Samanta Schweblin exorciza su miedos con la escritura

El desconcierto, la obsesión y los recuerdos son las constantes de “La respiración cavernaria”, el nuevo trabajo de la escritora argentina Samanta Schweblin, donde la protagonista, una mujer que padece Alzheimer, guarda en cajas todas sus pertenencias esperando el momento de la muerte mientras el mundo circula de manera extraña. “La lista era parte del un plan: Lola sospechaba que su vida había demasiado larga, tan simple y liviana que ahora carecía del peso suficiente para desaparecer. Había concluido, al analizar la experiencia de algunos conocidos, que incluso en la vejez la muerte necesitaba un golpe final”, escribe Schweblin al comienzo del relato.

“La respiración cavernaria” forma parte del libro de cuentos “Siete casas vacías”, ganador del premio Narrativa Breve Ribera del Duero en 2015; ésta es una edición especial de aquel relato, en formato apaisado y con ilustraciones de Duna Rolando.

La autora se fue a vivir a Berlín hace algunos años con una beca, y decidió quedarse. En este relato, que aborda la enfermedad de Alzheimer, se describe cómo Lola, una mujer mayor que hace muchos años perdió un hijo, trabaja todo el día en el armado de cajas y la confección de listas para no olvidar cosas de la vida cotidiana. “Él”, su marido que no posee nombre, la ayuda cargando las cajas rotuladas hasta el galpón. Al lado del hogar del matrimonio hay una casa tomada con una familia que tiene un hijo adolescente que entabla una rara relación con “él”; eso a ella la mantiene atenta pero a la vez con miedo, porque no sabe qué interés tiene ese chico que se me mete todos los días en el galpón. Hasta que un día la muerte se hace presente en la historia.

P- ¿De dónde salió “La respiración cavernaria”?

R- Después de muchos años sin verlo, visité a mi abuelo paterno, que vivía en Bariloche. Estaba casado con una mujer que apenas conocí, Nora. Y tenía un problema respiratorio muy serio, que ella además exageraba silbando cada vez que exhalaba, incluso en medio de una conversación. Era algo insólito y extraño. La historia no tiene nada que ver con ellos, pero la casa en la que sucede, y algunos detalles de la personalidad de Lola, mi personaje, vienen de esta extraña abuela política. También estaba el Alzheimer, otro tema de este relato, que es una sombra oscura en la línea femenina materna de mi familia, y tuvo mucha influencia durante la escritura.

P- En el caso del Alzheimer, ¿la literatura es una forma de exorcizar temores?

R- Estoy convencida de que la literatura exorciza. Nos exorciza escribir sobre nuestros miedos, pero también leer sobre ellos. Y no se trata de ninguna fe mística ni optimista. La literatura nos permite probarnos a nosotros mismos en escenarios que tememos, nos ayuda a entender, y por tanto muchas veces ayuda también a desarmar prejuicios, terrores, cegueras, tantas cosas.

P- Lola es el personaje femenino de tu libro… pero su marido no tiene nombre, ¿fue a propósito o hay un trasfondo de no recordar o ignorar al otro que está implícito?

R- Él no tiene nombre porque ella no quiere dárselo. Porque está furiosa con ese hombre que es su marido. Porque ella hace años viene preparando su muerte, para morirse dejándole a él todo listo y ordenado, para que él vea que, incluso después de la muerte, ella sigue ocupándose de todo en la casa.

P- ¿Hay una mirada crítica sobre el hecho de envejecer en el relato?

R- Bueno, no hay ninguna intención crítica particular. Pero supongo que sí es espejo del gran problema de la longevidad. Ahora vivimos mucho más, pero no son años buenos. Pareciera ser que, en la mayoría de los casos, esos diez años extra que hemos ganado los usamos solo para morir lentamente, lo cual me parece aterrador.

P- ¿Cómo fue la experiencia de trabajar con la ilustradora Duna Rolando?

R- Preciosa. Somos vecinas acá en Berlín. La conocí porque hace años ella está pintando retratos en unos lienzos enormes de artistas argentinos radicados en Berlín, y como me hizo uno me invitó a pasar por su atelier. Cuando vi su obra me gustó tanto que de inmediato le propuse hacer algo juntas. Fue muy interesante pensar las imágenes del libro con ella, porque no queríamos que se tratara de un libro ilustrado, sino que queríamos intentar usar sus imágenes para contar más de lo que ya contaba en el relato, e incluso contradecirlo a veces.

P- ¿Qué recomendaciones le harías a los jóvenes que quieren lanzarse a la aventura de escribir y publicar?

R- Leer mucho, y escribir mucho. Si tengo que pensar en mi propia experiencia, los talleres literarios fueron mi gran herramienta.

Relatos y premios:

de Baires a Berlín

Datos

Samanta Schweblin (Buenos Aires, 1978) estudió cine y televisión.
Sus primeros libros de cuentos (“El núcleo del disturbio” y “Pájaros en la boca”) obtuvieron los premios del Fondo Nacional de las Artes y Casa de las Américas.
“Distancia de rescate”, su primera novela, obtuvo el premio Tigre Juan y fue nominada al Man Booker Prize 2017.
Actualmente vive en Berlín, donde escribe y dicta talleres literarios.

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