Colgados de un pincel llamado Fondo Monetario: las tres variables del Plan Caputo que dependen del acuerdo
Milei tropezó con el discurso de Malvinas, no logró la foto con Donald Trump, y el escenario global impactó en la economía local. El futuro del programa cambiario, los precios y la matriz social, dependen de lo que suceda en las próximas tres semanas en Washington
Convulsión. Tal es el delicado estado de la coyuntura política y económica al inicio del segundo trimestre de 2025. El escenario de los primeros días de abril combina las tensiones que hace semanas atraviesa la economía, la incertidumbre por el acuerdo con el Fondo Monetario, la poca claridad en la comunicación oficial sobre el rumbo de la economía, los yerros en materia discursiva, la volatilidad global de los mercados, y los errores no forzados en la estrategia política de la gestión Milei.
Un combo extraño, en el que se mezclan resortes decisorios propios con factores exógenos vedados al poder vernáculo, lo que impide trazar vectores certeros sobre el cortísimo plazo.
En otras palabras, todo puede salir medianamente bien si el gobierno logra encauzar un conjunto de elementos clave de la política económica en los meses que restan hasta las elecciones de octubre, o puede salir definitivamente mal si no logra con sus decisiones y sus señales, encarrilar esos mismos elementos.
“La gestión Milei está colgada del pincel del Fondo Monetario”, definió por estos días un conocido consultor. La imagen es más que descriptiva. Al igual que un pintor que pelea por lograr el equilibrio en lo alto de un endeble y precario andamio, los puntos de apoyo con los que cuenta el gobierno lucen frágiles.
El único sostén con el que cuenta por estas horas el programa económico de Luis Caputo, es el potencial Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) que se firmaría con el Fondo Monetario Internacional (FMI) recién en la semana del 21 al 25 de abril.
“La gestión Milei está colgada del pincel del Fondo Monetario”, definió por estos días un conocido consultor. El único sostén con el que cuenta por estas horas el programa económico de Luis Caputo, es el potencial Acuerdo de Facilidades Extendidas (EFF) que se firmaría con el Fondo.
El sentido de las causalidades es complejo, pero la incidencia que por estas horas tiene la asistencia financiera del organismo, es vital y determinante para la suerte del ‘Plan Caputo’.
Al respecto, hay tres variables que son especialmente sensibles por su impacto social y masivo, que son interdependientes entre sí, y que a la vez están directamente relacionadas con el desenlace del acuerdo con el Fondo.
Buen síntoma, pero frágil
En medio del tsunami informativo de los últimos días, hubo un dato que sobresalió por positivo: siempre es buena noticia que haya mayor cantidad de personas que logran satisfacer sus necesidades básicas.
Eso significa la caída del índice de pobreza que dio a conocer el Indec esta semana. El 38,1% de las personas reviste calidad de pobres al segundo semestre de 2024. Implica 6,8 millones de pobres menos que en la primera mitad del año pasado.
El gobierno se apresuró a capitalizar el dato resaltando la reducción del 14,8% respecto al 52,9% de la primera mitad del año, tras el impacto de la devaluación de diciembre de 2023 y el ajuste fiscal.
Difícilmente haya algo para celebrar si casi 4 de cada 10 personas no logran suplir una canasta básica de bienes y servicios. Lo cierto es que el 38,1% del segundo semestre de 2024 se ubica apenas por debajo del 41,7% de la segunda mitad de 2023.

Mirando por encima del corto plazo, la sensación es que el nuevo piso estructural de pobres en Argentina, se ubica en el 34%. Desde fines de 2018, nunca más los indicadores lograron perforar esa media.
El dato de la pobreza a la baja es el mejor de los síntomas. El desafío mayúsculo es sostener la tendencia en el mediano plazo, y en esa senda, lo que suceda con la inflación en los próximos meses es determinante.
Marzo en alza
Tras el salto inicial producto de la devaluación del 118% aplicada por la gestión Milei en diciembre de 2023, la inflación minorista experimentó un notable descenso a lo largo del año 2024.
No obstante, la tendencia a la baja se detuvo en el mes de octubre. Desde ese entonces, el dato mensual de inflación se estacionó entre el 2,2% y el 2,7%.
