La Sala Saraco de Neuquén inaugura una muestra compartida por tres artistas que apelan a un espectador activo y curioso

Este viernes, a las 19, se inauguran tres exposiciones en la Sala de arte Emilio Saraco (Av. Olascoaga y vías del ferrocarril, Neuquén). En esta oportunidad las artistas Irene Renk, Marina Morales y Cecilia Pérez, invitan a reflexionar sobre los límites de las disciplinas y la representación, acercando propuestas que requieren de un espectador activo y curioso. Las muestras podrán visitarse hasta el 26 de julio, de martes a viernes de 9 a 19 y los sábados de 16 a 21 con entrada libre y gratuita.

¿Es posible dibujar con agujas y sin aparente contraste? La artista santafesina Irene Renk presenta una serie de obras que son atravesadas por un objeto punzante que deja su rastro para generar la imagen. Requieren de una mirada activa para empezar la búsqueda y activar la pregunta ¿De qué color es un recuerdo? ¿Qué es lo que recordamos, el recuerdo original o la última vez que lo recordamos? En las obras de Marina Morales la participación del espectador también es clave. Su propuesta “Manual de instrucciones” invita a volver la mirada sobre lo cotidiano y activar la creación “…Transforme lo ordinario en extraordinario, y descubra la magia de lo cotidiano”.

“Imaginaria” de Cecilia Pérez muestra el poder del lenguaje como dispositivo plástico. Ante la supresión del objeto plástico tradicional (el artefacto “cuadro”) y la puesta en escena de un discurso que se propone como ejercicio de imaginación y de juego del intelecto.

Las obras reunidas en la muestra pronta a inaugurar surgieron de la convocatoria nacional abierta que la Sala Saraco hizo en 2023. Los proyectos se seleccionaron por separado y la directora de la sala Ailín Schmidt, junto con el jurado, decidieron ponerlas a dialogar en una misma muestra. Es decir, las artistas no se conocían hasta que esta muestra las reunió.

“Estos proyectos, si bien son propuestas muy distintas sobre todo desde lo técnico, tienen varios puntos en común”, explica Schmidt. “Por un lado, la cuestión de las disciplinas, este desdibujamiento del límite de las disciplinas, entendidas estas como las tradicionales de las artes visuales, el dibujo, la pintura, el grabado. Por otro lado, las propuestas plantean un espectador muy activo en el pensamiento, la reflexión, pero también en las acciones concretas, un espectador que pueda interactuar, que pueda interactuar con la obra para que esta obra sea tal”.

Irene Renk: qué recuerdo cuando recuerdo

Artista, profesora de Artes Visuales y tatuadora, Irene Renk vive y trabaja en Frank, provincia de Santa Fe. La serie de dibujos surgió a partir de una anécdota personal de la artista, que buscaba la veracidad de algunos recuerdos o de alguien que afirmara si lo que ella recordaba de sus primeras infancias era o no real. “De ahí parte toda la serie”, revela Irene en un intercambio de mensajes con Diario RÍO NEGRO.
La serie, cuenta ella, se empezó a gestar en 2022, son dibujos sobre papel hechos con una aguja de tatuar. “El proyecto se llama ‘¿De qué color es un recuerdo? El titulo a modo de pregunta surgió durante el proceso mismo de producción donde los ejes principales son la memoria y el recuerdo, pero pensándolo desde una postura de desconfianza”.

“Lo que tiene estas obras es una dicotomía de querer volver visible determinadas imágenes, pero, a su vez, de acuerdo con la distancia que se encuentre el espectador, las imágenes están completamente invisibles. Entonces, hay como doble distancia: de acuerdo con la cercanía o con el papel se van a dilucidar los dibujos que hay en cada uno de ellos y de acuerdo con la distancia de lejanía, se perderán visualmente”.

Esta obra reunida bajo el nombre ¿De qué color es el recuerdo?” es para Irene “una crítica abierta a la concepción tradicional de la memoria, una posición de desconfianza y una invitación a repensar no tanto aquello que recordamos, sino cómo lo recordamos”.

Cecilia Pérez: no son solo cuadros colgados

Profesora en Letras por la Universidad Nacional del Comahue, Cecilia Pérez (Catriel, 1978) tiene experiencia publicando literatura y en diversas propuestas audiovisuales a partir de textos, pero nunca había hecho una muestra en una sala. “La idea de escribir salió sola, sin pensar en nada particular”, revela. “Pero cuando salió la convocatoria de la Sala Sarco dije ‘bueno, si le pongo un marco son cuadros’ (risas). Pero se fue dando naturalmente”.

La obra surgió de un proceso bastante largo que empezó en un ejercicio de escritura en 2020. De ahí nacieron seis textos que su autora define como cuadros escritos. “Luego imaginé qué medidas, que técnicas, que nombres como todo lo que constituyen un cuadro reemplazándolo por palabras. Eso después pasó a ser un libro que yo le agregué las técnicas con las que se había hecho cada cuadro, que también fue un proceso de escritura inventado”.

Ese libro luego devino en obra cuando Cecilia respondió a la convocatoria de la sala Saraco. “El proyecto que presenté en principio era exponer los textos en formato de cuadro: encuadrarlos y exponerlos con las respectivas convenciones del objeto cuadro. Y de una reunión con la sala surgió la idea de pasar a Braille los textos. Ya que era cuadros para leer, era necesario que estuviera la opción de que una persona no vidente también pueda acceder a esa imagen, porque es un ejercicio de imaginación, básicamente”.

Marina Morales: cómo funciona el mundo

Artista visual y docente, su propuesta visual se desarrolla a partir del cruce entre el arte impreso y el dibujo. Su obra explora las posibilidades creativas a través de “auto consignas” que surgen de la interacción entre la práctica artística y la reflexión pedagógica.

“Mi propuesta se llama ‘Manual de instrucciones’ y reúne una serie de instrucciones que vinculan el arte con la vida cotidiana”, cuenta Marina Morales ante la consulta de Diario RÍO NEGRO. “Es una propuesta que invita a pensar el arte desde los momentos más elementales en la vida de una persona, desde levantarse, mirar por una ventana, caminar por la calle y que propicia cada uno de esos momentos como un espacio de creación. Tiene como diferentes formatos, desde cartelería, señalética en el piso, fanzines, una lámina en la pared son todas propuestas o presentaciones que forman parte de las instrucciones que forman parte del manual”.

¿De qué está hecho este Manual de Instrucciones? Su materialidad es variada, responde la artista: “Tienen como diferentes presentaciones estas instrucciones, desde una cartelería en vinilo, objetos, una instalación que es un mueble en el que la gente se puede sentar y mirar por la ventana. También un fanzine, publicación de bajo presupuestos. Tiene un vínculo con el arte impreso y cierto desborde con el dibujo porque hay dibujo, pero es el no dibujo. Pero lo cierto es que Manual de Instrucciones podría expresarse en cualquier materialidad porque lo que es la obra en sí son las instrucciones”.

El origen de esta obra que podrá verse desde esta tarde en la Sala Saraco es la búsqueda de un vínculo entre las prácticas artísticas y pedagógicas, sostiene Marina. “Soy docente en la Escuela Superior en Bellas Artes y soy artista y uno de los grandes desafíos que tenemos quienes somos docentes de arte es vincular nuestra práctica artística a nuestra práctica pedagógica. Hace tiempo que vengo pensando algunas estrategias áulicas de cómo estimular a mis estudiantes a que haga de los dibujos o la pintura o el arte que quieren expresar una práctica cotidiana. Es ese vínculo entre lo artístico y lo pedagógico lo que de alguna manera termina decantando en Manual de instrucciones”.