Libros: favoritos y recomendados de la semana
La campana de cristal
Silvia Plath
La campana de cristal es la única novela escrita por la poeta estadounidense Sylvia Plath. Cuenta la historia de Esther Greenwood, una joven de los suburbios de Boston, que llega a Nueva York para hacer una pasantía en una famosa revista. Es mediados de la década del cincuenta y la persecución del éxito gobierna la vida de la ciudad. Para las mujeres, sin embargo, existen ciertas reglas: un lugar prefijado, glorificar la liviandad y el glamour, entregarse felizmente a los brazos de la frivolidad y más tarde convertirse en madres. Esther no está hecha para adorar esa secuencia. Y su regreso a casa, a lo que debería ser un remanso y un reencuentro, tampoco la satisface. Su destino, que una vez pareció una línea recta, es ahora un laberinto.

Clásico de la literatura del siglo XX, La campana de cristal, reeditada por Random House, es el relato de una joven que lucha por encontrar su identidad. La escritura de Sylvia Plath, a la vez fría y conmovedora, retrata la desorientación de Esther con una sensibilidad aguda que asombra en cada página.
Clairmont
Lesley McDowell
Una gran erupción volcánica ha provocado las peores tormentas que Europa ha visto en décadas, pero Percy y Mary Shelley han decidido visitar a Lord Byron en su villa junto al lago Lemán. No fue idea de ellos: la hermanastra de Mary, Claire Clairmont, de dieciocho años, es la que insistió.
El motivo de la visita de Claire es más apremiante que una escapada veraniega con los escritores más famosos del mundo. Está embarazada de Byron, de un niño que Byron no quiere y que le cuesta creer que sea suyo.

Claire tiene el mundo a sus pies. Este viaje debería haberle dado todo lo que siempre soñó. Pero en cuestión de días, su vida estará acabada.
Los niños de Himmler
Caroline De Mulder
Baviera, 1944. Los rumores de la guerra apenas llegan a la primera maternidad nazi, la Heim Hochland, creada por Heinrich Himmler en 1936 como parte del programa llamado Lebensborn. En ese idílico lugar se hace todo lo posible para ofrecer un ambiente armonioso a los hijos recién nacidos de miembros de las SS y a sus madres.

Allí trabaja Helga, una enfermera modélica y entregada, que cuida de mujeres embarazadas y bebés, pero que asiste a situaciones que harán tambalearse sus certezas. Y allí llega, para dar a luz, la joven Renée, una francesa repudiada por su familia tras haberse enamorado de un alemán durante la Ocupación de París.
Los niños de Himmler, publicado por Tusquets, ofrece una inmersión en la cotidianidad de un lugar concebido para desarrollar y «depurar» la raza aria, y criar a los futuros «señores de la guerra».
Se acabó el pastel
Nora Ephron
La narradora, Rachel Samstat, judía neoyorquina, hija de un actor secundario y de una agente de actores, es una escritora de libros de cocina con más ingenio que recetas, que vive en Washington y está casada con Mark, un afamado periodista político. Es feliz, tiene un hijo y está embarazada de siete meses cuando descubre que su marido está enamorado de Thelma, la esposa de un diplomático. Al parecer, todos, incluido el marido de Thelma, sabían lo que estaba sucediendo a espaldas de Rachel.

Se acabó el pastel, de la genial Norah Ephron y que fue llevada al cine con Jack Nicholson y Meryl Streep, fue un resonante bestseller en Estados Unidos. Tenía sus motivos: está basada en la historia real de Ephron, que estaba casada en ese momento con Carl Bernstein, el famoso periodista que investigó el caso Watergate (y que la engañó con la mujer de un diplomático). Publicada por Anagrama.
La campana de cristal
Silvia Plath
La campana de cristal es la única novela escrita por la poeta estadounidense Sylvia Plath. Cuenta la historia de Esther Greenwood, una joven de los suburbios de Boston, que llega a Nueva York para hacer una pasantía en una famosa revista. Es mediados de la década del cincuenta y la persecución del éxito gobierna la vida de la ciudad. Para las mujeres, sin embargo, existen ciertas reglas: un lugar prefijado, glorificar la liviandad y el glamour, entregarse felizmente a los brazos de la frivolidad y más tarde convertirse en madres. Esther no está hecha para adorar esa secuencia. Y su regreso a casa, a lo que debería ser un remanso y un reencuentro, tampoco la satisface. Su destino, que una vez pareció una línea recta, es ahora un laberinto.
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