(AP Photo/Matias Basualdo)
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Plebiscito en Chile por la nueva Constitución: ¿nuevo modelo o temor al cambio?

Los chilenos votarán apruebo o rechazo a la nueva constitución. Muy pocos defienden el modelo de la dictadura, pero el proceso sembró dudas sobre el “Estado social y democrático” propuesto.


Redacción Central Con informes de AP y AFP


Los chilenos acudirán mañana a las urnas en todo el país y en el exterior para manifestarse a favor en contra de aplicar la nueva Constitución, un texto que pretende sustituir el legado neoliberal de la dictadura de Augusto Pinochet por un modelo de “Estado social y democrático” que responda a los reclamos de mayores derechos sociales del estallido de 2019. Sin embargo, el texto elaborado por una Asamblea Constituyente con mayoría de independientes de izquierda, paridad de género y cupo de pueblos originarios estuvo rodeada de polémicas , ha sido objeto de feroces críticas en una agria campaña electoral marcada por la desinformación, que ha sembrado dudas sobre su aplicabilidad y ha provocado que el enorme respaldo obtenido en el plebiscito de apertura del proceso se diluyera hasta tener una importante ventaja del Rechazo, a pocas horas de la votación.

Sin embargo, no todo está dicho aún. Mañana unos 4 millones de ciudadanos participarán de este plebiscito, que por sus características es una votación inédita. Por primera vez el voto será obligatorio con inscripción automática en el padrón electoral. Hasta el año pasado, el voto fue voluntario u obligatorio con inscripción voluntaria en el registro electoral, con lo cual la gran incógnita es la participación.

Las encuestas , que muestran en general una diferencia de entre 6 y diez puntos a favor del Rechazo, están hechas en base a modelo de voto voluntario, y todas las encuestadoras señalan que la brecha se achicó en los últimos días. La duda es si muchos de quienes salieron a las calles para repudiar las desigualdades e injusticias del modelo anterior tendrán la motivación necesaria para acudir a emitir su voto, frente a una derecha que se ha abroquelado disciplinadamente en contra del texto aprobado y ha logrado convocar a importantes figuras del centro político, que de hecho han sido los voceros de la campaña del Rechazo, mientras las posturas de dirigentes más polémicos o menos populares, como el ultraderechista José Antonio Kast o el expresidente Sebastián Piñera, han permanecido en un cuidado segundo plano.

La redacción de la nueva Constitución fue hecha por una Asamblea de 154 miembros, paritaria y con escaños indígenas reservados, que comenzó su trabajo el 4 de julio de 2021 y lo terminó un año después, un texto que debe reemplazar a la de 1980, vigente desde la dictadura de Pinochet (1973-1990), aunque con reformas en 1989, 1994, 1999, 2001 , 2005 y 2013.

El proceso ha demostrado que Chile no ha logrado superar las tensiones y las fracturas sociales que se evidenciaron en el estallido de 2019.

Los partidarios del Apruebo destacan que el texto contempla muchos derechos sociales como el acceso al agua a la vivienda, a una salud universal o a una pensión digna sin depender del mercado y harán más descentralizado y democrático el funcionamiento del Estado, incluyendo la paridad de género, los derechos indígenas y una mayor autonomía de las regiones.

Por el contrario, los impulsores del Rechazo señalan que muchas de sus disposiciones atentan contra el equilibrio de poderes republicano, generan incertidumbre jurídica y provocarán un freno de las inversiones y la economía, aumentando en exceso el gasto del Estado.

El presidente Gabriel Boric, quien apenas lleva seis meses en el poder, abrigó el “Apruebo” del plebiscito y lo amarró a lo que sería su cuatrienio. El líder izquierdista de 36 años sostiene que aprobar una nueva carta magna es un mandato después de que el 78% de los chilenos votaron a favor de esa vía hace dos años y luego del estallido social de 2019.

Sin embargo, la aprobación del plebiscito tiene a un país dividido y se perfila como algo complicado de lograrse.

Las últimos sondeos de opinión indican que la opción del “Apruebo” obtendría alrededor del 35% de los votos, cerca de un 10% menos que el “Rechazo”.

