L.A. Woman: Los Doors lo da todo por última vez

El 19 de abril de 1971, la banda editaba el que sería su último disco con Jim Morrison, quien moriría apenas tres meses más tarde, en París.

A fines de 1970, estaba todo mal en The Doors. Desde hacía un tiempo que las cosas iban mal, sobre todo por los excesos de su líder, Jim Morrison. Desbordado por consumos desmesurados, sobre todo de alcohol, el hombre que había puesto la poesía en el primer plano del rock estaba fuera de control.  

Barbudo y con sobrepeso, su aspecto ya no era el de aquel hedonista de mediados de los ‘60, que cautivaba a la audiencia con su performática lírica. Errático y de carácter cada vez más irascible a causa del alcohol, Morrison se convertía en un tipo peligrosamente imprevisible.  

Los directos de la banda eran caóticos por naturaleza, pero en 1969 lo fueron aún más. Sobre todo, el que ofrecieron en Miami, donde Morrison terminó detenido por actitudes obscenas en escena o, lo que era lo mismo, mostrar sus genitales y otras partes íntimas.  

Aunque parezca mentira, aquello nunca pudo ser probado. Aun así, Morrison enfrentó un juicio que a la banda le costó millones en abogados, además de ser censurados en las radios y prohibirles tocar en todo Estados Unidos. 

Con cuatro discos editados, una sólida reputación artística y de las otras en apenas tres años, sí tres años, The Doors entraba en los ‘70 con incertezas al por mayor. Qué sería de ellos, nadie podía saberlo entonces, empezando por ellos mismos.  

Dijimos que a fines de 1970 estaba todo mal en The Doors. Para una persona era literal. Y no era cualquiera: Paul A. Rothchild, el productor de todos sus discos hasta entonces. “Cuando entré con The Doors a los ensayos de ese material, durante aproximadamente un mes, no hubo entusiasmo absoluto. Jim ni siquiera aparecía la mitad del tiempo. Pero en realidad todos habían sido vagos. Sólo tenían cuatro o cinco canciones que estaban lo suficientemente definidas en ese momento. Las más completas fueron ‘L.A. Woman’ y ‘Riders on the Storm’, que me parecieron fantásticas.  

Luego de ir al estudio (Sunset Sound), porque algo teníamos que hacer, les dije que eso no era rock and roll sino música de cócteles. Mi problema fue que no pude hacer tocar a ninguno de ellos de forma decente”, dijo en una entrevista de 1981. 

Doors en el estudio. La banda grabó su último disco con Jim Morrison en la sala de ensayos.

Rotchild dejó a Bruce Botnick en su lugar y se fue. “Bruce me ha visto trabajar durante años. Úsenlo como punto de partida”, le dijo a la que hasta ese momento había sido su banda: Rotchild era considerado el quinto door. Ya no lo era. 

El grupo decidió volver a su sala para comenzar a trabajar, o intentar hacerlo, en un nuevo disco. Ese disco sería L.A. Woman, grabado entre diciembre de 1970 y enero de 1971 y editado el 19 de abril de ese año. Y lo hizo con Bruce Botnick. Y fue una buena idea. En verdad, fue bueno que Rotchild no estuviera allí en ese momento. Lejos del rigor de su ex productor, Botnick trabajó de otra manera, una que le vino mejor a la banda, menos rígida y exigente y más orgánica.  

Así lo recordaba Ray Manzarek, icónico tecladista de la los Doors: “Creo que fue Bruce (Botnick) quien tuvo la idea de hacerlo en nuestra sala de ensayo en lugar de tener que estar bajo las órdenes de un estudio de grabación de mucho dinero. Así que sonaba como una buena idea. Bruce quería que fuera lo más natural y cómodo posible para nosotros, y realmente funcionó. Conocíamos el sonido de ese lugar de ensayar en él todo el tiempo”  

La música de The Doors se caracterizó por dos cuestiones. Una, que es la única banda de rock cuyo sonido característico no es el de su guitarrista, sino el de su tecladista, el mencionado Manzarek. Y la otra, acaso atada a esta (o no) es que no tenían bajista. Era Manzarek el que suplía su sonido con pianos y órganos. 

Para esta ocasión la banda sumó al bajista Jerry Scheff y al guitarrista Marc Benno. Ambos se sumaron al guitarrista Robby Krieger, al baterista John Desmore, a Manzarek y a Morrison comenzar a grabar la nueva música en vivo. 

A Morrison le gustó como se estaba trabajando y cómo estaba sonando a música que estaba logrando la banda grabando las pistas directas, sin tantas tomas como en los tiempos de Rotchild. L.A. Woman era un disco de blues como en los mejores momentos de The Doors.  

Sin embargo, su salud, y con ella su vida, desbarrancaba indefectiblemente. De hecho, las grabaciones en una sola toma tenían mucho que ver con que Botnick aprovechaba al máximo cada presencia de Morrison porque no sabía cómo volvería la siguiente vez. Y, como recordó Manzarek, en la foto de la portada de disco, Morrison estaba sentado porque estaba borracho. 

El orden de las canciones es más o menos el orden en que fueron grabadas. La primera fue “The changeling”, un poderoso blues. Le siguieron “Love Her Madly”, “Been Down So Lon”, “Cars Hiss by my Window” y la que le da nombre al disco, que cierra el lado A y cuya voz Morrison grabó en el baño de la sala. En esta como en todas las demás se nota el efecto del alcohol y el tabaco en su voz.  

El lado B abre con la experimental “L’America”. Le siguieron las no menos experimentales y por demás lisérgicas “Hyacinth House”, “Crawling King Snake” y “The WASP (Texas Radio And Big Beat)”. “Riders On The Storm” fue la última en más de un sentido. Es la última del disco, pero también fue la última canción que grabaron como banda los cuatro doors originales y fue lo último de Morrison. Tres meses después, el 3 de julio, su cuerpo sin vida fue encontrado por su novia Pamela Courson dentro de la bañera del departamento parisino que habitaba desde marzo de 1971. Ese 3 de julio, “Riders on the Storm” se editaba como segundo single de L.A.Woman. 


A fines de 1970, estaba todo mal en The Doors. Desde hacía un tiempo que las cosas iban mal, sobre todo por los excesos de su líder, Jim Morrison. Desbordado por consumos desmesurados, sobre todo de alcohol, el hombre que había puesto la poesía en el primer plano del rock estaba fuera de control.  

Registrate gratis

Disfrutá de nuestros contenidos y entretenimiento

Suscribite por $1500 ¿Ya estás suscripto? Ingresá ahora
Certificado según norma CWA 17493
Journalism Trust Initiative
Nuestras directrices editoriales
<span>Certificado según norma CWA 17493 <br><strong>Journalism Trust Initiative</strong></span>

Comentarios