En 2025, el registro indica un 2,2% en enero, un 2,4% en febrero, y las proyecciones de las consultoras privadas que miden alta frecuencia de precios señalan que el dato de marzo se ubicaría entre el 2,5% y el 2,9%. Los consultores señalan fuertes incrementos en rubros centrales como alimentos y bebidas.
Si la estimación para marzo se materializa cuando se publique el dato oficial la semana próxima, se cristalizará un semestre completo con la inflación estancada por encima del 2% y un trimestre con tendencia alcista.
Sutilmente, el presidente pareció abrir el paraguas esta semana en relación a la aceleración de precios y la incidencia de la política monetaria. “REGLA DE LOS POPULISTAS. Negar bajo todo punto de vista la existencia de rezagos en el impacto de la política económica. Tanto en lo fiscal como en lo monetario”, inició Javier Milei un enigmático tweet.
REGLA DE LOS POPULISTAS
— Javier Milei (@JMilei) April 2, 2025
Negar bajo todo punto de vista la existencia de rezagos en el impacto de la política económica. Tanto en lo fiscal como en lo monetario.
Eso implica siempre hacer foco en el dato punta y desconocer las efectos colaterales y las series históricas.
EJEMPLO…
“En Argentina la emisión monetaria tiene un rezago que oscila entre 18 y 24 meses” agregó. “PD: los kukas durante 2023 emitieron por 13% del PIB (mientras en los tres años previos juntos lo hicieron por 15% del PIB). Mirá si no dejaron una bomba…”, finalizó.
La interpretación es clara: la emisión cero y el congelamiento de la base monetaria estarían tardando más de la cuenta en generar una eliminación radical de la inflación. Al menos una del tenor de aquel dogma monetarista que ubica a la emisión como “la única causa posible de la inflación”.
La mejor explicación para el presidente parece seguir siendo el plan platita de Sergio Massa. No obstante, los tiempos se acortan. Los 24 meses de rezago desde aquel intento desesperado del kirchnerismo por el salvavidas de la ilusión monetaria, se cumplen en agosto.
La incidencia del tipo de cambio en la dinámica de los precios minoristas vuelve a quedar tan en evidencia como la multicausalidad del flagelo inflacionario.
Palabra clave: atraso
Desde hace meses y como un mantra, los economistas de todo arco ideológico y político señalan un dato que está a la vista: el tipo de cambio oficial quedó rezagado frente al resto de los precios de la economía.
Por mucho tiempo el gobierno parecía ignorar la tendencia, y el presidente catalogaba de ‘econochantas’, ‘ensobrados’ o ‘mandriles’ a quienes osaban señalar la inconsistencia. Lo real es que al igual que tantas otras veces en la historia reciente, la gestión Milei eligió nuevamente el dólar como ancla nominal.
El resultado en el corto plazo no puede ser otro que el que siempre arrojan este tipo de experimentos, una tensión cambiaria que se resuelve por las buenas con una devaluación ordenada, o por las malas con las fuerzas del mercado. Lo que se observa en las últimas tres semanas se parece bastante a lo segundo. Los grandes jugadores comenzaron a dolarizar carteras, y los pesos que según Caputo “no hay”, aparecieron en manada.
No más preguntas Señor Juez: si el propio ministro entiende que el dólar vale un 20% más que lo que las pizarras señalan para el tipo de cambio oficial, no hace falta ninguna otra señal.
No hay nada que se parezca a un “golpe de mercado” o a una “operación destituyente” en un dato tan fáctico como evidente: el dólar está barato.
El propio Caputo cometió esta semana el ‘desliz’ de repetir públicamente en dos ocasiones que “el dólar vale $1.300”. No más preguntas Señor Juez: si el propio ministro entiende que el dólar vale un 20% más que lo que las pizarras señalan para el tipo de cambio oficial, no hace falta ninguna otra señal.
El desplome de las reservas en el primer trimestre del año (US$ 7.800 millones), solo indica la certeza de los agentes económicos de que se avecina una corrección cambiaria.
