El Club de Coleccionismo Afectivo, la original propuesta que mueve el arte de Bariloche

Creado por las artistas y galeristas Bar Visconti y Pilu Danegger, busca visibilizar y fortalecer una práctica ya arraigada en la ciudad: la adquisición de obras de arte como un acto que va más allá de la mera compra, profundizando la empatía simbólica y afectiva.

¿Cuántos de nosotros somos coleccionistas de arte y no lo sabemos? ¿Y cuántos convivimos con pequeñas (o no tanto) piezas hechas cerca de casa por un artista amigo, o no, y lo pasamos por alto? Porque sí, esa pieza allí entre libros, fotos o colgada de una pared es una obra de arte y vos, él, nosotros, somos coleccionistas de arte. Eso sí, no cualquier coleccionista, sino uno muy especial: uno afectivo.  

Por eso, entre otros motivos, es que existe en Bariloche el Club de Coleccionismo Afectivo, una hermosa iniciativa de las artistas, gestoras culturales y galeristas locales Bar Visconti y Pilu Danegger.   

Codirectoras de Hervidero Galería de Arte Contemporáneo de Bariloche (Av. Bustillo 13920), Bar y Pilu se propusieron visibilizar y fortalecer una práctica ya arraigada en la ciudad: la adquisición de obras de arte como un acto que va más allá de la mera compra, profundizando la empatía simbólica y afectiva, y promoviendo la circulación económica para remunerar directamente a los y las artistas.   

Pilu Danegger y Bar Visconti, creadoras del original Club de Coleccionismo Afectivo.

Bajo esta premisa, el club se propuso desafiar la imagen tradicional del coleccionista, proponiendo que cualquier persona que valore una obra y elija vivir con ella puede ser un “coleccionista afectivo”.   

La primera acción del club será este fin de semana: este viernes habrá un encuentro especial para socios y socias del Club y mañana sábado se realizará una subasta de obras, abierta al público, en el SCUM (Moreno y Villegas); mientras que el viernes 28 se inaugurará la muestra de colecciones afectivas en la Sala Frey (Centro Cívico).   

En detalle, la Primera Subasta Performática abierta al público general será este sábado, a las 18 en el SCUM. Participarán obras de artistas de la Asociación de Artistas Plásticos de Bariloche, Hacedores Gráficos, Creadores de Imágenes y Hervidero Galería de arte contemporáneo. Se compartirá un copetín y se contará con la participación DJ Cata Lauro y Des.Dobladas (espectáculo Drag). 

Nosotras vemos desde nuestro espacio de galería que hay muchas personas que gustan de obtener obras de arte, de artistas locales que apoyan toda esta red de trabajo, que gustan tener un consumo cultural local, consciente, de apoyo mutuo, y eso es lo que queremos impulsar desde este proyecto, que invita a reunirnos, a encontrarnos, a pensarnos dentro del marco de este club». 

Bar Visconti, artista, galerista y cocreadora del Club de Coleccionismo Afectivo.

El mecanismo de sustento del Club es tan innovador como solidario: por una suscripción mensual de $14.000, las y los socios contribuyen a un fondo común donde el 60% se destina a un “pocito” de apoyo para artistas.  

Este fondo se sortea entre quienes adhirieron a la membresía antes de cada subasta. La primera será la de este sábado se realizarán cada cuatro meses, y el o la ganadora deberá utilizar ese dinero para comprar obra exclusivamente en ese evento, garantizando así una circulación directa de recursos hacia los y las creadoras, y la adquisición de nuevas obras para quien gusta hacerlo. Se trata de una manera de circulación de dinero de manera muy directa y que fortalece una red de trabajo del arte de manera virtuosa. 

En un diálogo con Diario RÍO NEGRO, Bar Visconti cuenta la historia de este original proyecto, por qué es importante para ecosistema artístico de la región y cómo funcionan las subastas y transacciones.

P: ¿De qué se trata este club de coleccionismo afectivo? 

R: A este proyecto lo estamos llevando adelante desde Herbidero, que es una pequeña galería de arte contemporáneo que está activa en la ciudad hace tres años, en el kilómetro 14 de Bustillo. Impulsamos esta propuesta para armar un club, es decir, reunir a todas las personas que formamos parte del ecosistema de las prácticas artísticas en la ciudad, artistas, gestores, público, personas que gustan de coleccionar arte, que conviven con obras de arte en sus casas, pero por ahí no se habían pensado o asumido como coleccionistas, porque tenemos esta idea que un coleccionista tiene ciertas características, pertenece a cierto sector económico y la verdad es que nosotras vemos desde nuestro espacio de galería que hay muchas personas que gustan de obtener obras de arte, de artistas locales que apoyan toda esta red de trabajo, que gustan tener un consumo cultural local, consciente, de apoyo mutuo, y eso es lo que queremos impulsar desde este proyecto, que invita a reunirnos, a encontrarnos, a pensarnos dentro del marco de este club. 

P: ¿Veían que existía una especie de mercado de arte que estaba como medio disperso?  

R: Sí, nosotras lo que proponemos es justamente poner en valor otra circulación, otro mercado que tiene otras características al mercado tradicional o hegemónico en Bariloche. Las colecciones más conocidas por ahí están dentro de hoteles de alta gama ,  como que hay algo de no posicionar espacios más independientes que trabajan con artistas dentro de un mercado. La circulación de obras en Bariloche se da más en formato feria, o por ahí algún artista que abre su propio taller y vende su obra, o en espacios de galería, que somos pocos, pero bueno, que estamos y que tenemos en venta la obra de artistas locales. 

