Renovación en el poder y la fractura del Ejecutivo

A los vicepresidentes o vicegobernadores, es decir a los compañeros de fórmula para el Poder Ejecutivo, generalmente no se les presta demasiada atención, no sólo por parte de la ciudadanía sino también de los analistas. Su protagonismo es casi siempre signo de crisis. Ya sea porque deben sustituir al líder o porque se han enfrentado a éste.

En un interesante artículo, el politólogo argentino Mario Serrafero analiza la figura vicepresidencial dentro del régimen presidencialista dando cuenta de tres situaciones distintas del binomio Ejecutivo. Refiere a tres contextos elementales o esenciales a partir de los cuales la vicepresidencia y su conexión con la presidencia adquieren sentido diferente: el contexto electoral, el de gobierno y el de sucesión. Son momentos distintos que deben tenerse en cuenta a la hora de analizar los problemas o ventajas que implica la coexistencia con un vice. En Argentina, dado el carácter de estado multinivel y el rango estatal de las provincias, a la figura del vicegobernador se le pueden aplicar las mismas categorías. En este marco, Río Negro ha sido desde el 2012 un laboratorio permanente de los problemas que esta figura puede conllevar o resolver. Lo sucedido con Alberto Weretilneck, Carlos Peralta, Ariel Rivero y ahora Pedro Pesatti, pese a sus diferencias, da cuenta de ello.

Factor inesperado

El asesinato del primer gobernador peronista de la provincia de Río Negro desde el retorno de la democracia, Carlos Soria, puso al frente del Ejecutivo a su compañero de fórmula. Más que por suponer una posible continuidad o uniformidad de proyecto, el exintendente de Cipolletti había sido incorporado en el contexto electoral por su carácter de actor municipal y regional importante, así como por representar cierta adscripción provincial equidistante del radicalismo y el peronismo. Sumando al Frente Grande, el Frente para la Victoria rionegrino suavizaba el peronismo clásico, e indigesto para algunos sectores de la sociedad, que lideraba Soria.

Es decir, nadie lo pensó como gobernador de la provincia, aunque la función más relevante de un vice es precisamente la sustitución por fuerza mayor del gobernador. Esto ocurrió rápidamente, dejando a Weretilneck ante un escenario inesperado e incierto y con la necesidad de negociar en forma urgente con las diferentes fracciones del peronismo provincial. Lo acompañaría en el binomio ejecutivo Carlos Peralta, fruto de la negociación con dicho peronismo.

El nuevo gobernador tuvo que enfrentar retos de alto vuelo, como el caso de la herencia del programa de gobierno de Soria en relación a los empleados estatales, los fuertes cuestionamientos y las internas del peronismo, la complejidad de administrar un Estado provincial que estuvo en manos del radicalismo por casi tres décadas y el posterior fallecimiento de su propio vicegobernador. Para ello fue fundamental consolidar una alianza inicial con uno de los dos sectores en disputa dentro del peronismo, el liderado por el senador Miguel Pichetto.

De hecho, el nuevo vicegobernador en sustitución de Peralta, Ariel Rivero, era un alfil del pichettismo.

Éste fue finalmente desplazado por Weretilneck en aras de una construcción política de mayor aliento, cuyas bases eran la legitimidad de reemplazo que tuvo que edificar en sus años de gobierno, así como un realineamiento respecto a la política nacional, optando por la candidatura presidencial del Frente Renovador de Sergio Massa, en un clima de fin de ciclo del modelo kirchnerista y de reacomodamiento de la interna peronista en la provincia. En este marco, llegó el actual vicegobernador, Pedro Pesatti, designado por mayoría en la Legislatura, y que integraría luego la fórmula que obtuvo un cómodo triunfo electoral en las elecciones de junio de 2015.

El MPN como modelo

No podemos desarrollar aquí ese proceso electoral, ni tampoco el enfrentamiento central entre el gobernador rionegrino y el hijo de Soria, intendente de Roca y opositor peronista de mayor trascendencia. Sí debemos destacar que Weretilneck pudo acceder al poder desde Juntos Somos Río Negro con un proyecto de construcción política que tuvo como modelo de partido y de provincia al protagonizado por el partido provincial más exitoso de la historia del país, el Movimiento Popular Neuquino.

Con el triunfo de Mauricio Macri y el vuelco que eso supuso, iniciaba el contexto de gobierno la fórmula Weretilneck-Pesatti, hoy con más ruido y disidencias que acuerdos. El incumplimiento de todo lo prometido en la campaña, los ataques permanentes a la institucionalidad democrática, las aberraciones en materia de seguridad interior y la pésima gestión económica del gobierno nacional actual impactó, como no podía ser de otra manera, en el binomio ejecutivo rionegrino.

Este impacto y su condicionamiento es naturalmente mayor en el gobernador, que debe administrar las cuentas públicas y negociar la cotidianidad de su gestión con Nación.

El posicionamiento de ambos respecto al gobierno nacional da cuenta de problemas de coexistencia, con presencia de conflicto, manifestando cuando menos una posición muy diferente respecto a la administración nacional. En el caso del vicegobernador, en tono muy crítico hacia el macrismo y Cambiemos. Estas disidencias se han agudizado claramente por la cercanía del contexto electoral. El inicio de los posicionamientos de cara a las elecciones a gobernador del año próximo está en el centro de la escena y del conflicto.

Pesatti sabe que no cuenta con el apoyo del actual gobernador y que eso le resta posibilidades en una carrera que públicamente afirma entendía cimentada en acuerdos que Weretilneck habría incumplido.

Naturalmente el actual gobernador no iba a ser prescindente en dicha disputa, menos aún dentro de una fuerza política que creó y con la que pretende perdurar.

El enfrentamiento no alcanza todavía para la calificación de vice conspirador, pero a medida que las elecciones se acerquen, y si los acuerdos políticos no se modifican, el destino claro es de mayor conflictividad en el binomio ejecutivo. Nada nuevo bajo el sol de la política dentro del régimen presidencialista.

* Doctor en Historia. Profesor de la Universidad Nacional del Comahue y la Universidad Nacional de Río Negro.


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