Colgados de un pincel
Una de las confirmaciones que el gobierno esperaba la semana anterior, pareció materializarse esta semana. El Fondo Monetario confirmó que el monto que se negocia es de US$ 20.000 millones. Además, la directora ejecutiva del organismo avaló al ministro de economía Luis Caputo en su pedido de que el primer desembolso sea mayor a lo habitual.
“Se lo ganaron”, dijo Kristalina Georgieva con relación a la performance fiscal del primer año de la gestión Milei, y aventuró que el monto del primer desembolso podría ser del 40% del total del acuerdo.
Una cuenta sencilla arroja que tras la firma del acuerdo (quizá en los primeros días de mayo), el FMI podría enviar unos US$ 8.000 millones.
“Lo que queremos asegurarnos es que ningún acuerdo al que se llegue con el Fondo Monetario termine prolongando ese Swap que tienen con China”
Maurice Claver Carone, enviado del Depto. de Estado para Latinoamérica
Pero aún si esa suma fuera de libre disponibilidad, alcanzaría apenas para ubicar las reservas al mismo nivel que tenían en la primer semana de enero de 2025.
Al respecto, dos datos parecieron poner paños fríos esta semana sobre lo que el equipo económico daba como casi cerrado.
El primero fue la expresión de Maurice Claver Carone, enviado del Departamento de Estado de los Estados Unidos para Latinoamérica, quien sugirió que el apoyo de Trump a la Argentina en la negociación con el Fondo está supeditado al final del swap de monedas que mantiene el país con China.
“Lo que queremos asegurarnos es que ningún acuerdo al que se llegue con el Fondo Monetario termine prolongando esa línea de crédito o ese Swap que tienen con China”, lanzó Clever Carone.
La sentencia es lapidaria, si se tiene en cuenta que de los US$ 25.000 millones de reservas brutas que tiene hoy en Banco Central, el swap con China representa unos US$ 17.000 millones.
El segundo, fue el fracaso del operativo “foto con Donald Trump” que la presidencia montó en medio de una semana delicada en términos políticos internos y económicos globales.
El presidente Javier Milei emprendió un viaje relámpago para participar de una cena en la que recibiría el premio “León de la Libertad” y esperaba cruzarse con el mandatario norteamericano, logrando una imagen conjunta que representase el apoyo de Trump al cierre de las negociaciones con el Fondo.
Milei no estuvo en el país durante su peor derrota en el Senado, y regresó a la Argentina sin la ansiada foto con Trump, en medio de una jornada negra en los mercados globales, que golpeo a los activos argentinos y llevó el riesgo país por encima de los 900 puntos básicos.
Milei no solo dejó el país el día en que el Senado rechazó los pliegos de sus dos candidatos a la Corte, sino que regresó a la Argentina sin lograr la ansiada foto y en medio de una jornada financiera negra en los mercados globales, que golpeo con fuerza a los activos argentinos y llevó el riesgo país por encima de los 900 puntos básicos por primera vez en seis meses.
Sin embargo, el nudo gordiano que aún resta desatar, tiene que ver con el condicionamiento del organismo en relación al tipo de cambio.
Los rumores señalan que el FMI solicita el final de las intervenciones del Banco Central en el segmento financiero del tipo de cambio, y abandonar el esquema de crowling peg al 1% mensual, para dejar flotar el dólar oficial “entre bandas” que se ubicarían entre $1.300 y $1.600.
Esto último significaría en los hechos una devaluación de al menos un 20%. El salto cambiario podría trasladarse a precios y complicar la reducción de la inflación. Y si se detiene la senda a la baja de la inflación, la delicada estructura social volvería a resentirse.
Las tres variables más sensibles, dependen de forma directa de lo que suceda en Washington las próximas tres semanas.
Convulsión. Tal es el delicado estado de la coyuntura política y económica al inicio del segundo trimestre de 2025. El escenario de los primeros días de abril combina las tensiones que hace semanas atraviesa la economía, la incertidumbre por el acuerdo con el Fondo Monetario, la poca claridad en la comunicación oficial sobre el rumbo de la economía, los yerros en materia discursiva, la volatilidad global de los mercados, y los errores no forzados en la estrategia política de la gestión Milei.
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