Dioses del fútbol total

Barcelona humilló al Madrid con un 5-0 antológico.

Pedro clavó el segundo para delirio catalán.

Dentro de 30 años muchos dirán con orgullo ‘yo fui contemporáneo del Barcelona de Lionel Messi, Andrés Iniesta, Xavi y Cía’. Un equipo perfecto, genial, agresivo, maravilloso, parecido al mejor ballet que se haya visto.

Un equipo que humilló a su clásico rival con la suficiencia de quien se sabe eternamente superior. Se estima que 400 millones de personas siguieron desde diferentes puntos del mundo la paliza que recibió el Real Madrid, una humillante derrota por 5-0 que quedará por largo tiempo grabada en las retinas de los amantes de este bello deporte.

El equipo de Pep Guardiola se llevó todo del Camp Nou en la noche catalana: el clásico, la cima de la tabla (suma 34 puntos contra 32 de su rival) y la confirmación de que seguirá siendo por mucho tiempo el mejor conjunto que pise una cancha de fútbol.

La goleada histórica (sólo dos veces se había registrado un 5-0 en este clásico) se produjo en medio de un fútbol total, con presión en todos los sectores, precisión de cirujano, cientos de toques, tacos y goles de todos los calibres. Sólo faltó el grito de un Messi que volvió a ser figura y que se transformó en el mayor asistidor de la liga española.

El Barça destruzó el ‘karma Mourinho’ que lo perseguía desde la última Liga de Campeones y el portugués se llevó la peor goleada de su campaña (en 464 cotejos). El clásico fue realmente muy desparejo: los catalanes tuvieron siempre el balón y el Madrid sólo atinó a correr atrás de sus rivales. El marcador fue el reflejo fiel de lo que sucedió en el verde césped.

La primera señal la dio Messi a los 5, cuando sacó un exquisito disparo que pegó en uno de los postes del pobre Casillas. Cuatro minutos después el genial Iniesta metió un pase gol de novela a Xavi y el más sabio no perdonó.

El local marcaba el ritmo con velocidad y movilidad, y por eso a los 16 cayó el 2-0 de Pedro. El Madrid era un confundido y apaleado sparring, y Cristiano Ronaldo, desaparecido y siempre silbado, sólo calentó el ambiente cuando sobre los 30 empujó a Guardiola. El Barça se desconcentró un poco en esos momentos. Pero sólo fue un lapso.

Porque salió del vestuario enchufado y cuando apenas iban 2’ del complemento Casillas le tapó el tercero a Villa. Claro, el Guaje no perdonó y a los 6 aprovechó una asistencia letal de Messi para hacer estallar a los más de 90 mil hinchas locales, algo que repitó a los 12 con la misma fórmula: la Pulga avergonzó a dos defensores en mitad de cancha y metió un pase punzante para el 4-0 del ex Valencia. En ese momento Lio se transformó en el líder de los pases gol de la liga (lleva 8), Casillas en el arquero más vencido de la historia del Madrid en los clásicos (36) y el Meregue en una tropa nerviosa dispuesta a pegarle a todo lo que se movía.

La impotencia marcada en los gestos de Casillas, los golpes de Sergio Ramos (vio la roja por un patadón a Messi), el andar desconcertado de Xabi Alonso, la incredulidad en la mirada de Cristiano. Sólo eso era el poderoso Madrid. El Barça, en cambio, siguió enhebrando jugadas celestiales, como una suerte de Globetrotters del fútbol mundial. Marcianos de juego vistoso que perdonaron varias veces al Madrid de una mayor humillación hasta que a los 90’ Bojan desbordó por derecha y el venezolano Jeffen puso el histórico 5-0.

El fantástico equipo de Pep Guardiola es el primero en vencer cinco veces seguidas al Madrid. No para de romper record y de dar arugumentos para pensar que es quizá el mejor que se haya visto jamás.

Messi no marcó, pero jugó un partido de ensueño.

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