El precio de la manzana en góndola creció solo 30% contra una inflación del 55%

El precio promedio de la manzana en el comercio minorista mostró en marzo una leve tendencia a la baja.

Así lo refleja el último informe elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) en el que se detalla que el consumidor pagó durante el mes pasado, en promedio, unos 221 pesos el kilo en las góndolas de la Ciudad de Buenos Aires (CABA) y el conurbano bonaerense (GBA).

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El valor refleja una caída del orden del 1% en relación con los precios consolidados durante el mes de febrero y una suba del 30% cuando se lo relaciona con las cotizaciones de abril del año anterior.

Tal como se muestra en la gráfica adjunta, los valores medidos en dólares (tomando la paridad oficial a fines de cada mes) reflejan en marzo una caída en los precios de la manzana del orden del 5% respecto de febrero y una suba del 10% en términos interanuales.

Tomando los indicadores de inflación elaborados por el organismo oficial, se puede anticipar que el valor del kilo de esta pomácea se derrumbó en este período bajo análisis, al computar una suba promedio de precios del 6,7% en marzo y del 55% de los últimos doce meses.

Distorsiones

Cuando tomamos la evolución del precio de la manzana en este último año y lo comparamos con el ritmo que tuvieron algunos indicadores de la economía argentina, claramente se observa la distorsión de precios relativos que existe sobre este producto y de lo que tanto se habla que hay que corregir.

En una economía relativamente estabilizada -como se puede observar en cualquier otro país de la región- los precios de un kilo de fruta están relacionados, entre otros puntos, con la estacionalidad del producto y la evolución de la inflación general.

La estacionalidad está bien definida en los valores dolarizados de la manzana; los precios tradicionalmente bajan con la mayor oferta poscosecha y comienzan a subir durante el segundo semestre del año. Sin embargo, al tomar como referencia las cotizaciones en moneda local, esta variable tiende a diluirse.

Esto se da consecuencia de la distorsión de precios relativos que existe en la economía argentina, entre los que podemos mencionar:

-Inflación. Mientras que los indicadores del IPC elaborados por el Indec señalan que la inflación interanual en marzo creció por encima del 55%, los precios finales de la manzana lo hicieron a una tasa del 30%.

-Paridad cambiaria. El dólar oficial, variable determinante para definir la competitividad de las exportaciones, en los últimos doce meses se movió a una tasa del 18% en relación con el peso, generando enormes distorsiones al compararlos con otros indicadores, como puede ser el tradicional IPC que fue poco más del 55%.

-Costos. Estudios privados dan cuenta que los costos del sistema frutícola crecieron en promedio -tomando el período marzo 2022 contra abril 2021) en torno al 56%; lejos de la suba registrada por el producto en góndola que fue del 20% en los últimos doce meses. Fertilizantes, combustibles, insecticidas y mano de obra, fueron variables dentro de los costos que crecieron por encima de la media mencionada.

Frente a este complejo escenario está claro que, de no existe por parte del Gobierno una corrección de las variables macroeconómicas que aplaque esta distorsión de precios relativos, la crisis del sector frutícola continuará con su proceso de deterioro y se profundizará la concentración de la actividad en pocas manos.