Los problemas que afectan a la Regata cuando sale demasiado de su zona de confort

El signo aventurero ha distinguido por siempre a la travesía, aunque la continuidad de ciertos aspectos tradicionales como las largadas desde los campos a la vera del río, a veces atentan contra buen desarrollo de la prueba.

Por historia, por idiosincracia, por rasgos distintivos que la han hecho única en el mundo, el sentido aventurero de la Regata del Río Negro ha sido y es una marca registrada.

Desde que los pioneros Alberto López Kruse, Oscar Sanguinetti y Néstor Gomes hicieron el viaje iniciático en 1964 para trazar una competencia que uniera Neuquén con Viedma, navegando con “chalanas de río”  y abriendo a machete la densa vegetación en las orillas para determinar los puntos de salida y llegada de las futuras etapas, la Regata ha portado con orgullo su costado salvaje.

Sin embargo poco a poco y en concordancia con los tiempos, el cuero duro de la Regata se ha ido suavizando con decisiones acertadas como cambiar el horario de las partidas en días de mucho calor (en esta edición no fue necesario) y también en acortar las distancias de algunas etapas, un pedido de los palistas que ha sido escuchado.

En esta Regata 2024, para las nuevas autoridades que forman parte de la organización de la prueba, siempre a cargo del Club Náutico La Ribera, las dificultades comenzaron después de la realización de la tercera etapa con las partidas en los campos a la vera del río.

Es una vieja costumbre de la Regata para la segunda mitad de la competencia, salir de la zona de confort que dan los balnearios y poner de punto de partida a los «establecimientos rurales» ubicados entre la ruta 250 y el río Negro.

Esta edición los elegidos fueron el campo de Ferrari (cuarta etapa), De Rege (quinta) y Querejeta (sexta), que con la crecida que experimentó el río el año pasado, la playita amigable que servía de acceso en el 2023, este año ya no está mas.

La que menos problemas trajo fue la largada en el campo de Ferrari, pero la dificultad estuvo en el angosto y único acceso al río del lugar. Hacer desfilar a los más de 150 botes en competencia por ese poco amigable pasillo hacia el agua, fue una situación que no conformó a los organizadores.

Todos los palistas juntos hacia la angosta salida al río para el comienzo de la cuarta etapa. (Foto/Daniel Nahuelcura)

La partida desde la quinta etapa en De Rege, las dificultades fueron mayores, con acceso restringido hasta la costa misma, controlar las tranqueras y con un camino demasiado largo para poder hacer contacto con el río. El inicio del sexto parcial en el campo de Querejeta directamente no se pudo hacer, porque el cauce de un canal se desmoronó e inundó el camino.

Este viernes hubo que improvisar la realización de la sexta etapa, que se corrió íntegramente en San Javier bajo una modalidad de circuito. La idea salió bien aunque es poco probable que perdure ya que son muchos los kilómetros contra corriente (14) que deben hacer los palistas.


Los organizadores tomaron nota en el asunto y las largadas desde los campos será un tema a tratar para las próximas ediciones, y si se encuentra una alternativa adecuada, los «establecimientos rurales» también serán parte de la historia.


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