros actores. El borrador de reglamentación de las PASO aportó a esa inseguridad. Un plan oficial diseña una simple fase de las PASO con Weretilneck en un Frente reducido a sus partidos menores, procurando un fuerte desgaste del FpV por sus pujas internas y completándose con boletas, entre otras, de la UCR y de un Unen autóctono, liderado por Magdalena Odarda. La otra opción. Prevé un gran Frente anti-K para las primarias donde puedan confluir Weretilneck y también una boleta de la UCR, y se fantasea con otra de Odarda. La utilidad estaría en su polarización con las listas K del FpV. Los modelos todavía son muy borrosos, entonces el radicalismo aporta a esa construcción. El miércoles, el exdiputado y viejo ingeniero electoral Oscar Machado se reunió con el ministro Luis Di Giacomo y el secretario general Matías Rulli. En el radicalismo proliferan intenciones contrapuestas, que aflorarán como conflictos. Por caso, el presidente de la UCR, Horacio Massaccesi, tiene una prioridad: poner a Darío Berardi por Bautista Mendioroz en la jefatura del bloque. El exgobernador cree que ésa es la única estructura válida y, además, serviría para imponer alguna postura conjunta y revalorizar el radicalismo. Le falta un voto para ese recambio, pero aseguran que Leonardo Ballester estaría próximo a sumarse. Si eso se cumple, Mendioroz dejará la bancada y, en definitiva, blanqueará su lugar en el proyecto que liderará Odarda. Carece del plan 2015, pero el oficialismo construye igual alianzas con los jefes radicales. La mayoría de sus intendentes ya adelantaron a Weretilneck que votarán en abril y, después, colaborarán con su candidatura. Viedma se alista en ese turno electoral, pero sin más licencias. Aun así, los favores cruzados son innegables. Rulli se ocupó personalmente de que un concejal peronista –Lorenzo Córdoba– desoyera la postura de los suyos y otorgara el voto decisivo para subir las tasas. Weretilneck espera la contrapartida: el apoyo de Berardi, con otros radicales, al acuerdo de Petrobras. El oficialismo mide a quiénes tendrá enfrente. Las teorías del mandatario se asientan en que el roquense Martín Soria se peleará con el senador Pichetto. Hay maniobras para ese desenlace. Ricardo Arroyo se juntó con Soria. El ministro lo estimuló a participar en las PASO contra Pichetto y esa promoción habría sumado una promesa de financiamiento. El roquense le contó la propuesta al senador. Combinó lealtad y condicionamiento. Una incitación más moderada también tuvo Soria de Parrilli. Su corrimiento del despacho lindero al de la presidenta es un gozo para el senador, porque el neuquino siempre encontraba razones para erosionarlo. Soria no resuelve su futuro, ni tampoco lo dirá mientras pueda cercar a Pichetto en el armado de la lista del FpV. El nudo del 2015, anudado una y otra vez, está en la resolución del vínculo político del senador y el intendente. El oficialismo puede estar ocupado y perdiendo el tiempo en cosas que nunca sucederán. Por eso Weretilneck regresará a sus reales ocupaciones, empujado por los fondos petroleros e incentivado por el virtual acuerdo con Unter, a pesar de que asoman otras dificultades, como las frutícolas.


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