«Una trinchera (y se escuchan risas)»: las brujas como un origen de los miedos
Escrita y dirigida por el neuquino Fernando Ávila, esta original obra de la compañía Inútil, de la ciudad de Buenos Aires, se presenta este sábado y domingo en El Arrimadero, de Neuquén.
Pancha y Lorenza están atrapadas en un no-lugar: a mitad de camino, en medio de la nada. Huyen, se atrincheran y vuelven a huir. A su alrededor resuenan carcajadas estridentes, burlonas, que se alimentan del miedo, del acecho y de lo imaginario. Hablamos de “Una trinchera (y se escuchan risas)”, de la Compañía Inútil (de Buenos Aires), reconocida por su mirada provocadora y su original lenguaje escénico.
La obra explora, a través del humor y lo absurdo, las múltiples formas en que se construye el terror y cómo convivimos con él. Con títeres, objetos y un particular trabajo escénico, la pieza se sumerge en un territorio donde lo inquietante se mezcla con lo risible, interpelando a un público adulto que encuentra en este ciclo un espacio de experimentación y reflexión.

“Una trinchera” (y se escuchan risas” se presenta este sábado y domingo en el marco del ciclo “Simulacros de Luna” destinado a títeres y objetos. Las funciones serán a las 20 en la sala de El Arrimadero, de Neuquén. (ver abajo)

La dramaturgia surge de la inquietud de Lucía Arias y Clara Chardín, dos de las integrantes de la compañía Inútil, del universo alrededor de las brujas y de la brujería.. Convocado por ambas, se sumó el neuquino Fernando Ávila, el otro integrante de la compañía. Y con él, el sociólogo Matías Barbero.
“Queríamos corrernos del lugar más icónico de la representación de las brujas, que es como ese imaginario folclórico que cruza la bruja europea y las terribles historias de persecución durante el medioevo. Y queríamos ver qué era lo que había pasado en el resto del mundo”, cuenta Ávila, autor y director de la obra.
“Si hay algo que termina uniendo todas las historias de la brujería en el mundo es el miedo a lo diferente”.
Fernando Ávila, dramaturgo y director de «Una trinchera».
“Si hay algo que termina uniendo todas las historias de la brujería en el mundo es que siempre fueron perseguidas por algún motivo. Y con los registros que fuimos encontrando acá en Latinoamérica, empezamos a construir como una historia ficticia alrededor de la persecución y qué era lo que había de común en todas esas persecuciones a lo largo de la historia que, en resumidas cuentas, es el miedo a lo diferente”, reflexiona Ávila quien, aunque ya regreso en Neuquén, sigue siendo parte de la compañía establecida en la ciudad de Buenos Aires.
“Nosotros somos todos titiriteros y titiriteros en la obra, por lo que empezamos a ver cómo podíamos contar esta historia y dentro del mundo de lo inanimado encontramos muchas referencias a la muerte y a la cosa muerta , la cosa inerte que cobra vida, que es algo muy propio también del teatro de titiriteros y objetos, y mucho al mundo animal también”, destaca.

Y en esa búsqueda amplia de posibilidades narrativas dieron la hiena que, “más allá de esa imagen como más ridiculizada que tenemos a partir de Disney, principalmente desde El Rey León, son unos animales increíbles que tienen una organización social que podría llamarse como matriarcal, porque no existe la lógica del macho alfa dentro de las manadas de hienas, sino que se organiza alrededor de una hembra y la risa tan característica y a la vez tan ridiculizada, la utilizan como para comunicarse”.
Por eso la obra se llama Una trinchera y la frase “se escuchan risas” es partir de la figura de una hiena a través de la cual se va contando toda la historia. “La animación de objetos se da en escena porque creemos que la actuación es tan importante como la manipulación de los objetos; entonces, las actrices se transforman en personajes y a la vez en objetos y con los objetos, lo mismo: a veces son objetos y a veces son personajes, entonces todo eso se construye como dentro del mundo escénico”.

Una de las ideas que trabaja la compañía en esta obra es como la personificación de los objetos y el vestuario de las actrices se convierte en personajes. “Vemos como unos vestuarios protésicos que lo que hacen es son articulados y se sostienen solos, entonces los personajes entran y salen construyendo otros personajes a partir de su vestuario”.

¿Qué termina contando la obra? “Cuáles son las sustancias que se originan a partir del miedo y cómo la sociedad de control lleva adelante la persecución sobre las personas disidentes, las personas que piensan el mundo desde otras perspectivas”, responde Ávila. “Básicamente es la consecuencia del miedo. El miedo en el sentido de como le temo a algo, entonces lo voy a erradicar en vez de tratar de entenderlo o de acercarme. Y eso ha pasado en la historia de la brujería y en la historia de la humanidad”.
Los personajes de Pancha y Lorenza fueron reales. Cuenta Fernando: “Durante el virreinato vivían en la zona que hoy sería Santiago del Estero dos mujeres, Pancha y Lorenza, que fueron enjuiciadas. Fue el primer juicio del que hay registro dentro del territorio en el que dos personas son condenadas por brujería”.
Ficha técnica y funciones
Actúan: Lucía Arias y Clara Chardin..
Realización de objetos: Valeria Dalmon.
Diseño de iluminación: Malena Miramontes Boim.
Dirección y dramaturgia: Fernando Ávila.
Funciones: sábado y domingo, a las 20, en teatro El Arrimadero (Misiones 234, Neuquén).
Entradas: $15000.
Reservas al 298 6897946.
Pancha y Lorenza están atrapadas en un no-lugar: a mitad de camino, en medio de la nada. Huyen, se atrincheran y vuelven a huir. A su alrededor resuenan carcajadas estridentes, burlonas, que se alimentan del miedo, del acecho y de lo imaginario. Hablamos de “Una trinchera (y se escuchan risas)”, de la Compañía Inútil (de Buenos Aires), reconocida por su mirada provocadora y su original lenguaje escénico.
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