De aquel «bebé que venció al tornado» surgió esta historia…

Nació en la peor de las adversidades,

ROCA (AR).- Su vida sabe de adversidades desde el primer segundo. Nació cuando ráfagas de más de 180 kilómetros por hora y una tormenta de granizo convirtieron a Sierra Grande en un infierno, el 15 de enero de 1997.

La cesárea fue en un hospital a oscuras y si algo faltaba para sumar dramatismo al escenario, su madre llegó a la intervención con un pico de 22 de presión.

Ambos se salvaron y hoy, casi a nueve años de ese verdadero milagro, la historia de Matías Jesús Llanca sigue por el sendero de los logros sobre la base de enormes esfuerzos.

Ahora radicado en Viedma junto a su familia, Matías es uno de los mejores ejemplos de los chicos que se proponen metas y con más ingenio que recursos económicos las alcanzan.

Séptimo hijo entre nueve hermanos, con un padre policía, el pequeño llegó al final del tercer grado con mu buenas notas. Mitad premio, mitad obligación familiar, «el hijo del tornado» -como lo bautizaron cuando nació- llegó a Roca el viernes para visitar a su abuelo y darse más de un gusto.

 

Disfrutando de la vida

 

Jugador de tres categorías en las inferiores de Sol de Mayo, soñador de mil noches tirando caños «al estilo D'Alessandro» en el Monumental, la agenda del pequeño tenía destino fijo para hoy: la cancha del Deportivo Roca, para disfrutar del partido del local contra Centenario.

En medio de las fotos que su padre le sacaba, Matías también cumplió otro objetivo: conocer a quienes le sacaron una de sus primeras fotografías, en el policlínico Bianchi de Sierra Grande, cuando en toda la provincia se hablaba de él sin su permiso a raíz de la nota publicada en «Río Negro».

Pero no todo fue una recorrida por el diario en Roca. También hubo tiempo para paseos por las chacras, ampliando su mundo luego de conocer algunos secretos de la producción frutícola y otros emprendimientos económicos que se desarrollan cerca del río Negro.

Así es la historia de Matías hoy. Vale la pena actualizarla casi nueve años después de las primeras palabras que se escribieron sobre él.

El bebé que venció al tornado -ese fue el título de tapa del 22 de enero de 1997- ya dejó atrás muchas líneas de llegada, pero las entendió como nuevos puntos de partida.

Todo lo hizo sabiendo que nada se consigue sin esfuerzo y que cuando el logro es fruto de la pelea palmo a palmo con las carencias, la victoria tiene otro gustito.

Vale la pena conocer la historia de Matías. Vale la pena imitarla.


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