Buceo adaptado: Una aventura inclusiva que se sumerge en el agua

Un grupo de buzos les da la posibilidad a personas con distintas discapacidades de tener una experiencia subacuática. Ya hubo jornadas en distintas ciudades de la región y mañana le toca a Neuquén.

Un mundo en cámara lenta, la sensación de ingravidez y de libertad sin límites. La experiencia que da sumergirse bajo el agua puede ser una práctica habitual para muchos, aunque para no tan pocos puede llegar a ser inalcanzable.

Gonzalo Viamonte y su escuela de buceo Aquadivers Patagonia, intentan que esa brecha se reduzca al punto de lograr que las personas con síndrome de down, lesionados medulares, hipoacúsicos y no videntes, entre otras discapacidades, sean capaces de sentir la dulce libertad que da una experiencia subacuática.

El grupo viene brindando jornadas de buceo adaptado en varias ciudades de la región y mañana a partir de las 17, será el turno de Neuquén. El lugar elegido serán las instalaciones del gimnasio Terra.

“En el buceo adaptado, la disciplina se adaptada a las necesidades que te dictan las distintas discapacidades. Si es un lesionado medular que no tenga movilidad en las piernas, se adapta la técnica usando manoplas para que pueda desplazarse. Si la lesión es un brazo amputado, se confecciona un equipo de acuerdo a tal necesidad”, describe Viamonte.

Ahora la adaptabilidad en el buceo se ha ampliado hacia otras discapacidades, principalmente las mentales. “Hemos ido trabajando para integrar a chicos con síndrome de down y distintas discapacidades mentales. En estos casos no se necesita adaptar los trajes. Acá se necesita otra cosa: comprensión, paciencia y mucho amor”.

Cada persona que llega a las manos de Gonzalo y su equipo, reabre el desafío porque hay que comprender cada caso en particular. “A veces con uno solo asistiendo alcanza, pero hay situaciones en que somos tres para una sola persona con discapacidad. Le dedicamos todo el tiempo que sea necesario”.

Hay situaciones especiales donde la discapacidad de ciertas personas se dio de manera traumática, con el agua como protagonista.

“Cuando hicimos este tipo de jornadas en Allen, hubo una persona que había tenido una lesión en la columna tirándose de cabeza en el río. Luego del accidente, además de la parálisis general de su cuerpo, le quedó un terror al agua que no podía manejar. Se sumó a esta experiencia de buceo y al momento de meterse en la pileta, yo lo llevaba desde adelante sosteniéndole el regulador en la boca y las señales que me hacía era con los ojos”, cuenta Gonzalo al describir el canal de comunicación para este caso tal particular.

“Dos parpadeos estaba todo bien, si lo hacía permanentemente había que ascender. A la vez, otro le sostenía el tanque y otro los pies. Entre los tres lo íbamos llevando”, afirma este rosarino apasionado del buceo, al que quiso darle un carácter inclusivo. “A cada uno, según sea el caso, le brindamos el tiempo necesario. Sabemos cuándo empezamos, pero nunca cuando terminamos una jornada de este tipo”.

“En las discapacidades mentales no se necesita adaptar los trajes. Se necesita comprensión, paciencia y amor”.

Gonzalo Viamonte habló del trabajo de inclusión que hace junto a su equipo.

Datos

“En las discapacidades mentales no se necesita adaptar los trajes. Se necesita comprensión, paciencia y amor”.

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