P: Y eso las llevó a unirse de esta forma, a generar un circuito como el que están proponiendo.  

R: Claro, nosotras lo que le traemos a nuestros colegas y también a toda la gente que participa de este circuito artístico en Bariloche es la posibilidad de considerarse coleccionista, porque vemos que en las casas de nuestros amigos o nuestros vecinos hay colecciones de obras de artistas locales, desde un dibujo, una pintura, una serigrafía, algo que heredaste, que te regalaron, que compraste. Y en esa posibilidad de percibirnos coleccionistas podemos poner en valor toda la narrativa y la trayectoria que existe en esos cuerpos de obra en las casas, que también hay un deseo, hay un goce de convivir con objetos artísticos porque nos gusta, porque nos hace bien, y lo que queremos es visibilizar una práctica que ya hay en nuestra ciudad. Eso es lo que propone el club, estamos poniendo en valor las colecciones que ya existen en las casas de un montón de vecinos de la ciudad. 

Seguramente vos en tu casa tendrás algún dibujo, alguna escultura o algo, y por ahí no pensaste en una colección cuando pensabas en esos objetos que te acompañan en tu vida cotidiana y que para vos serán importantes desde un lugar afectivo, no específicamente de valor de mercado».

Y estas personas, muchas de ellas conocidas, como decís, gente amiga y demás, que tienen esas obras de arte, las tienen como quien tiene algo en una biblioteca, pero, de pront,o con esta propuesta es como que decir ahi hay obra de arte aunque no nos demos cuenta, porque pareciera que la obra de arte es mucho más solemne. 

Claro, porque son narrativas impuestas también por un sistema del arte, que cuando nos corremos de los grandes márgenes o de los grandes centros urbanos, Bariloche ahora es una gran ciudad, pero quienes somos de acá sabemos que tenemos nuestras propias maneras de todo, de estar en este territorio, pero también de vincularnos con los objetos artísticos. Seguramente vos en tu casa tendrás algún dibujo, alguna escultura o algo, y por ahí no pensaste en una colección cuando pensabas en esos objetos que te acompañan en tu vida cotidiana y que para vos serán importantes desde un lugar afectivo, no específicamente de valor de mercado, sino valores afectivos por lo que te hace sentir o lo que sea.  

El club nos parece que es una buena manera de visibilizar toda la red de trabajo que hay alrededor de ese objeto artístico en la casa de alguien, como que detrás de eso no solo está el trabajo del artista, sino de todas las gestoras que estamos moviendo ese trabajo y de toda la gente que participa de nuestros espacios y hace que se sostengan en el tiempo, toda la gente que viene a las galerías a las muestras, o a las charlas, o a lo que sea que hagamos, la intención es poner todo eso en valor. 

P: Y la pregunta sobre cómo comprar una obra de arte porque parece como una práctica más bien lejana. Sin embargo, esto que ustedes proponen acerca también esa idea de poder tener acceso a obras de arte de una forma menos formal. 

R: Es que hay muchas ficciones alrededor de la circulación del dinero. Primero, hay una ficción con relación a comprar arte, como que uno se piensa que solo personas de cierto sector compran arte. Después, hay otra ficción que circula entre los mismos artistas, una especie de tabú en relación a que circule dinero para el trabajo de los artistas. Son narrativas, digamos, hegemónicas, no es que solo nos pasa acá en Bariloche. 

El circuito existe, sucede, la gente compra, lo que pasa es que tiene otras características esa compra, por ahí los valores son mucho más accesibles. Lo que genera la compra no es solo la obra en sí, sino todo lo que la sostiene, todo lo que la contiene, el espacio en el que yo me siento cómoda y voy cada vez que hay una muestra y como que se va construyendo el deseo de tener ese objeto. 

Como cualquier consumo, en el consumo de obras de arte hay eso, muchas ficciones, tabúes, y se siente lejano, se siente como algo que no hacemos, cuando en realidad sí sucede, solamente que tenemos que repensar esa práctica y hacerla propia porque es importante para todos los ecosistemas artísticos de todos los lugares entender que cada sujeto que participa de ese circuito es importante y qué mejor que hacerlo juntos en un encuentro donde nos podamos hablar de este tema, de por qué no nos consideramos coleccionistas, por qué estos términos que reapropiamos desde el proyecto del Club, como coleccionismo, coleccionista, subasta, que también es otra práctica que una la tiene como asociada también a algo muy lejano, algo que en general no son situaciones que solemos vivir en el día a día, pero que pueden ser esas excusas para hacer una experiencia de comprar obra de arte mucho más accesible, más cercana, más amorosa. 


¿Cuántos de nosotros somos coleccionistas de arte y no lo sabemos? ¿Y cuántos convivimos con pequeñas (o no tanto) piezas hechas cerca de casa por un artista amigo, o no, y lo pasamos por alto? Porque sí, esa pieza allí entre libros, fotos o colgada de una pared es una obra de arte y vos, él, nosotros, somos coleccionistas de arte. Eso sí, no cualquier coleccionista, sino uno muy especial: uno afectivo.  

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