Democracia, comunidad y psicoanálisis

Intentamos crear una “cultura de implicación en el tejido social, para producir transformación”. Trabajamos por una ciencia inclusiva, que desde un enfoque comunitario propague la idea de que nadie crece, vive o se salva solo.

Isabel Mansione*/Eliane Marcellino**/Carlos Tewell***


“Con la democracia se come, se educa y se cura” .

Dr. Raúl Alfonsín, 1983 .

La frase de Alfonsín fue elegida porque representa la vuelta a la democracia, siendo el primer presidente después del golpe militar en la Argentina, representa la unidad de los argentinos.

La democracia la pensamos como el “encuadre” para el cuidado y la defensa de la vida y en consecuencia para intervenir acompañando a diferencia de las dificultades y obstáculos encontrados en época de la dictadura.

Los psicoanalistas que intervienen en los distintos territorios desde la perspectiva de los DD. HH y en pos de una “cultura de la paz” van detrás de un propósito, quizás una utopía dado este contexto mundial donde la democracia y los derechos corren riesgos. El objetivo es colaborar con sostener las prácticas democráticas, como escenario de prevención y promoción de la salud mental, como derecho constituido e inapelable.

La práctica clínica y comunitaria de la Psicología y del Psicoanálisis es dificultosa en un escenario de dictaduras, genocidios, terrorismo, donde se suspende el ejercicio de la libertad de pensamiento, de acción y se violan los derechos humanos y paradójicamente es cuando más se necesitan nuestras intervenciones.

Pero aún en los sistemas supuestamente democráticos los psicoanalistas, como tantos otros trabajadores en la cultura, se encuentran con una democracia que no cuenta con herramientas suficientes para contraponerse a los intereses de grupos económicos dominantes que descuidan los derechos humanos, gestando y sosteniendo necesidades insatisfechas.

Según el Diccionario Enciclopédico Ilustrado Sopena, la democracia es una doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno.

Desde allí pensamos que la democracia defiende la soberanía del pueblo o sea el derecho de éste a elegir y controlar a sus gobernantes. Entre varias acepciones, pueblo hace referencia a los habitantes de una región o país regidos por un mismo gobierno. En esa misma fuente, soberanía es definida como autoridad suprema del poder político.

Esa soberanía no es plena ya que se interponen poderosos intereses hegemónicos, que terminan imponiéndose cuando la autoridad tendría que ser ejercida por el poder político

Entonces el pueblo elige, pero en la práctica no logra ser custodio de la soberanía que los gobernantes elegidos deberían sostener, por el poder delegado en ellos.

Hablamos de un pueblo que elige, y para elegir hay que tomar una decisión basada en el conocimiento, una actividad que requiere de información detallada, ampliada y compleja que para la realidad actual es muy difícil, ya que nos manejamos con “140 caracteres”, los de Twitter, que conducen a la búsqueda de soluciones inmediatas

¿Qué podemos hacer los psicoanalistas?


Podemos trabajar en los distintos territorios: escuelas, hospitales, cárceles, redes sociales, catástrofes naturales y sociales, organizaciones del tercer sector, migrantes, pueblos originarios, entre otros, donde hemos aprendido con dolor que si hay una necesidad insatisfecha es porque se han descuidado los derechos…o sea que los elegidos por el pueblo no han logrado atender la defensa de los derechos humanos básicos.

Como psicoanalistas conocedores e investigadores de la construcción permanente de la subjetividad, tenemos acceso en el territorio a conocer las esperanzas, desesperanzas, descontentos, ideales, de poblaciones estructuralmente deprimidas por exclusión del tejido social.

Trabajando en la comunidad se desarrolla una sensibilidad especial, viendo al “otro” en su contexto y registrando empáticamente sus necesidades. Ese proceso de transformación ha atravesado nuestra subjetividad. Al mismo tiempo intentamos crear una “cultura de implicación en el tejido social, para producir transformación” , en pequeña escala, pero con la esperanza de aumentar nuestra participación en las políticas públicas, a os efectos de que puedan cumplir los principios que planteó Alfonsín

Desde el trabajo en la comunidad recogemos las voces de los actores sociales, en interdisciplina con educadores, sociólogos, antropólogos, músicos, etc., y en esas voces se hace presente la decepción y el descontento por la no realización de las promesas en las campañas electorales.

A esto último llamamos frustraciones y desencantos, estos actúan desestabilizando la salud integral.

Según el psicoanalista Emiliano Galende “desde sus orígenes el psicoanálisis esta socialmente ligado tanto a las prácticas de la cura como a la comprensión de la cultura… Ante las nuevas demandas en el campo social los psicoanalistas fueron extendiendo su campo de intervención a otras áreas, que se legitimaban como analíticas solo por ser ejercidas por psicoanalistas…Facilitando la formación de nuevos nucleamientos ya que la reconstrucción de los lazos de solidaridad y la integración grupal generan y potencian recursos psíquicos de contención y elaboración de los problemas comunes”.

En la diversidad, la pluralidad se hace presente con fuerza en los territorios en que trabajamos, y nos formamos para mantener una comunicación empática con los grupos y con nosotros mismos, comunicación sostenedora de una lectura esperanzadora para vidas obstaculizadas, que pueden alojarse en cualquier clase social.

Asimismo, trabajamos por una ciencia inclusiva, que desde un enfoque comunitario propague la idea de que nadie crece, vive o se salva solo.

La verdadera revolución para nuestros sistemas sociales está en la búsqueda de la equidad, equidad entendida como la necesidad de ser atendidas las diversas y distintas clases, comunidades , grupos etáreos , etc., un objetivo complejo. Sin embargo es lo que nos lleva a sostener un trabajo por el cumplimiento de los DD.HH y por inventar los que faltan aún nombrar, porque es muy difícil desnaturalizar lo que nos imponen.

Según el psicólogo ruso Leontiev Vigotsky: el mayor trabajo para nuestra vida y para la comunidad, es liberarnos de los límites que nos impone la sociedad para pensar, porque ella nos suministra las herramientas (pensamiento y lenguaje) que subliminalmente se introducen en la ciencia y determinan qué es un problema y que no lo es. Estas ideas son similares a los del sociólogo francés Pierre Bourdieu cuando propone “desnaturalizar” conceptos y prácticas, ya que lo obvio puede encubrir lo que la sociedad no desea que pensemos.

Un ejemplo de esto es lo que sucede cuando se habla de violencia en la escuela, en referencia a la que ejercerían los estudiantes, siendo que la escuela durante siglos fue como institución un lugar de prácticas violentadoras, al igual que la institución familia donde se naturalizaban los golpes en nombre de la “educación”.

* Asociación Psicoanalítica de Buenos Aires ,

**Sociedad Psicoanalítica Brasilera de Río de Janeiro ,

***Asociación Psicoanalítica Argentina.


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