Analistas coinciden en señalar que en el proceso constituyente se juntaron una serie de factores que incrementaron el rechazo a la nueva Constitución, como las críticas que surgieron por el comportamiento de algunos miembros de la convención de mayoría izquierdista y de independientes que redactó el borrador del nuevo texto constitucional.

Factores en contra


Jaime Arancibia, académico de la Universidad de Los Andes, dijo que la convención “se desprestigió” por el actuar “poco decoroso y agresivo” de algunos de sus miembros y que el órgano redactor “despreció” consejos de constitucionalistas y expertos.

Claudia Heiss, jefa de carrera de Ciencias Políticas de la Universidad de Chile, afirmó que “la gente mezcla el desprestigio” de algunos convencionales con el texto, aunque también consideró que hubo una “campaña” organizada del “Rechazo” contra la convención.

Los chilenos vieron, en ocasiones en directo, cómo algunos de los redactores se trataron de traidores, mientras que uno levantó duros reproches al votar una norma mientras se duchaba, con la cámara de su vídeo encendida. Otro constituyente que había sido elegido luego de liderar una campaña en favor de un modelo universal de salud, admitió que había mentido al señalar que padecía un cáncer terminal.

La fractura social y política evidente en el estallido de 2019 no se ha superado. Masivos cierres del Apruebo y del Rechazo. (AP Photo/Luis Hidalgo)

Paralelamente y mientras crecía el apoyo al “Rechazo”, los convencionales incluyeron artículos que generaron fuertes cuestionamientos, entre ellos la inclusión de la plurinacionalidad que reconoce a 11 pueblos originarios y la creación de autonomías territoriales y sistemas judiciales propios, en un país donde el 12,8% de los 19 millones de chilenos son indígenas. Los convencionales no precisaron los alcances de las normas, que serán fijados en leyes posteriores si la opción del “Apruebo” se impone.

En medio de todo ello y la polarización de los chilenos respecto al plebiscito, Boric se vio obligado a postergar parte de sus proyectos hasta después de la jornada del domingo, mientras que la desaprobación del gobernante subió al 50% en apenas dos meses, según sondeos.

Para Axel Callis, sociólogo y director de la encuestadora Tú Influyes, “el clima de opinión (de desaprobación del Gobierno)… no es un buen coctel para un plebiscito”.

El rol de Boric


Boric asumió ocho meses después de instalada la convención, a la que prometió toda su colaboración. Arribó al poder con un programa transformador y promesas de profundos cambios en políticas sociales. Sin embargo, heredó una oleada inflacionaria, una creciente violencia en el sur –donde grupos radicalizados indígenas exigen la devolución de tierras ancestrales– y una descontrolada migración irregular en el norte del país.

Si se impone el “Rechazo” al texto, un derrotado Boric debería convocar a un gobierno “de unidad nacional” que administre el proceso posterior al plebiscito y que una a los polarizados chilenos, dijo a AP Axel Callís, sociólogo y director de la encuestadora Tú Influyes.

Gonzalo Müller, analista y académico de la Universidad del Desarrollo, opinó que el mandatario debería hacer “una autocrítica” y emitir una señal de diálogo, “de sentarse a la mesa y avanzar hacia un nuevo proceso”. El mandatario ha reiterado que si gana el “Rechazo”, enviará al Congreso un proyecto de ley que le permita convocar a una nueva convención. Afirma que debe cumplirse la decisión de los chilenos que hace dos años decidieron que querían otra carta magna.

Boric, que se involucró personalmente en la campaña del “Apruebo” -firmando ejemplares del texto propuesto y divulgando los artículos destacados por el oficialismo- llamó a la unidad de los chilenos, porque al margen de los resultados, “vamos a seguir construyendo un país entre todos y todas”. Sin embargo, Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista, que integra la coalición del mandatario, no colaboró con el llamado de Boric al exhortar a “salir a la calle” a defender los “primeros resultados” a favor del “Apruebo”.

Cualquiera sea la opción que gane, una nueva Constitución o que siga la de los militares, será sometida a una serie de reformas a las que se comprometieron el oficialismo y la oposición si se imponen en el plebiscito.


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