Teatro Ciego en Bariloche: una experiencia inmersiva que invita a “caminar las nubes”
Con aromas, sonidos y voces, “Nefelibata” invita a sumergirse en una historia sin imágenes. La protagoniza una campesina patagónica atravesada por el desarraigo y los sueños. La obra estrenará el sábado 19 de julio.
El próximo sábado 19 de julio, la ciudad de Bariloche será escenario de una experiencia escénica única: el estreno de “Nefelibata, caminar las nubes”, una obra de Teatro Ciego que propone al público sumergirse en una experiencia teatral en absoluta oscuridad.
La obra es una adaptación libre de 300 millones de Roberto Arlt y cuenta la historia de una campesina que, atravesada por la soledad y el desarraigo, imagina una vida distinta guiada por un personaje ficticio. Desde ese lugar, la protagonista construye un universo paralelo donde los sueños parecen posibles.
Todo transcurre sin estímulos visuales: la escena se teje con sonidos, voces, aromas y una fuerte apelación a la imaginación.
El director Santiago Cámpora contó que la propuesta surge como continuidad del Taller Inclusivo de Teatro Ciego de la Universidad Nacional de Río Negro, realizado en articulación con la Asociación Civil Los Búhos y con participación de estudiantes avanzados de teatro y personas con discapacidad visual que forman parte del elenco y del equipo creativo.
La propuesta surge como continuidad del Taller Inclusivo de Teatro Ciego de la Universidad Nacional de Río Negro, una iniciativa del Programa de Trabajo Social Universitario, en articulación con la Asociación Civil Los Búhos. Participan estudiantes avanzados de teatro junto a personas con discapacidad visual, tanto en el elenco como en el equipo creativo.
“Yo ya venía investigando el Teatro Ciego como tema de tesis y me había impactado mucho al ver una función de La isla desierta, también de Arlt, en Buenos Aires. Fue ahí cuando dije: ‘quiero hacer esto’”, contó Cámpora.
Antes de formalizar el taller, hubo un año de laboratorio con estudiantes sin discapacidad visual. “Experimentábamos juegos teatrales adaptados a la oscuridad, sin más herramientas que las ganas de explorar. De ahí salieron ejercicios, dinámicas, registros…”, relató.
“El teatro ciego no es un teatro para ciegos, es un teatro para todo el mundo”, aclaró el director de la obra Santiago Cámpora. “Esto genera una situación de igualdad de condiciones visuales: el público, los actores, las actrices, las personas ciegas, todos estamos en las mismas condiciones dentro de esa oscuridad”.

Cámpora explica que hay distintas formas de generar esa experiencia sin luz: vendas en los ojos, ingreso directo a oscuridad total o progresiva pérdida de luz durante la función. Nefelibata incluirá funciones con ambas modalidades, “porque no es lo mismo el impacto en el cuerpo cuando entrás directo a la oscuridad o cuando usás una venda que podés sacarte si querés. La percepción cambia, y eso también es parte del lenguaje teatral”.
Explicó que el lenguaje del Teatro Ciego le permite a la escena jugar con múltiples mundos y escenarios sin depender de luminotecnia. “Cuando leí 300 millones, me pareció una linda obra para el teatro ciego porque plantea muchos mundos diversos, escenarios extremos. Y este formato te da la posibilidad de saltar de uno a otro sin necesidad de escenografías o luces. Hay una especie de tributo también, porque la primera obra de teatro ciego que vi, La isla desierta, también de Arlt, me marcó profundamente”, cuenta.
La adaptación de 300 millones de Roberto Arlt para esta versión de teatro ciego fue realizada por la dramaturga Aravinda Juárez, quien asumió el desafío de transformar un texto clásico en una experiencia sensorial. «Fue la primera vez que trabajé adaptando un texto de otro autor, así que fue un lindo desafío inicialmente», contó Juárez, quien encaró el proceso desde una búsqueda creativa anclada en el territorio y en los sentidos.
Uno de los primeros movimientos fue reconfigurar a la protagonista, una empleada doméstica soñadora, como una campesina del entorno rural patagónico. “Quisimos traer a la protagonista a un rol más cercano al nuestro, más cercano a nuestra geografía”, explicó Juárez.
Esa decisión requirió imaginar una ambientación que respire campo: “Ambientar la historia en el campo me permitió trabajar con sonidos, aromas, con todo ese universo sensorial del paisaje rural. Empecé a pensar qué sonidos acompañan la vida de esa mujer, qué olores, qué personajes podrían aparecer. Y ahí surgieron nuevas figuras, como el hijo de la patrona, un caballo… fue como abrir una caja de resonancias”.
La autora se propuso no sólo traducir escenas a la oscuridad, sino crear mundos con aromas, sonidos y estereotipos reconocibles, que permitan al público construir imágenes internas a partir de la escucha.
La versión final, titulada Nefelibata. Caminar las nubes, es el resultado de esa exploración dramatúrgica, que articula lo literario con lo sonoro, lo sensorial y lo colectivo. Una dramaturgia concebida desde el cuerpo y desde la escucha.
La obra, que cuenta con el apoyo del Instituto Nacional del Teatro y una beca de formación del Fondo Nacional de las Arte combina sonidos en vivo, pistas pregrabadas, aromas y voces. “Lo que hacemos es foley en vivo (efectos sonoros creados en escena) y lo combinamos con pistas de audio”, explicó Cámpora. “También trabajamos con aromas, que es un campo poco explorado en el teatro, pero que en este formato tiene un peso fundamental. El sonido y el olor son nuestros recursos principales”.
Todo se ensambla para construir un entorno sensorial envolvente. Cámpora señaló que «uno de los mayores desafíos es que los sonidos no estén solo como orientación. Buscar que los sonidos orquesten, tanto para la historia, como entre ellos, como para con los personajes».
Agregó que otro de los desafíos «tiene que ver con todo el proyecto en sí la practica entre las personas». “En este tipo de procesos se da lo que desde Buenos Aires llaman aprendizaje mutuo. Las personas con discapacidad visual traen consigo un manejo del entorno sin luz que para quienes vemos es completamente novedoso. Y quienes venimos del teatro, traemos nuestras herramientas escénicas. Entonces abrimos nuestras mochilas, ponemos todo sobre la mesa, y empezamos a intercambiar nuestras cosmovisiones”.
Nefelibata plantea una experiencia única y reflexiva también: “Vivimos en un mundo saturado de estímulos visuales. El teatro ciego propone una pausa. Una invitación a experimentar desde otros sentidos», dijo Cámpora. «No es para todo el mundo, claro. Hay quienes no se llevan bien con la oscuridad. Pero siempre digo: uno cree que conoce la oscuridad, hasta que entra a una sala con desconocidos, y ahí se encuentra con otra cosa”, cerró.
Las funciones serán a las 18 y 20:30 horas en la Sala de la Universidad Nacional de Río Negro (Palacios y Anasagasti), con entrada a la gorra y cupos limitados.
En escena: Santiago Cámpora, Aravinda Juárez, Jorgelina Paravano, Christian Gentzen, Pablo Noves, Alejandro Otsubo, Lucrecia Alzueta, Lucas Losa
Ficha técnica
Dramaturgia: Aravinda Juárez Silva
Dirección: Santiago Cámpora
Asistencia de dirección y producción general: Jorgelina Paravano
Música en vivo: Alejandro Otsubo
Diseño sonoro: Pablo Ríos y Alejandro Otsubo
Operación técnica: Pablo Ríos/ Lucas Losa
Curaduría olfativa: Sofía Courteax
Diseño gráfico: Virginia Salamida
Comunicación y prensa: Vanesa Nicolini
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